El sueño es uno de los grandes misterios para la ciencia aún hoy en día, y es que mucho se desconoce de este misterioso proceso que resulta ser fundamental para la salud de todas las personas, tanto a nivel físico, como mental e incluso emocional.
Una de las cosas más atemorizantes que se pueden llegar a experimentar relacionadas al proceso del sueño son los terrores nocturnos, y es que se trata de episodios agobiantes que llegan a sentirse muy reales y que se presentan como experiencias muy desagradables.
Su aparición es muy común en niños entre los 3 y 6 años de edad, pero pueden presentarse incluso hasta los 12 años. No suelen ser frecuentes en la edad adulta, pero cuando aparecen suelen ser bastante preocupantes, pues pueden ser (aunque no siempre) indicativos de problemas mentales o emocionales.
¿Qué son los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos (DSM, APA, 2014), son experiencias desagradables y no deseadas que suceden durante el sueño y que están consideradas como una parasomnia (un tipo de trastorno del sueño). Este tipo de experiencias se presentan en la fase de sueño más profundo y pueden generar gran malestar en quienes lo presentan.
Se trata de un trastorno relativamente frecuente en niños pequeños que, conforme van creciendo, van dejando de experimentarlo, siendo extremadamente poco usuales durante la adolescencia y más aún durante la etapa de la adultez.
Es una interrupción brusca del sueño y se experimenta de forma similar a una pesadilla pero con mucha más intensidad, lo que hace que el niño se despierte muy alterado con episodios de gritos y llanto. Estos síntomas los podemos notar incluso mientras duermen, que se notan alterados, moviéndose mucho y alterados.
Al despertar es muy frecuente que el niño se muestre muy confundido e incluso que siga aterrorizado, y esto para los padres puede llegar a ser muy preocupante. Normalmente al día siguiente los niños no recuerdan nada de lo sucedido.
Esto suele ser un motivo de alerta para muchos padres, pero si tu hijo lo experimenta, no te angusties, es más común de lo que piensas y no representa ningún peligro para tu hijo ni es señal de que algo no vaya bien en él. Es solo una etapa que algunos de los niños experimentan en algún momento de la vida.
Causas de los terrores nocturnos
No existe una causa única para determinar la presencia de terrores del sueño, pero sí se puede decir que se trata de una sobreexcitación del sistema nervioso central (SNC) que se presenta durante la etapa del sueño y que se puede deber a diversas causas (Belloch et al., 2010).
Se suelen presentar en un periodo comprendido entre 2 o 3 horas después de haber conciliado el sueño, cuando el niño está en la etapa de sueño más profunda. Pero es importante tener en cuenta que no se presentan en todos los casos, entonces debemos prestar atención a otros factores que pueden generar estas reacciones como:
- Poco tiempo de sueño o con mala calidad (interrupciones constantes por sonidos, iluminación, temperatura, etc.)
- Niveles altos de estrés o cansancio.
- Algunos medicamentos.
- Trastornos respiratorios (apnea del sueño, asma, etc.)
- Trastornos emocionales como depresión o ansiedad.
- Estados febriles.
- Cambios en el sitio o rutina de sueño.
- Síndrome de piernas inquietas.
- Consumo de cafeína.
Tratamiento de los terrores nocturnos
Generalmente los terrores nocturnos desaparecen por sí solos y no requieren de ningún tipo de tratamiento, solamente de contención de los padres al niños al momento en el que estos suceden.
Pero en algunos casos, cuando estos episodios generan gran malestar, sobre todo a la familia, se pueden implementar algunas medidas para poder darles un poco de tranquilidad y seguridad, más aún en los casos en los que se han llegado a presentar lesiones como consecuencia de los terrores nocturnos.
Para determinar un tratamiento es necesaria la valoración de parte de personal médico calificado para descartar posibles afecciones físicas que no hayan sido diagnosticadas aún, siendo bastante frecuente la apnea del sueño la responsable de estos terrores nocturnos cuando se trata de explicaciones de índole médica.
De igual manera debe ser evaluado por un psicólogo o psiquiatra para descartar la presencia de trastornos del estado de ánimo que pudiesen estar afectando la calidad del sueño. Debe realizarse un descarte de depresión, ansiedad y niveles elevados de estrés. La terapia cognitivo conductual es muy efectiva en estos casos.
Uno de los tratamientos más frecuentes que se utilizan es el despertar anticipado que, como su nombre lo indica, amerita despertar al niño unos minutos antes de que esto suceda.
Esto es fácil de determinar pues el sueño, al ser cíclico, normalmente presenta estos terrores a las mismas horas. Para esto bastará con despertarlo antes de esa hora y hacer que permanezca despierto unos minutos nada más y luego podrá volver a dormir.
Por último y muy poco usual, principalmente en los casos de niños, se pueden utilizar medicamentos como antidepresivos que pueden ayudar a aminorar los síntomas.
Referencias:
- American Psychiatric Association. (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.