Como muchos de nosotros ya sabemos, nuestras mentes tienen mentes propias. Toda clase de pensamientos corren a través de ellas diariamente: algunos felices, algunos angustiantes, algunos raros, algunos graciosos — tantos pensamientos sobre los cuales no tenemos control. Algunos se quedan más de lo que nos gustaría, mientras que otros son fugaces.
La mayoría de nosotros filtra los pensamientos que son necesarios e importantes en cualquier momento, y le dan poca o ninguna atención al resto. Pero para otros, incluyendo a aquellos con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), rara vez es tan simple.
El TOC es complicado y hay muchos componentes que ocurren comúnmente como parte del trastorno. Uno de estos factores es la distorsión cognitiva, conocida como la fusión acción-pensamiento. Esto es cuando una persona cree que tener pensamientos malos o angustiantes es tan terrible como llevarlos a la acción.
Digamos que un pensamiento que involucra lastimar físicamente a alguien que es importante para ti se te viene a la cabeza. La mayoría de nosotros pensaría: “Qué extraño, ¿de dónde vino eso?”. Y luego seguimos con nuestras vidas. Pero no es así con aquellas personas que lidian con la fusión pensamiento-acción, no pueden simplemente dejarlo ir. Porque ellos creen que tener este pensamiento es tan horrible como llevarlo a la acción; no pueden simplemente descartarlo. ¡Imagínese qué aterrador debe ser esto! Y ciertamente no ayuda a la autoestima de uno; muchas de las personas con TOC sienten que deben ser muy malas personas por tener tales pensamientos.
Adicionalmente, la fusión pensamiento-acción suele también incluir la creencia de que tener estos terribles pensamientos de alguna manera puede hacerlos volverse realidad. Así que si tu crees que pensar hacerle daño a un ser querido puede causarle un daño real ¿qué harías? Muchos de nosotros trataríamos tanto como pudiéramos de dejar de pensar estas cosas. Y, dado que nuestras mentes tienen mentes propias, mientras más tratemos de no pensar en algo, menos podemos dejar de pensar en eso. No es difícil ver cómo este proceso puede conducir al desarrollo de obsesiones.
Aunque yo no tengo TOC, a veces puedo identificarme personalmente con diferentes aspectos del trastorno, hasta cierto punto. En términos de la fusión pensamiento-acción, me doy cuenta de que, en ocasiones, he sido supersticiosa acerca de tener algunos pensamientos negativos. Deja de pensar en eso, puede hacerse realidad. En realidad no creo que mis pensamientos puedan controlar lo que pasa, sin embargo me encuentro a mi misma tratando de frenar estos pensamientos de igual forma. No es muy diferente que sentir que tendras mala suerte si piensas o hablas sobre eso.
Una vez más vemos que los pensamientos y conductas de aquellas personas con TOC no suelen ser muy diferentes a los que tienen aquellos que no presentan el trastorno. Es la severidad lo que los diferencia. La fusión acción-pensamiento alimenta el TOC, la TCC con un terapeuta competente puede ayudar. Y una vez que esta distorsión cognitiva es conquistada, habrá mucha menos gasolina para encender el fuego del TOC.
Janet Singer, la autora de este artículo, ha escrito un libro sobre el tema, llamado Overcoming OCD: A journey to Recovery (Sobreponiéndose al TOC: Un viaje a la Recuperación) que puedes adquirir en inglés aquí.
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Artículo previamente publicado en Psychcentral y cedida su publicación a Psyciencia. Traducción realizada por Alejandra Alonso.
Fuente: Psychcentral