Christina Caron para The New York Times:
Cuando te tumbas boca arriba, tu postura es abierta y relajada, lo que puede tener un efecto calmante, dijo Ellen Hendriksen, psicóloga clínica de Boston.
“Tu cuerpo y tu estado de ánimo quieren alinearse”, dijo. Por eso es difícil sentirse esperanzado y optimista si estás desplomado en la silla, con la cabeza colgando hacia abajo, añadió. O por qué levantamos los hombros o apretamos las mandíbulas cuando estamos ansiosos.Tumbarse en el suelo también podría ayudarnos a evitar rumiar, explicó Alan Fogel, profesor emérito de psicología de la Universidad de Utah y autor de Restorative Embodiment and Resilience.
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Sin embargo, al tumbarte sobre una superficie más dura, como el suelo, puedes estar más atento a lo que siente tu cuerpo y menos concentrado en tus pensamientos.
Para estar cómodo, es necesario dejar reposar todo tu cuerpo en el suelo y ablandar los músculos, añadió Fogel. Concentrarte en dejarte llevar facilita la descompresión del cuerpo y la mente, para “simplemente existir”, dijo.
Yo soy de esos. Me encanta tirarme al suelo para tomar una siesta o para simplemente pensar.