Lindo artículo de Clotilde Sarrió sobre la diferencia entre vulnerabilidad y debilidad:
Quienes ridiculizan o infravaloran a quienes exhiben fácilmente su sensibilidad, propician la inercia de aprovecharse de las personas extravertidas al dar por supuesto que ser sensible es ser débil y por lo tanto vulnerable, cuando la realidad demuestra que no siempre es así, algo que puede producir graves fiascos que reviertan contra quienes tienen esta falsa creencia.
Sin embargo, para muchos, la sensibilidad es un motivo de vergüenza que les dificulta en la comunicación sobre todo cuando entran en juego los sentimientos.
Buena parte de culpa de esta vergüenza la tiene el cliché de la vulnerabilidad que se atribuye a quienes exteriorizan los sentimientos. Es por ello que quienes consiguen abandonar esta creencia impuesta —las más de las veces se logra a través de psicoterapia— experimenta un bienestar, seguridad, madurez y firmeza hasta entonces desconocidas.
Otra consecuencia es que el paciente se sentirá capaz de conectar de nuevo con las emociones que mantuvo soterradas. Esto permitirá que florezca una sensibilidad, que en un principio, tal vez le desconcertará (puede incluso creer que ha empeorado), cuando en realidad se trata de un signo de mejoría que podrá disfrutar al aplicar las nuevas habilidades adquiridas y poder sentir de otro modo.