Los comportamientos de los individuos y de los grupos sociales suelen estar condicionados por la forma en que se perciben a sí mismos y el modo en que comprenden la naturaleza de las relaciones sociales, sostienen muchos investigadores. Estas teorías pueden activar acciones específicas hacia los demás, ya sea que se trate de conductas prosociales (cooperación, ayuda) o antisociales (explotación, manipulación, daño).
La visión del mundo social como una jungla competitiva (también llamada darwinismo social ingenuo) es, probablemente, la expresión más compleja y directa de la visión negativa de la naturaleza humana y las relaciones sociales. Asume directamente la naturaleza antagónica de las relaciones interpersonales y una clara contradicción entre los intereses “egoístas por naturaleza” de los individuos y los grupos sociales.
Este antagonismo es evidente en tres características que constituyen un síndrome consistente: primero, concibe que todos los recursos vitales por los que luchamos en la vida y competimos por ganar, son considerados limitados e imposibles de multiplicar. Por este motivo, entiende que no existen “beneficios comunes”, ni es útil la cooperación. El segundo grupo de creencias consiste en atribuir características aversivas a “la mayoría de las personas”. La gente es “por naturaleza” egoísta, irreflexiva y deshonesta. El último grupo de creencias se trata de las reglas de conducta en la vida social (las preferidas, consideradas eficaces y que conducen al éxito personal): los individuos deben preocuparse únicamente por su bien personal, y los demás deben ser tratados sin piedad e instrumentalmente. El poder y el dinero son más importantes que la honestidad y la reciprocidad. La manipulación fría y cínica es aceptada como una forma eficaz de lograr las propias metas. Estas creencias reflejan el principio supremo del darwinismo social ingenuo: solo los más fuertes y mejor adaptados a la vida en la “jungla social competitiva” pueden sobrevivir.
Este esquema perceptual actuaría como mediador cognitivo entre las características individuales profundas y el área de actitudes e ideologías sociopolíticas de la persona.
Pero, ¿hay características personales que pueden predisponer a que una persona adhiera a la visión del darwinismo social? En otras palabras, el darwinismo social ¿se basa en “recursos individuales” positivos?, ¿o más bien en algunos déficits psicológicos?
Metodología
Para averiguarlo, un equipo de investigadores condujo un amplio estudio de encuestas que incluyó cuatro muestras aleatorias representativas de adultos polacos, en las que participaron entre 624 y 853 encuestados por investigación. Con esta metodología buscaron evaluar el poder predictivo de cinco categorías de variables: 1) estilos de apego; 2) rasgos de personalidad de los cinco grandes; 3) tríada oscura de la personalidad; 4) valores humanos básicos y 5) juicios morales.
Los investigadores consideran que estas categorías son predictores importantes para comprender mejor la propiedad central de la mentalidad social darwinista: su carácter “antisocial”. En otras palabras, asumen que la visión del darwinismo social puede ser el efecto no solo de la visión generalizada y aprobada del mundo social en un entorno dado, sino también el efecto de la propensión individual a relaciones fuertemente perturbadas o directamente disfuncionales con otras personas.
Qué encontraron
Los resultados mostraron que el perfil psicológico de las personas que comparten la visión del darwinismo social era claramente disfuncional en términos de calidad de vida personal. Estos sujetos expresaron características como admiración por el poder y deseo de dominar, perseguir los objetivos a toda costa, actitud explotadora hacia las personas y hostilidad. Por otro lado, revelaron un estilo temeroso en las relaciones cercanas con los demás, baja autoestima y baja autosuficiencia (Radkiewicz & Skarżyńska, 2021).
A nivel social, señalan los autores que es bastante incuestionable que la visión del darwinismo social es desfavorable para la construcción de una sociedad cooperativa, solidaria y relativamente igualitaria. La manipulación fría y cínica e incluso algunas formas de violencia se aceptan como formas efectivas de lograr los propios objetivos. La democracia liberal, como idea y como sistema político, postula maximizar el bienestar de todos los miembros de la sociedad, minimizar la violencia y promover los derechos humanos. Las políticas democráticas tienen como objetivo eliminar el “principio de violencia” en las relaciones internas e internacionales. La idea suprema de que sólo aquellos que no simpatizan con los demás y están dispuestos a “utilizarlos” pueden tener éxito y sobrevivir en la “jungla social” está, sin duda, lejos de los principios democráticos.
A nivel individual, la característica más expresiva del darwinismo social ingenuo es la actitud antagónica multifacética hacia otras personas. Además, los investigadores notan una especie de división mental subyacente a este pensamiento: la adoración y la admiración por la fuerza y el poder coexisten con una autoimagen algo frágil e incierta. El estilo de apego temeroso que se observa en estas personas puede promover una visión competitiva de la jungla social que se supone tiene una función compensatoria/defensiva. Sin embargo, la estrategia compensatoria/defensiva en forma de círculo vicioso puede inducir un sentido más profundo de alienación o rechazo social.
Referencia bibliográfica: Radkiewicz, P., & Skarżyńska, K. (2021). Who are the «social Darwinists»? On dispositional determinants of perceiving the social world as competitive jungle. PloS One, 16(8), e0254434. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0254434
Fuente: Science Daily