Ante una situación como la que estamos atravesando, una situación tan inesperada como complicada, no es difícil imaginar lo que en muchos momentos algunos/as de vosotros/as estáis sintiendo. ¿Miedo, tristeza, enojo? ¿En momentos de forma más intensa que en otros, verdad? Lo mismo que yo, y es que esto es completamente normal. Es una respuesta derivada de falta de control y predictibilidad, de la falta o gran limitación de fuentes potentes de satisfacción a las que estábamos acostumbrados/as, y la aparición repentina de nuevas circunstancias adversas, para algunos/as más que para otros/as (pérdida de algún ser querido, del trabajo, de una relación, de un proyecto, convivencias forzadas, etc).
Sin embargo, también quisiera mencionar que dentro de toda esta situación están emergiendo iniciativas prosociales también impactantes, nuevos recursos (seguramente has participado ya en alguna conferencia o clase virtual muchas de libre acceso, o has sido testigo de esos comportamientos altruistas de tus vecinos para con los otros, y otras sorpresas lindas que muy probablemente vendrán). En fin, de cara a la toma de perspectiva, creo que es eficaz ver la otra cara de la moneda. Aún así, lo cierto es que estamos a la puerta de una crisis económica de gran peso y esto, por supuesto, sabemos que derivará en un gran sufrimiento para muchos/as de nosotros/as.
Nuestra opinión es que tenemos que ser muy cautelosos/as y dejar de crear una alarma social que puede obedecer, como bien sabemos, a otro tipo de intereses, que no precisamente el alivio del sufrimiento humano. Que tenemos que dejar de patologizar lo que es una respuesta adaptativa, incluso un problema psicológico, contemplando por tanto, no sólo los factores individuales, sino también esos factores contextuales que están incidiendo, para así poder dirigir mejor nuestros esfuerzos como profesionales y como sociedad.
Finalmente queremos hacer hincapié en el amplio valor del conocimiento sobre el comportamiento humano que tenemos, como instrumento para el desarrollo de intervenciones que potencien conductas más eficaces en los nuevos y variados contextos que se nos plantean.
Es por este motivo que numerosos profesionales de la psicología, de diferentes países y contextos, tanto privado como públicos, nos hemos reunido para elaborar el siguiente manifiesto que pretendemos llevar a los medios, y ¡Necesitamos tu apoyo, necesitamos tu voz!. Para ello solamente te pedimos que, si estás de acuerdo con los planteamientos que en seguida se exponen, sigas el enlace al final del post para firmar. De antemano, te agradecemos muchísimo :-)
MANIFIESTO
Estamos a las puertas de una crisis económica sin parangón en las últimas décadas. Ante esta situación, no es difícil predecir que sus consecuencias conllevarán un enorme sufrimiento para muchas personas, especialmente para aquellas que se encuentran en circunstancias que las hacen más vulnerables. Los/as profesionales de la psicología trabajamos en primera línea y codo a codo con otros/as profesionales para mitigarlo, y es precisamente por eso que hemos visto la urgencia de poner sobre la mesa la necesidad de aportar una forma más útil de entender y abordar ese sufrimiento.
Hace ya mucho que la psicología y amplios sectores de la psiquiatría denuncian la falta de base científica de los denominados “modelos biomédicos” en la práctica profesional y su nula utilidad a la hora de abordar el malestar de las personas. Manuales como el DSM-5 o la CIE-11 tienen como objeto, nunca ocultado, la consideración del malestar individual como trastornos, cuando no enfermedades, para facilitar la gestión sanitaria de estos problemas así como las políticas de aseguradoras, farmacéuticas, etc. Frente a esta perspectiva, es el momento de cambiar la manera en la que consideramos el sufrimiento y los problemas que lo causan y aportar lo que humildemente podamos para mejorar la vida de la gente.
1 – Sufrimiento no es igual a patología
Uno de los asuntos en los que más se ha insistido a lo largo de esta pandemia es en el impacto en la salud mental del confinamiento. Hay posiciones de todos los tipos, desde los más agoreros, que hablan de una “epidemia de traumas”, hasta quienes sostienen que el impacto real será mínimo y que se concentrará en ciertos grupos específicos, concretamente los que han estado en primera línea de atención sanitaria, los que han perdido a familiares y amigos cercanos, los que ya tenían problemas serios de salud mental y los que sufran otro tipo de pérdidas derivadas de esta situación (ruptura de pareja, pérdida y empeoramiento del empleo, etc.)
Entendemos que la patologización del sufrimiento es un recurso de poca ayuda para quienes sufran las consecuencias durante y después del confinamiento, sino que además puede suponer una doble victimización. La consideración del sufrimiento como algo “patológico” y el uso de etiquetas psiquiátricas distrae de atender a las causas socioeconómicas y laborales que pueden estar detrás de este sufrimiento en muchos casos y dirige la atención a cómo se muestra, convirtiendo esas respuestas en síntomas y abordándolo desde una perspectiva fundamentalmente psicofarmacológica.
El objetivo principal de este punto es señalar estos factores contextuales como foco principal de las intervenciones dirigidas a analizar y solventar gran parte de este sufrimiento, sin menoscabo de la necesaria atención terapéutica cuando sea necesario. Si, como vaticinan los economistas, lo que nos encontramos al salir del confinamiento es un déficit económico sin parangón con sus secuelas (desempleo masivo, un estado mermado para atender a las necesidades básicas de la población, además de un gran número de personas que no podrá mantener sus niveles de bienestar), la sola atención a sus consecuencias será tan efectiva como dar analgésicos a quien está siendo apaleado.
2 – A diferentes niveles de problemas, diferentes abordajes
Siempre es el individuo el que sufre, pero no todas las causas del sufrimiento son individuales ni su abordaje es principal y necesariamente a ese nivel. No se trata de negar la viabilidad y necesidad de una intervención individual, que en muchos casos es y será imprescindible, pero sí de señalar que las causas psicológicas (es decir, individuales) que llevan a ese sufrimiento no pueden ser abordadas con el simple uso de psicofármacos. Para estos casos en los que el sufrimiento se debe principalmente a factores individuales, la intervención psicológica debe ser el abordaje de primera elección.
El gran problema que nos legan los modelos biomédicos imperantes en salud mental, principalmente en la psiquiatría pero también en la psicología, es que sobreestiman los factores individuales y se centran en la atención a un sujeto atomizado y aislado de otros. El padecimiento mental está fuertemente ligado a las condiciones de vida de las personas y requiere de acciones a niveles supraindividuales para su prevención y reducción. La pobreza, la desigualdad, las condiciones laborales y habitacionales y sus consecuencias directas no pueden convertirse en problemas individuales ni requieren ser intervenidas a título individual. Proteger la salud mental de las personas supone contar con medios materiales que garanticen su calidad de vida.
3 – La psicología pone sus conocimientos a disposición de la sociedad
La eficacia de las intervenciones psicológicas individuales es un fenómeno probado en el que solamente hay que insistir cuando pretende ser sustituida por la psicofarmacología. En este contexto, lo que toca reclamar es que todas aquellas personas que puedan y quieran beneficiarse de este tipo de intervenciones tengan acceso a aquellas de más calidad y mejor fundamentadas.
Sin menoscabo de ello, es importante señalar que la psicología no solo cuenta con conocimientos y procedimientos aplicables a la terapia individual y dirigidos a abordar los problemas psicológicos. Buena parte del conocimiento sobre el comportamiento humano puede servir para desarrollar intervenciones grupales, comunitarias y de salud pública que favorezcan conductas saludables y prevengan la aparición de una amplia variedad de problemas colectivos.
Para apoyar el manifiesto
La firma del manifiesto supone únicamente dar apoyo a las ideas expresadas en el mismo. Seguiremos recogiendo firmas hasta finales de mayo y el 1 de junio será enviado a los medios con todas las firmas de las personas que lo hayan suscrito. Este manifiesto es TUYO, así que puedes firmarlo, compartirlo y hacer tuyos sus planteamientos y argumentos. Para firmarlo, simplemente sigue el siguiente enlace y rellena el formulario.
Doy mi apoyo al documento CÓMO VAMOS A ABORDAR EL SUFRIMIENTO QUE VENDRÁ