Nos gusta pensar que somos racionales y que antes de hacer un juicio moral realizamos un profundo análisis de las repercusiones de nuestras decisiones, pero una reciente investigación sugiere que nuestros juicios de moral surgen principalmente de la intuición. Al parecer nuestras emociones conducen nuestra intuición, dándonos esa sensación en nuestras entrañas de que algo esta “bien” o “mal”. En algunos casos parece que podemos anular estas reacciones iniciales.
El director de la investigacion, Matthew Feinber, y sus colaboradores hipotetizaron que esto podría ser el resultado de una reevaluación, un proceso por el cual amortiguamos la intensidad de nuestras emociones centrándonos en una descripción intelectual de por qué estamos experimentando la emoción.
La investigación
Los participantes leyeron historias que describían dilemas morales y conductas que los sujetos probablemente encontrarían como repugnantes. Los participantes que reevaluaron lógicamente los escenarios fueron menos propenso a realizar juicios de moral basados en la intuición. Estos descubrimientos sugieren que aunque nuestras respuestas emocionales provocan intuiciones morales, estas emociones también puede ser reguladas.
Para los investigadores somos al mismo tiempo “amos” y “esclavos”, con la capacidad de ser controlados, pero también podemos darle forma a nuestro proceso de juicio emocional.
El fin no justifica los medios
En los dibujos animados o en las películas, cuando el superhéroe es forzado por el villano a elegir entre salvar a una persona (por lo general es la que aman) o salvar a muchos inocentes. El villano espera que el superhéroe tome una decisión entre tomar una elección deontológica (esta mal sacrificar a una persona por muchas) o una elección utilitaria (es mejor salvar a muchas personas que a una sola). La mayoría de las personas, incluyendo los superhéroes, tienden a utilizar su imaginación para visualizar estos escenarios difíciles.
Para investigar el rol que juega la imaginación visual en el juicio moral, los investigadores Elinor Amit y Joshua Greene probaron si un grupo de voluntarios era más orientado a lo verbal o a lo visual, luego les presentaron dilemas morales. Las personas orientadas visualmente fueron más propensas a realizar juicios deontológicos, centrándose en una persona sobre muchos. Esto puede deberse a que fueron más propensos a visualizar el daño que estaban causando. Por eso los investigadores creen que la imaginación puede influenciar al juicio moral de las personas
Fuente: How Do We Make Moral Judgments? – Insights From Psychological Science