Un riesgo que va en aumento:
La experta señala que el sueño, precisamente, es uno de los grandes damnificados de esta falta de exposición a la luz natural diurna: “Sabemos que la luz, sobre todo azul durante la noche, inhibe la secreción de melatonina, hormona del sueño, por lo que, si recibimos luz por la noche, nuestro sueño se ve afectado, pero también hay evidencia de que, para una correcta síntesis y secreción de melatonina por la noche, es esencial exponerse a luz natural a primera hora de la mañana. Si no se sintetiza melatonina puede dificultarse la conciliación del sueño y cuando conseguimos dormirnos, nuestro sueño será más superficial, menos profundo y reparador”, cuenta.