Nuestra dieta y hábitos alimenticios no sólo afectan nuestro cuerpo sino también la de nuestra descendencia. Una buena alimentación, baja en grasas, azúcares y productos procesados durante los meses de gestación, puede aportar importantes beneficios en el sano desarrollo de los bebés y hasta reducir el riesgo de desarrollar un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), según un estudio del Journal of Child Psychology and Psychiatry.
La investigación fue desarrollada por un grupo de científicos del King’s College London y la Universidad de Bristol. Sus datos aportan la primera evidencia que relaciona una mala dieta de la madre con problemas de conducta y TDAH en los hijos.
En este estudio se evaluó cómo la dieta de las madres afectó los cambios epigenéticos del gen IFG2, el cual está involucrado en el desarrollo del cerebelo y el hipocampo, dos áreas relacionadas con el TDAH. La muestra estuvo compuesta por 83 niños con problemas de conducta y 81 niños que no tenían problemas significativos de conducta.
Como era de esperarse, los investigadores encontraron que la mala nutrición de las madres durante los meses de gestación (dietas basada en alimentos procesados, altos en grasas y azúcar) tuvo una mayor relación con los cambios producidos en el gen IGF2, en los niños que más problemas de conducta tenían. También se asoció con mayores síntomas de TDAH en niños de entre 7 y 13 años de edad. Los investigadores añaden que la asociación entre la dieta y el TDAH sólo se halló en el niños que presentaron problemas de conducta desde temprana edad.
Los autores terminan su investigación diciendo que una buena dieta prenatal podría reducir los riesgos de los síntomas de TDAH y problemas de conductas en los niños. Es necesario que las madres reciban guías y recomendaciones para obtener la mejor alimentación según sus necesidades y posibilidades.
Fuente: ScienceDaily