“Esto no habría sido tan efectivo en mi oficina”, comentó la Dra. Owen refiriéndose al éxito que tuvo al hacer que una paciente 10 años lograra señalar con su iPad el closet donde supuestamente estaba una muñeca que quería atacarla. En esta sesión de terapia a distancia o teleterapia, esta terapeuta pudo, en tiempo real ayudar a la niña a superar su miedo a las muñecas. Poder hacer la exposición en su cuarto fue mucho más poderoso, agregó la psicóloga.
Daniela Owen, psicoterapeuta, al igual que una mayoría abrumadora de terapeutas cambió la terapia presencial a la terapia remota durante el cierre causado por el coronavirus. De acuerdo a una reciente encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología, tres cuartas partes de los psicólogos clínicos están haciendo exclusivamente teleterapia y otro 16% están haciendo una combinación de teleterapia con sesiones personales.
Tamara Greenburg, psicóloga en San Francisco como muchos terapeutas inicialmente temían el cambio a terapia remota por qué le parecía que esta no era una forma real de terapia, pero después de practicarla, le parece que es una de las experiencias más sorprendentes y agradables que ha tenido en su carrera profesional. Con esto coinciden más de 20 terapeutas entrevistados, aunque admiten existir algunas inconveniencias y extrañan ver a sus pacientes en persona.
Para muchos esta modalidad de terapia está trabajando tan bien y ofrece tantas ventajas a los pacientes que están considerando mantener ese tipo de modalidad aun cuando se regrese la normalidad
Según el director del Regional TeleMental Health Program en el Sistema de Salud de San Diego, ya existen estudios de revisión por pares que han demostrado que este tipo de terapia, realizada por medio de videoconferencias puede ser tan efectiva como la terapia en persona al tratar con desórdenes de estrés postraumático, depresión y ansiedad. Como es de esperarse, también hay un grupo de profesionales que, a pesar de la falta de datos, continúan pensando que es necesario ver a los pacientes en su clínica, agregó el Dr. Morland.
Gran parte de la investigación fue conducida por el Department of Veterans Affairs, el cual considera la telesalud como una manera de expandir la terapia a veteranos que se encuentran en áreas de difícil acceso. De acuerdo Arthur C. Evans, jefe ejecutivo de la American Psychological Association, demuestra que los clínicos pueden ser igualmente efectivos en una ambiente telesalud como lo serían cara a cara. Entonces la teleterapia podría llevar la terapia a millones de personas que la necesitan. Un estudio realizado en el 2017 por el Substance Abuse and Mental Health Services Administration, encontró que de los 46.6 millones de americanos con algún trastorno relacionado a la salud mental, solo el 42.6 reciben tratamiento. De acuerdo a Dr. Morland, la modalidad de telesalud podría ayudar a cerrar esa brecha.
Beneficios y desventajas de la teleterapia
Además de los beneficios ya conocidos como la conveniencia y flexibilidad, las sesiones por vídeo les dan a los terapeutas un tipo de ventana a las casas de los pacientes. Esto es particularmente importante en el caso de niños pacientes porque ayuda a conocerlo mejor y tener una mejor comprensión del mundo real en donde viven, dice Lisa Dion, presidenta del Synergetic Play Therapy Institute.
Recibir tratamiento es menos engorroso porque reduce el estrés, el cual es precisamente la razón por la que se busca ayuda, dice una paciente veterana de 43 años, que ha estado recibiendo terapia por depresión y PTSD. Otra paciente de 23 años, ingeniera en desarrollo de software recibe terapia por ansiedad social y depresión, descubrió que se evita el problema del transporte, lo cual le da menos tiempo para emocionarse demasiado o rumiar en el camino.
Aunque la mayoría de las terapeutas entrevistadas reconocen la efectividad de la terapia remota, no dejan de reconocer sus desventajas. Entre las principales está la fatiga por Zoom, que muchos de nosotros ya hemos experimentado. Además, el hacer la terapia por video requiere un nivel de vigilancia más alto de parte del terapeuta para detectar las señales no verbales de los pacientes, las cuales son más fáciles de detectar en persona por ser más frecuentes y si, por alguna razón se pierde alguna se puede esperar la próxima, cuenta la Dra. Dion. De acuerdo a una encuesta de la APA, 76% de los terapeutas dijeron que tratar a los pacientes de forma remota les exige mucho más.
Pero algunas cosas simplemente no se pueden hacer por vídeo. por ejemplo, si un paciente llora, ¿cómo se le pasa una servilleta? o como dice Mirjam Quinn, psicóloga en Chicago, “Si el paciente está sufriendo mucho, las palabras no caben y se puede dar una palmadita al paciente en su hombro o sentarse a su lado. Eso ya no es posible y es algo que realmente extraño”
Además, puede ser difícil lograr privacidad durante una teleterapia, especialmente durante la pandemia cuando todos los miembros de la familia pueden estar en casa. Los pacientes buscan lugares como dentro del auto, un closet y hasta sentarse sobre la toilette. Un paciente de 25 años que vive con sus padres y hermano, y que se atiende por depresión, ansiedad y déficit atencional le preocupa que su familia pueda escuchar sus sesiones. “Se siente raro cuando tenga que contestarle al doctor cuando me pregunta si las medicinas me han causado algún problema sexual”.
Los terapeutas también pueden tener problemas para lograr privacidad durante las sesiones, como cuando sus mascotas se entrometen en la pantalla o como la Dra. Greenberg cuenta que un día su esposo no se dio cuenta de que ella estaba en una llamada con un paciente y empezó a aporrear el pollo que preparaba en la cocina. Su paciente le preguntó, ¿Qué le ocurre? ¿Qué es lo que golpea así?
Con la teleterapia también han aparecido algunas preguntas complicadas, como si los seguros cubrirán las terapias; ¿es legal o ético según las regulaciones de privacidad de la HIPAA usar Skype? ¿Implicaciones sobre tratar a un paciente que reside en un lugar, cuando la licencia del terapista es válida en otro estado o país? En la era pre COVID, estas preguntas eran suficientes para que los terapeutas evitaran practicar la teleterapia. Entonces el COVID quitó la marca roja de prohibido, y muchos psicólogos y compañías de seguros se adaptaron a las circunstancias.
Como dice el Dr. Morland, no hay mal que por bien no venga y puede ser que cuando se calme la situación seremos capaces de aumentar el número de personas reciba la atención que necesitan.
O como dice la Dr. Quinn con cierta sonrisa, “va a ser muy difícil para todos nosotros regresar a la rutina de ponernos los pantalones todos los días.