Saboreando todavía las caricias del sol, la tibieza de la arena, la frescura del agua, el aire mágico de montaña, los lindos momentos familiares, los imprevistos superados, desarmando bolsos y valijas, nuevamente ahí… el fiel cansancio: ¿Cómo es posible este suceso?!
Después de las vacaciones suele aparecer el cansancio, de otro tipo pero cansancio al fin que incluso puede estar con cierto matiz de tristeza, el síndrome postvacacional.
¿También te sientes con cansancio? (otra vez)
Según Byung-Chul Han (2019), filósofo, ensayista y profesor surcoreano, llama sociedad del cansancio al fenómeno contemporáneo de experimentar cansancio emocional y físico persistente ya sea por diversas presiones sociales, laborales, personales, tecnológicas de la vida diaria. Se destaca la saturación y constante demanda junto con ciertas características:
- Conexión digital y soledad: la conexión digital comúnmente se traduce en una experiencia solitaria y emocionalmente agotadora. ¡Quién iba a pensar que el WiFi no era la panacea para la soledad!
- Fatiga en lugar de represión: lejos de la imagen de un policía malhumorado, en este mundo somos nuestras propias autoridades, jefes exigentes. La fatiga, trend topic de los adultos.
- Exceso de positividad: se destaca el intenso interés contemporáneo por la productividad y el rendimiento constante. ¡Hay que estar bien! (incluso estando mal), no hay tiempo que perder procesando emociones, experiencias, sensaciones o pensamientos que incomoden.
- Imperativo de la transparencia: nuestra sociedad valora la transparencia y la visibilidad. Pero ¡cuidado! Este imperativo puede resultar en una sobrecarga de autovigilancia y ansiedad. ¡Más transparencia, más ansiedad! Algo así como un episodio de un reality show donde somos los protagonistas voluntarios – refiere a esto como autoexplotación -.
- Individualismo y competencia: el nuevo contrato social donde a veces se confunde amor propio o autorrespeto con individualismo a ultranza, y la competencia, desenfrenada nos llevan a un agotamiento generalizado. ¿Te sentís como si estuvieras corriendo una maratón sin fin continuamente o sentís que tu pasto no es tan verde como el del vecino? ¡No estás solo!
- Desaparición del otro: en un mundo donde todos somos estrellas de nuestro propio reality show, la empatía y la comprensión mutua pueden ser las víctimas colaterales.
En este contexto, las vacaciones toman lugar sumamente protagónico, un oasis a mitad de camino.
Agua salada, alma lavada
Una vez alcanzado ese impasse, conquistado ese tiempo libre, es posible que nos encontremos con menos problemas o que percibamos una disminución en el estrés por varias razones:
- Cambio de entorno: otra ubicación, principalmente al aire libre y actividades diferentes pueden proporcionar un descanso necesario del entorno (Kaplan S., 1995) y de las rutinas habituales, reduciendo la exposición a factores estresantes cotidianos;
- Desconexión: es más probable que nos desconectemos de las preocupaciones laborales y otras responsabilidades, lo que permite un descanso mental y emocional (Fritz et. al, 2011);
- Tiempo libre: poder disponer del tiempo durante las vacaciones permite relajarse, dedicarse a actividades placenteras y disfrutar de momentos de ocio, lo que brinda una sensación general de bienestar (Zawadzki et. al, 2015);
- Mayor contacto social: momentos con amistades y familiares, puede mejorar el estado de ánimo y dar apoyo social (Cohen, S., & Wills, T. A., 1985) disminuyendo así la sensación de soledad o aislamiento;
- Menos presión y expectativas: las expectativas laborales y sociales frecuentemente se reducen en este período, lo que puede aliviar la presión y permitir una mayor flexibilidad en la planificación y realización de actividades.
Es importante destacar que estas condiciones pueden variar según la persona y el tipo de vacaciones. Aunque las vacaciones ofrecen un respiro, es esencial abordar las fuentes de estrés en la vida diaria para mantener un bienestar sostenible.
Fin de fiesta… Síndrome postvacacional y cómo recuperarnos
Existe un fenómeno conocido como “depresión postvacacional” o “síndrome postvacacional” – término descriptivo, no atribuible a la nosografía establecida en el DSM V o explicable por alguna condición clínica-. Se refiere a los sentimientos de tristeza, ansiedad o estrés que algunas personas experimentan al regresar al trabajo o a la rutina diaria después de un período de vacaciones. Esta transición puede generar una sensación de desánimo al enfrentarse nuevamente a responsabilidades y demandas laborales.
Con el regreso al trabajo aumenta el riesgo de regresar a procesos cognitivos como la rumia, ese sobre pensar demasiado, uno de los factores estresantes agudos que puede convertirse en reacciones de carga crónicas y salud adversa. Se sugiere el desapego mental como una forma de interrumpir esta cadena. A pesar de la importancia de desconectarse mentalmente del trabajo durante el tiempo libre, en el estudio de Smyth et al., 2020 se notó que para los trabajadores esto representaba una dificultad (experimentando la representación mental constante de los factores estresantes relacionados con el trabajo, independientemente de su ausencia). La investigación se centró en evaluar el uso de una aplicación de teléfonos inteligentes diseñada para el desarrollo de conductas de desapego mental del aspecto laboral con la intención de extender los efectos beneficiosos de las vacaciones de los trabajadores (donde participaban naturalmente en suficientes actividades de recuperación) en su vida laboral diaria ya que este comportamiento beneficioso no se sostenía espontáneamente.
Los factores que contribuyen al síndrome postvacacional incluyen la adaptación a la relajación de las vacaciones, el contraste entre el tiempo libre y las obligaciones laborales, y la nostalgia por la libertad de las vacaciones. Es importante destacar que estos sentimientos suelen ser temporales y tienden a disminuir con el tiempo a medida que uno se readapta a la rutina.
Para mitigar estos efectos, es útil e importante:
- Planificar un regreso gradual al trabajo (en la medida de lo posible);
- Mantener expectativas realistas;
- Buscar formas de integrar aspectos positivos de las vacaciones en la vida diaria;
- Recordar el rol del sueño fisiológico ya que la calidad del sueño puede mejorar el estado anímico para afrontar el siguiente día de trabajo, la recuperación del estrés laboral y la regulación emocional (Sonnentag, S. et. al, 2008).
La conciencia de estos sentimientos y la adopción de estrategias para gestionar el estrés pueden ayudar a facilitar la transición postvacacional de modo tal que se logren mantener algunas actividades o consolidar hábitos pequeños que favorezcan una jornada saludable o al menos, no tan agobiante hasta que llegue el próximo y tan anhelado período de descanso.
Referencias:
- American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed.). Madrid: Editorial Médica Panamericana
- Byung-Chul Han. (2019). La sociedad del cansancio. Herder Editorial. Barcelona.
- Cohen, S., & Wills, T. A. (1985). Stress, social support, and the buffering hypothesis. Psychological Bulletin, 98(2), 310-357.
- Fritz, C., Lam, C. F., & Spreitzer, G. M. (2011). It’s the little things that matter: An examination of knowledge workers’ energy management. Academy of Management Perspectives, 25(3), 28-39.
- Kaplan, S. (1995). The restorative benefits of nature: Toward an integrative framework. , 15(3), 169–182. doi:10.1016/0272-4944(95)90001-2.
- Smyth A, de Bloom J, Syrek C, Domin M, Janneck M, Reins JA, Lehr D. Efficacy of a smartphone-based intervention – “Holidaily” – promoting recovery behaviour in workers after a vacation: study protocol for a randomised controlled trial. BMC Public Health. 2020 Aug 26;20(1):1286. doi: 10.1186/s12889-020-09354-5. PMID: 32843021; PMCID: PMC7448331.
- Sonnentag, S., Binnewies, C., & Mojza, E. J. (2008). “Did you have a nice evening?” A day-level study on recovery experiences, sleep, and affect. Journal of Applied Psychology, 93(3), 674-684.