Generalmente se piensa que el embarazo es un tiempo de felicidad y bienestar para la mujer. Sin embargo, para muchas mujeres, el embarazo y la maternidad aumentan su vulnerabilidad hacia condiciones psiquiátricas tales como depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación y psicosis. Los síntomas de dichas condiciones pueden pasar desapercibidos por ser atribuidos a los cambios temperamentales o fisiológicos sufridos en el embarazo. Sumado a esto, los trastornos suelen ser poco tratadas por la preocupación sobre los efectos dañinos que pudieran tener los medicamentos.
La depresión en las embarazadas
Durante el embarazo, es difícil distinguir algunos síntomas de esta condición de la experiencia normal de embarazo, piensa por ejemplo en los cambios en el sueño, apetito o energía. Aunque el 70% de las mujeres reporta algunos síntomas de humor negativo durante el embarazo, se ha mostrado que la prevalencia de mujeres que satisfacen los criterios para un diagnóstico de depresión ronda por el 13,6% a las 32 semanas de gestación y el 17% a las 35 a 36 semanas de gestación. El curso de la depresión varía durante el embarazo: la mayoría de los estudios reportan un pico en los síntomas durante el primer y el tercer trimestres y mejoras durante el segundo. En una investigación nueva, se observó que más mujeres se deprimieron entre las 18 y 32 semanas de gestación que entre las 32 semanas de gestación y las 8 semanas de postparto.
La depresión es el trastorno psiquiátrico más comúnmente asociado con el embarazo.
Muchos factores de riesgo y correlatos psicosociales se han identificado como contribuidores de la depresión en el embarazo. Los factores de riesgo más claros que se han identificado son historia de depresión, discontinuación de la medicación en una mujer con historia de depresión, historia previa de depresión postparto e historia familiar de depresión. Por otro lado, los correlatos psicosociales que suelen contribuir son: actitud negativa hacia el embarazo, falta de apoyo social, estrés asociado a eventos negativos y una pareja o miembro de la familia al que el embarazo le cause infelicidad (estudios 1 y 2).
La depresión dejada sin tratamiento durante el embarazo, ya sea porque no se reconocieron los síntomas o por las preocupaciones relacionadas a los efectos de la medicación, puede llevar a una multitud de consecuencias negativas, que incluyen falta de compromiso con las recomendaciones sobre los cuidados prenatales, nutrición y cuidados propios pobres, automedicación, uso de alcohol y otras drogas, pensamientos suicidas y pensamientos de hacerle daño al feto y el desarrollo de depresión postparto luego de nacido el bebé.
Es difícil distinguir algunos síntomas de esta condición de la experiencia normal de embarazo
Un estudio que examinó a 1123 pares madre-infante reportó que los niños de madres deprimidas en el embarazo mostraron menos expresiones faciales positivas y vocalizaciones, y que también eran más difíciles de consolar. En consecuencia, la relación entre la depresión materna y los problemas tempranos en la niñez podrían ser parte de una secuencia que empieza con síntomas depresivos durante el embarazo.
El tratamiento para la depresión en el embarazo se basa en el mismo tipo de terapias utilizadas para la depresión en cualquier momento de la vida, con la necesidad adicional de asegurar la seguridad del feto. Las psicoterapias que han sido reconocidas como efectivas para el tratamiento de la depresión incluyen a la Terapia Cognitiva y la Activación Conductual. La educación y el apoyo también son importantes, ya que al ser el embarazo una experiencia única para la mujer, algunas pueden no saber qué esperar. Si se opta por un tratamiento farmacológico se debe ser claro con la paciente y, de ser posible, su pareja con respecto a los riesgos y beneficios de dicho tratamiento.
Trastornos de Ansiedad en el embarazo
Existen datos sobre algunos trastornos de este tipo, como los ataques de pánico o el trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, sobre otros hay muy poca información (por ejemplo,fobia social y trastorno de ansiedad generalizada).
Ataques de pánico
El curso de los trastornos de ansiedad durante el embarazo es variable y poco claro. Aunque existen reportes de casos de mujeres embarazadas que sufrían de ataques de pánico antes del embarazo, en los cuales se sugiere que los síntomas disminuyen durante el embarazo, otros estudios encontraron que dicha disminución no se da en mujeres que sufrían ataques de pánico pre-embarazo.
Adicionalmente, un subgrupo de mujeres podría experimentar primeras apariciones de ataques de pánico durante el embarazo. Los profesionales deberían chequear a estas pacientes por posibles trastornos de la tiroides. Los posibles efectos de la ansiedad y los ataques de pánico en el curso del embarazo y la salud del feto no son bien entendidos. Un estudio mostró una correlación entre el aumento de la ansiedad y el aumento de la resistencia del flujo sanguíneo en la arteria uterina. La correlación entre los niveles de cortisol del plasma en la madre y en el feto podrían tener implicaciones en el cerebro en desarrollo de éste último. El tratamiento de los ataques de pánico en el embarazo pueden incluir terapias farmacológicas, particularmente benzodiacepinas como sedantes en las noches y alivio sintomático y antidepresivos. También se pueden tratar con terapias no farmacológicas, como la TCC, técnicas de relajación, higiene del sueño y asesoramiento en la dieta.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo
El TOC se caracteriza por pensamientos que no pueden ser controlados (obsesiones) y conductas repetitivas o rituales en respuesta a estos pensamientos (compulsiones) que no pueden ser controlados.Algunas investigaciones sugieren que las mujeres podrían tener un mayor riesgo de comienzo de un TOC durante el embarazo y el período postparto. En un estudio de mujeres diagnosticadas con TOC, el 39% de las participantes reportó que el trastorno comenzó durante el embarazo. Los tratamientos disponibles son los mismos que para personas no embarazadas, TCC y farmacoterapia.
Trastorno de Ansiedad Generalizada
Un estudio reciente que contó con 2793 participantes, encontró que el 9.5% sufrió de Trastorno de Ansiedad Generalizada en algún punto del embarazo. Los síntomas de ansiedad eran mayores en el primer trimestre y disminuían mientras el embarazo avanzaba. Factores de riesgo en este caso eran: episodios previos de TAG, educación, apoyo social e historia de abuso infantil. Estas pacientes pueden beneficiarse de terapias que incluyan técnicas de minfulness, aceptación y estrategias de activación conductual.
Los trastornos de la alimentación durante el embarazo han sido vinculados con mayores tasas de abortos involuntarios y bajo peso al nacer.
Fobia Social
No hay datos sobre fobia social de inicio en el embarazo o fobia social preexistente en personas embarazadas. Un pequeño número de mujeres experimentan tocofobia, o miedo al embarazo y el parto. Estas pacientes son más propensas a experimentar depresión postparto si se les niega el parto que ellas eligen.
Trastornos de la Alimentación en el embarazo
La prevalencia de estos trastornos en mujeres embarazadas es de aproximadamente 4.9%. Aunque algunos estudios sugieren que la severidad de los síntomas podría disminuir durante el embarazo, hay muchas consecuencias negativas tanto para la madre como para el niño. Por ejemplo, un estudio encontró que las mujeres embarazadas con trastornos de la alimentación activos parecían tener mayor riesgo de que el parto fuera por cesárea y de sufrir depresión postparto. Sumado a esto, los trastornos de la alimentación durante el embarazo han sido vinculados con mayores tasas de abortos involuntarios y bajo peso al nacer.
Psicosis en el embarazo
Aunque los episodios de psicosis durante el embarazo son raros, las mujeres con historial de esta condición tienen un mayor riesgo de reincidencia.
Un estudio encontró que.el embarazo parece empeorar la salud mental de la madre con esquizofrenia. Algunas mujeres presentan negación psicótica del embarazo, síntoma que de no ser abordado puede representar un factor de riesgo. En el postparto, estas mujeres pueden ser especialmente susceptibles a exacerbaciones agudas de la esquizofrenia.
Por otro lado, un meta-análisis que contó con datos de 12 estudios que incluyeron a 700 sujetos con esquizofrenia y 835 sujetos en el grupo control, encontró asociaciones significativas entre el trastorno y la ruptura prematura de la membrana, edad gestacional menor a 37 semanas y uso de incubadora y resucitación. Otra investigación también encontró que tenían más riesgo de parto prematuro y además, la esquizofrenia durante el embarazo, se asociaba a bajo peso al nacer.
En cuanto al tratamiento, la psicoeducación podría reducir el riesgo de complicaciones en el embarazo. Las terapias breves enfocadas también pueden ser útiles para algunas pacientes con dicha condición psicológica. Con respecto al tratamiento farmacológico, un estudio de dos casos de mujeres medicadas con clozapina para la esquizofrenia durante el embarazo, no observó riesgos en el embarazo, parto, la salud de la madre ni del bebé.
Trastorno bipolar
Una investigación observó que la interrupción del estabilizador del ánimo, sobre todo de repente, durante el embarazo conlleva un alto riesgo de nueva morbilidad en mujeres con trastorno bipolar, especialmente para depresión temprana y estados disfóricos.
Se recomienda que, en mujeres con historia de Trastorno Bipolar, la decisión de utilizar o no los estabilizadores de ánimo se haga luego de una evaluación de riesgos y beneficios, considerando también factores como: número y severidad de los episodios, nivel de insight, apoyo familiar y los deseos de la persona. Es muy importante el monitoreo psicológico cuidadoso de los síntomas durante el embarazo.
Fuente: BCMedicalJornal