Chole Williams revisó para el New York Times, la evidencia del método de sumergirse en agua fría para tratar la depresión y ansiedad:
Ningún estudio ha demostrado que el método Wim Hof o la inmersión en agua fría por sí solos mejoren la salud mental, pero algunas investigaciones sugieren que la natación en agua fría puede mejorar el estado de ánimo y el bienestar. Varios equipos de investigadores, especialmente en Europa, han explorado los efectos psicológicos de la natación en aguas frías y han obtenido resultados alentadores. Un estudio realizado en 2020 en el Reino Unido descubrió que 61 personas que siguieron un curso de diez semanas para aprender a nadar en el mar helado experimentaron mayores mejoras en el estado de ánimo y el bienestar que 22 de sus amigos y familiares que los observaron desde la orilla.
Algunos científicos también sospechan que un chapuzón en agua helada podría ayudar a tratar enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión. Un estudio de caso de 2018, también en el Reino Unido, describe a una mujer de 24 años con depresión y ansiedad que emprendió la natación en aguas frías y, después de cuatro meses, ya no necesitaba medicación. Desde entonces, los investigadores han hecho un seguimiento con un ensayo más amplio, pero los resultados aún no se han publicado.
Estos primeros resultados son prometedores, pero conseguir pruebas sólidas es todo un reto, afirma Jeremy Howick, investigador sénior del Centro de Investigación de Ensayos de la Universidad de Cardiff que estudia medicina basada en evidencias. Los investigadores no pueden ocultar el hecho de que alguien está recibiendo un tratamiento con agua fría, dijo, y sus buenas expectativas pueden llevarlos a experimentar un efecto placebo. Hof lo ha sugerido en su libro El método Wim Hof, al escribir que “para sacar el máximo provecho del método, hay que comprometerse mentalmente con él”.