Durante mucho tiempo, la psiquiatría ha trazado fronteras entre los trastornos psicóticos, como la esquizofrenia, y los trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar o la depresión mayor. Pero hay una condición que parece habitar una tierra de nadie, donde ambas dimensiones conviven y se entrelazan de forma confusa y persistente: el trastorno esquizoafectivo.
Lejos de ser una curiosidad diagnóstica, el trastorno esquizoafectivo representa un desafío clínico significativo por su complejidad, su impacto funcional y la dificultad para establecer un diagnóstico certero. En este artículo vamos a explorar qué es este trastorno, cómo se origina, qué opciones de tratamiento existen y qué pueden hacer las personas que conviven con él.
Un diagnóstico de frontera
El trastorno esquizoafectivo combina características de dos grandes grupos diagnósticos: los síntomas psicóticos propios de la esquizofrenia (como alucinaciones, delirios o desorganización del pensamiento) y los síntomas afectivos típicos de los trastornos del estado de ánimo (ya sea depresión mayor, manía o hipomanía).
Para que se haga este diagnóstico, deben cumplirse varios criterios (según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5):
- Un episodio mayor del estado de ánimo (depresivo o maníaco) debe estar presente junto con síntomas característicos de la esquizofrenia.
- Alucinaciones o delirios deben ocurrir durante al menos dos semanas en ausencia de un episodio del estado de ánimo, lo cual diferencia este trastorno de un trastorno del estado de ánimo con características psicóticas.
- Los síntomas del estado de ánimo deben estar presentes durante la mayor parte del tiempo en que el paciente ha estado enfermo.
- La alteración no puede ser causada por el uso de sustancias u otra condición médica.
Existen dos tipos: el tipo bipolar (si los episodios del estado de ánimo incluyen manía o una mezcla de manía y depresión) y el tipo depresivo (si solo hay episodios depresivos mayores).
¿De dónde viene el trastorno esquizoafectivo?
El origen del trastorno esquizoafectivo no está del todo claro, en parte porque el propio diagnóstico es motivo de debate dentro del campo psiquiátrico. Algunos investigadores consideran que el trastorno esquizoafectivo podría ser una forma de esquizofrenia con síntomas afectivos prominentes, mientras que otros lo ven como una variante del trastorno bipolar con síntomas psicóticos prolongados.
Dicho esto, los estudios disponibles sugieren que su origen es multifactorial:
- Factores genéticos: Existen antecedentes familiares tanto de esquizofrenia como de trastornos del estado de ánimo en personas con esquizoafectivo, lo que apunta a una vulnerabilidad heredada.
- Alteraciones neurobiológicas: Disfunciones en los sistemas dopaminérgico y serotoninérgico, cambios estructurales en el cerebro (como agrandamiento de ventrículos o reducción del volumen del hipocampo) y anormalidades en la conectividad cerebral podrían estar involucradas.
- Factores ambientales: Eventos estresantes tempranos, abuso infantil, trauma psicológico y consumo de sustancias como el cannabis o psicoestimulantes pueden aumentar el riesgo.
- Curso del neurodesarrollo: Algunos expertos proponen que el esquizoafectivo es resultado de una alteración en el desarrollo del sistema nervioso central que se manifiesta con síntomas psicóticos y afectivos superpuestos.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del trastorno esquizoafectivo debe abordar ambos componentes del cuadro: los síntomas psicóticos y los síntomas del estado de ánimo. En este sentido, se requieren abordajes combinados y adaptados a las necesidades de cada paciente. A continuación, se describen las principales estrategias:
Tratamiento farmacológico
Es la piedra angular del tratamiento y suele requerir una combinación de medicamentos:
- Antipsicóticos: Medicamentos como la risperidona, olanzapina, aripiprazol o paliperidona (el único aprobado por la FDA específicamente para el trastorno esquizoafectivo) son utilizados para reducir los síntomas psicóticos y estabilizar el ánimo.
- Estabilizadores del ánimo: El litio, el ácido valproico o la lamotrigina pueden ser usados especialmente en la variante bipolar.
- Antidepresivos: En la variante depresiva, se pueden incorporar ISRS como la sertralina o la fluoxetina, con cuidado de no inducir síntomas maníacos.
La elección y combinación de medicamentos se hace en función del subtipo, los síntomas predominantes y la respuesta individual.
Psicoterapia
La evidencia sugiere que la psicoterapia puede ser un complemento fundamental al tratamiento farmacológico. Algunas formas útiles son:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Ayuda a las personas a identificar y modificar patrones de pensamiento distorsionados, manejar los síntomas residuales y reducir el impacto del estrés.
- Terapias de tercera generación, como la terapia de aceptación y compromiso (ACT) o la terapia basada en mindfulness, también han mostrado beneficios en la psicosis crónica, al mejorar la flexibilidad psicológica y el funcionamiento global.
- Psicoeducación y terapia familiar: Orientadas a mejorar el conocimiento sobre el trastorno, aumentar la adherencia al tratamiento y reducir el riesgo de recaídas.
Rehabilitación psicosocial
Las personas con trastorno esquizoafectivo pueden experimentar deterioro funcional importante en áreas como el trabajo, las relaciones sociales o el autocuidado. Por eso, el tratamiento debe incluir:
- Entrenamiento en habilidades sociales
- Apoyo para la inserción laboral o educativa
- Terapias ocupacionales
- Redes de apoyo comunitario
La integración en actividades significativas puede marcar una gran diferencia en el pronóstico a largo plazo.
Pronóstico y calidad de vida
Aunque el trastorno esquizoafectivo tiende a tener un curso más favorable que la esquizofrenia pura, el pronóstico sigue siendo muy variable. Algunas personas pueden lograr una buena estabilidad con tratamiento, mientras que otras atraviesan episodios severos o recaídas frecuentes.
Factores que mejoran el pronóstico:
- Inicio más tardío del trastorno
- Buen funcionamiento premórbido (antes del primer episodio)
- Presencia de síntomas afectivos predominantes
- Buena respuesta a medicamentos y adhesión al tratamiento
- Red de apoyo sólida
Aun así, la carga del trastorno es considerable. Las personas pueden experimentar hospitalizaciones frecuentes, desempleo, aislamiento social y dificultades para mantener relaciones estables.
Recomendaciones para pacientes y familias
- No abandonar el tratamiento: Es común sentirse mejor y pensar que ya no es necesario tomar medicamentos, pero suspenderlos puede aumentar el riesgo de recaída. Es importante consultar siempre con el psiquiatra antes de hacer cualquier cambio.
- Buscar apoyo profesional: Además del psiquiatra, contar con un psicólogo y eventualmente con un trabajador social puede brindar contención emocional y apoyo en la vida diaria.
- Involucrar a la familia: Las familias pueden ser aliadas fundamentales si reciben orientación, comprensión y recursos adecuados para acompañar al paciente.
- Evitar el consumo de sustancias: El alcohol, el cannabis y otras drogas pueden agravar los síntomas y aumentar el riesgo de hospitalización.
- Establecer rutinas saludables: Dormir bien, comer de forma equilibrada, mantener cierta estructura diaria y hacer actividad física pueden mejorar el estado de ánimo y la estabilidad general.
- Aceptar el diagnóstico como un punto de partida, no como una condena: Aunque no existe una “cura”, muchas personas con trastorno esquizoafectivo logran vivir una vida significativa, desarrollar vínculos importantes y alcanzar metas personales.
Una condición real, no una categoría borrosa
El trastorno esquizoafectivo puede parecer un diagnóstico híbrido, una mezcla de etiquetas que no encajan del todo bien. Pero detrás del nombre técnico hay personas que atraviesan experiencias difíciles, intensas y a menudo incomprendidas. Acompañarlas con un enfoque basado en la evidencia, la compasión y el trabajo interdisciplinario es una deuda que aún tenemos con quienes habitan estos márgenes de la psiquiatría.
Referencias
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.).
- Malaspina, D., Owen, M. J., & Heckers, S. (2022). Schizoaffective disorder: A review of epidemiology, diagnosis, and treatment. Psychiatric Clinics of North America, 45(1), 1-14.
- Miller, T. J., et al. (2018). Cognitive-behavioral therapy for schizophrenia and schizoaffective disorder: Meta-analytic review and recommendations. Clinical Psychology Review, 62, 10–23.
- National Alliance on Mental Illness (NAMI). (2023). Schizoaffective Disorder. https://www.nami.org
- National Institute of Mental Health (NIMH). (2023). Schizoaffective Disorder Information Page. https://www.nimh.nih.gov