Las personas que trabajan en el mundo de la moda como modelos están en constante presión para mantener figuras delgadas, las características de su trabajo les ponen en riesgo de desarrollar trastornos de conducta alimentaria (TCA). A pesar de esto, un grupo de investigación se sorprendió al observar la baja cantidad de estudio en esa población.
¿Por qué es importante?
En un intento de evitar que abunden en los medios imágenes no saludables de cuerpos muy delgados, muchos países europeos han adoptado una política llamada “Ley de la imagen corporal”. Dicha ley establece un valor mínimo en el Índice de Masa Corporal (IMC) que toda persona que trabaje como modelo debe cumplir para considerarle saludable y poder continuar en su trabajo.
Recordemos que el IMC es un valor que se calcula con base en el peso y altura de una persona y se suele utilizar como herramienta de monitoreo de la salud. Sin embargo, se desconoce si esta medida es apropiada para estimar la salud física o mental.
Metodología
Examinaron la asociación entre el IMC medido por las y los experimentadores y la tendencia a trastornos de la conducta alimentaria en modelos. Para ello reclutaron a 67 mujeres que trabajaban como modelos profesionales y tenían entre 18 y 35 años y 218 mujeres que no eran modelos y tenían entre 18 y 37 años.
Todas las participantes completaron el cuestionario de examen de trastornos alimentarios (EDE-Q, por sus siglas en inglés), que evalúa la frecuencia de ciertas conductas que se dan en un TCA y otros componentes de los síntomas de dicho trastorno.
También se obtuvieron el peso y la altura de todas las participantes. Con estos datos se calculó el IMC.
Resultados
Luego de controlar por edad, las modelos mostraron:
- Más conductas relacionadas a controlar su ingesta de comida
- Un miedo ligeramente mayor de aumentar de peso
- Sentimientos ligeramente más negativos hacia el comer
- Puntajes algo más elevados en el EDE-Q
- Mayor abuso de laxantes
La población que no trabajaba como modelo mostraba más atracones acompañados de sentimientos de pérdida de control.
El equipo de investigación resalta un punto importante: de las 22 participantes de ambos grupos (modelos y no modelos) que llegaban al punto de corte para clasificarlas en un TCA clínicamente significativo, solo una tenía un IMC que caía debajo del punto de corte sugerido (18.5 o 18). Adicionalmente, en el grupo de participantes con un IMC “saludable”, un mayor IMC estaba asociado a puntajes más elevados del EDE-Q. En aquellas situaciones donde el IMC no era saludable, no se encontraba esta asociación.
Según los autores y autoras, sus resultados implican que el IMC no es una medida confiable de síntomas de TCA.
También resaltan que imponer un punto de corte para el IMC de las modelos podría enviar un mensaje erróneo: que todos los cuerpos delgados son poco saludables. Además podría promover un aumento en conductas de monitoreo del peso entre modelos, y tal vez aumentar el riesgo de desarrollar TCA.
Los investigadores sugieren formas alternativas de alentar a las personas a tener tallas corporales saludables:
- Requerir a los diseñadores la producción de un rango más amplio de talles en las ropas de muestra que sea incluido en las pasarelas, las sesiones de fotos y las publicidades.
- Métodos menos invasivos e implícitos para proteger la salud de las modelos.
- Referencia inmediata a un clínico cuando se necesite.
- Asegurar el acceso a tratamientos y apoyo adecuados para modelos en riesgo.
Referencia del estudio: Christina Ralph-Nearman, Hung-wen Yeh, Sahib S. Khalsa, Jamie D. Feusner, Ruth Filik, What is the relationship between body mass index and eating disorder symptomatology in professional female fashion models?, Psychiatry Research, Volume 293, 2020, 113358, ISSN 0165-1781, https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113358
Fuente: Psypost