Un estudio de neuroimagen en jóvenes con trastorno límite de la personalidad muestra que la actividad cerebral de estos individuos al procesar expresiones faciales no difiere de la de individuos sanos. La única diferencia fue una menor variabilidad de la frecuencia cardíaca en comparación con participantes sanos. El artículo fue publicado en la revista Borderline Personality Disorder and Emotion Dysregulation.
El trastorno límite de la personalidad es una condición de salud mental caracterizada por una intensa inestabilidad emocional, comportamientos impulsivos y relaciones inestables. Las personas con trastorno límite de la personalidad experimentan cambios de humor rápidos, tienen un intenso miedo al abandono y un sentido distorsionado de sí mismos. Pueden participar en comportamientos de riesgo, tener dificultad para controlar la ira y luchar con sentimientos de vacío o soledad. Las personas con este trastorno también pueden experimentar disociación, una sensación de separación de sí mismos o de la realidad, especialmente cuando están bajo estrés.
Una de las características distintivas del trastorno límite de la personalidad es la desregulación emocional. Los rostros humanos son estímulos emocionales potentes, y los investigadores frecuentemente utilizan imágenes de rostros para estudiar el procesamiento emocional. Los resultados de estos estudios sugieren que las personas con trastorno límite de la personalidad a menudo tienen dificultades para interpretar con precisión las emociones en los rostros humanos. Esta incapacidad puede llevar a comportamientos maladaptativos y desafíos en las relaciones interpersonales que son comunes en estos individuos.
Investigaciones previas sobre individuos con trastorno límite de la personalidad identificaron patrones distintos de activación cerebral al ver rostros humanos, diferentes de los observados en individuos sanos. Específicamente, estudios anteriores encontraron un aumento de la actividad en la región de la amígdala del cerebro. El equipo de estudio tuvo como objetivo confirmar estos hallazgos.
La investigación
El estudio incluyó a 30 pacientes con trastorno límite de la personalidad y 30 participantes sanos, con solo un hombre en cada grupo. La edad promedio de los participantes fue de aproximadamente 24 años, y el 90% de los pacientes también cumplían con los criterios para otros trastornos psiquiátricos, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y trastorno por uso de sustancias.
Los participantes completaron evaluaciones de síntomas de trastorno límite de la personalidad (Lista de Síntomas de Borderline), disregulación emocional (Escala Corta de Dificultades en la Regulación Emocional), sensibilidad al rechazo (cuestionario RS-Adult de Sensibilidad al Rechazo), disociación (Inventario Multiescala de Disociación) y trauma infantil (Cuestionario de Trauma Infantil). Después de estas evaluaciones, se sometieron a resonancia magnética funcional mientras veían imágenes de rostros humanos expresando diversas emociones. Los participantes también completaron tareas para evaluar sus habilidades de regulación emocional (tarea de Neurofeedback) y sensibilidad al rechazo (tarea de Cyberball).
Los resultados
Los resultados confirmaron que los participantes con trastorno límite de la personalidad exhibieron más síntomas del trastorno, una regulación emocional más deficiente, una mayor sensibilidad al rechazo y puntuaciones de disociación más altas que los participantes sanos. Sin embargo, no se observaron diferencias en la actividad cerebral al ver rostros expresivos emocionalmente, ya sea al considerar todo el cerebro o regiones cerebrales específicas.
Los autores del estudio señalaron que los participantes con trastorno límite de la personalidad mostraron una menor variabilidad de la frecuencia cardíaca al ver rostros emocionales en comparación con los participantes sanos, aunque este hallazgo no se relacionó con ninguna actividad cerebral.
“No encontramos diferencias entre pacientes y controles sanos en la actividad cerebral, ni específicamente en la amígdala. Además, no hubo diferencias en la habituación de la amígdala durante la tarea entre los grupos. Aunque la actividad aumentada de la amígdala es un resultado frecuentemente reportado, parece que su conexión con el procesamiento emocional facial no es directa, y futuros estudios deberían explorar su actividad durante la valencia emocional específica en lugar de múltiples emociones. Los resultados mostraron una menor HRV en pacientes con TLP que en controles sanos, pero la HRV no se asoció con los síntomas del TLP”, concluyeron los autores del estudio.
El estudio contribuye a la comprensión científica de las especificidades del funcionamiento neural de individuos con trastorno límite de la personalidad. Sin embargo, cabe señalar que el estudio se realizó en una muestra relativamente pequeña de participantes y utilizó imágenes estáticas de rostros para estudiar la actividad cerebral. La actividad cerebral al procesar expresiones emocionales en situaciones de la vida real podría no ser la misma.
Referencia: Radimecká, M., Látalová, A., Lamoš, M., Jáni, M., Bartys, P., Damborská, A., Theiner, P. & Linhartová, P. (2024). Facial emotion processing in patients with borderline personality disorder as compared with healthy controls: an fMRI and ECG study. Borderline Personality Disorder and Emotion Dysregulation, 11(1), 4. https://doi.org/10.1186/s40479-024-00245-4