Los psicofármacos son medicamentos cuya función es estimular o inhibir ciertos neurotransmisores o neurohormonas estrechamente relacionadas con la conducta y con aspectos psicológicos. Deben ser administradas única y exclusivamente por personal calificado en el ámbito de la salud mental (psiquiatras).
Es importante destacar el hecho de que este tipo de medicamentos ayuda en muchos casos de trastornos de índole mental y/o emocional, pero que por sí solos no representan una cura, pues su administración debe ser acompañada de psicoterapia para lograr una mejora significativa (y en muchos casos, la cura) de los pacientes.
El siguiente artículo se ha elaborado a partir de las aportaciones de Stahl, S.M. (2002), extraídas de Psicofarmacología esencial. Bases neurocientíficas y aplicaciones clínicas, y del artículo de Vogel, León, Torres y Crossley (2017) publicado en ARS MEDICA, Revista de Ciencias Médicas.
Tipos de psicofármacos
Encontramos diferentes grupos (y subgrupos) de psicofármacos, según su naturaleza, características y aplicaciones:
Ansiolíticos
Este tipo de medicamentos se conocen también como tranquilizantes o hipnótico-sedantes, y se encargan de disminuir las reacciones producidas por la ansiedad y la sensación de angustia. Todo esto es gracias a sus efectos sobre el neurotransmisor GABA, un aminoácido cuya función es la de disminuir la actividad nerviosa en el cerebro, ayudando a conseguir calma y relajación.
Este tipo de psicofármacos suele ser indicado también para el tratamiento de los trastornos del sueño, gracias a sus efectos sedantes. Suelen conseguirse en varias presentaciones, siendo los más comunes las benzodiacepinas que se encuentran con nombres como: alprazolam, diazepam, lorazepam, entre otros.
Su uso debe ser bajo estricta vigilancia médica, pues se trata de medicamentos que pueden generar adicción, tanto a nivel físico como mental y emocional. Por esta razón resulta imprescindible el acompañamiento médico constante durante su consumo. Dentro de los ansiolíticos encontramos:
- Los barbitúricos: los más antiguos y, por lo tanto, con mayores efectos adversos.
- Las benzodiacepinas: son agonistas del GABA (potencian su funcionamiento), y también son utilizadas como sedantes o anticonvulsivos.
- Los hipnótico-sedantes de acción corta: dentro de este grupo encontramos el zaleplom, el zolpidem y la zopiclona, que igual que las benzodiacepinas actúan como agonistas del GABA.
- La buspirona: su mecanismo de acción se centra en la serotonina (es agonista de ésta), y se emplea para casos de trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Es de los pocos ansiolíticos que no tiene relación con los receptores de GABA, y no provoca ni dependencia ni abstinencia, aunque su efecto terapéutico puede tardar más en aparecer (al menos una semana).
Antidepresivos
Uno de los psicofármacos más utilizados en el mundo entero son los antidepresivos, y como su nombre indica, su principal función es ayudar en procesos depresivos (aunque también se utiliza para otras patologías, como la ansiedad grave o el TOC). Esto se consigue mediante la estimulación sináptica que favorece la actividad neuronal.
Dentro de los antidepresivos encontramos:
- Los IMAO: Inhibidores de la enzima MonoAmino Oxidasa. Fueron los primeros en descubrirse.
- Los tricíclicos y tetracíclicos: su nombre proviene de su estructura en forma de anillos.
- Los ISRS: Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina; al inhibir la recaptación de serotonina, este neurotransmisor está más disponible en el cerebro y se prolonga su presencia en el mismo, lo que mejora el estado de ánimo del paciente. Actualmente son de los más utilizados y eficaces.
- Los ISRN: Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Noradrenalina.
- Los IRSN: Inhibidores Duales de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina.
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Antipsicóticos
Este tipo de psicofármacos se conocen también bajo el nombre de neurolépticos, y son considerados como tranquilizantes mayores. Su principal función es la sedación, y se indica en casos de índole psiquiátrica y para el tratamiento de trastornos psicóticos, principalmente la esquizofrenia, o para estados de agitación intensa.
Los más comunes son la olanzapina, el haloperidol y la risperidona, entre otros, y se encargan de disminuir y/o eliminar los delirios y las alucinaciones producidas por las patologías antes mencionadas.
Este tipo de medicamentos suele tener efectos adversos considerables, por lo que su uso debe ser vigilado estrictamente por personal médico. Si bien este tipo de afecciones mentales no suelen tener cura y pese a sus efectos adversos, los antipsicóticos representan la mejor opción para la disminución de los síntomas y malestares relacionados.
Dentro de los antipsicóticos encontramos dos subtipos:
Antipsicóticos típicos (clásicos)
Son los primeros en fabricarse, de ahí su nomenclatura. Su mecanismo de acción se basa en bloquear los receptores de dopamina (los llamados receptores D2) de la vía mesolímbica del cerebro. Dicho bloqueo provoca una disminución o cese de los síntomas positivos de la esquizofrenia y los trastornos psicóticos, como los delirios y las alucinaciones.
Pero su mecanismo de acción también afecta al resto de vías dopaminérgicas, lo que genera los efectos adversos de estos fármacos, como temblores, discinesias tardías o inquietud.
Antipsicóticos atípicos
Son los antipsicóticos más nuevos, y se empezaron a sintetizar con el objetivo de producir una mejoría también en los síntomas negativos de los trastornos psicóticos (cosa que no logran los antipsicóticos típicos). Actúan bloqueando la dopamina y también la serotonina, lo que elimina los efectos extrapiramidales y síntomas secundarios de los antipsicóticos típicos.
Eutimizantes (estabilizadores del ánimo)
Dentro de los eutimizantes encontramos las sales de litio o el litio (utilizado fundamentalmente para el trastorno bipolar) y los anticonvulsivos. Su función es estabilizar el estado de ánimo de los pacientes. Se suele indicar su uso en el tratamiento de trastorno maníaco-depresivo y del trastorno bipolar, que son afecciones en las que el paciente presenta oscilaciones o cambios muy notorios en su estado de ánimo.
Este tipo de psicopatologías no solo incide en el estado anímico, sino que también puede afectar la energía de quien las padece, dificultando la realización de sus actividades diarias. Entre estos medicamentos, los más populares son: el litio, la carbamazepina y el ácido valproico.
Este tipo de medicamentos ayuda a estabilizar los neurotransmisores, aminorando de esta manera la oscilación de los síntomas asociados a las patologías que trata.
Tipos de psicofármacos: información importante
Es preciso recalcar la importancia de tener un acompañamiento psicoterapéutico en cualquier caso en el que sea necesario el uso de psicofármacos, pues en muchos casos estos medicamentos inciden directamente en los síntomas asociados, más no en la causa.
En otros casos, puede notarse una gran mejora en la condición general e incluso puede ayudar a estabilizar los desequilibrios que pudiesen existir a nivel de química cerebral ayudando a la cura del paciente
Sin embargo, al igual que en el caso anterior, es preciso contar con el apoyo de un terapeuta para aprender a reconocer los síntomas y adquirir estrategias para afrontar estas situaciones.
La indicación de este tipo de fármacos debe realizarse única y exclusivamente por personal sanitario dedicado al estudio y abordaje de la salud mental, es decir, por un psiquiatra, que es el especialista en el área. No debe ni puede ser indicada por psicólogos ni por otro tipo de médicos que no estén especializados en la salud mental.
Además, durante todo el tiempo de uso de psicofármacos se debe estar en control constante con un psiquiatra, quien determinará el manejo de las dosis correspondientes.
Referencias:
- Stahl, S.M. (2002). Psicofarmacología esencial. Bases neurocientíficas y aplicaciones clínicas. Barcelona: Ariel.
- Vogel, M., León, F., Torres, R.y Crossley, N.A. (2017). Antipsicóticos de primera y segunda generación en esquizofrenia: eficacia, efectividad y efecto de la dosis utilizada. ARS MEDICA, Revista de Ciencias Médicas, 42(1), 41-48.