INFOCOP tradujo la guía de la Sociedad Británica de Psicología, para los psicólogos que tienen que volver al trabajo presencial:
Los psicólogos y las psicólogas deben tener en cuenta todo el lugar de trabajo, incluidas todas las áreas utilizadas por clientes y trabajadores/as. Aquellos y aquellas cuyos puestos de trabajo se identifiquen como de alto riesgo deben recibir apoyo para trabajar de forma remota o tener acceso adecuado a EPIS (equipos de protección personal). En aquellos casos en los que se les indica que deben regresar a su puesto de trabajo y sienten que no es seguro, los/as psicólogos/as deben consultar a su sindicato de empresa para obtener asesoramiento.
En función de los diferentes entornos de trabajo y los diversos grupos con los que trabajan los psicólogos y las psicólogas, la necesidad de EPI dependerá de una serie de factores, como el tipo de entorno, el trabajo que se realiza y las necesidades de los grupos de clientes. La decisión de emplear EPIs se informa a través de directivas de salud y seguridad, y deben seguirse cuidadosamente todas las instrucciones sobre su uso y cambio de protección. Igualmente, ante cualquier intervención cara a cara, los/as psicólogos/as deben informar a los clientes si usarán EPIs.
En este punto, la BPS indica que, pese a ser considerado parte de un trabajo seguro, el uso de un EPI presenta muchos desafíos: utilizar mascarillas y visores puede ser doloroso, dificultar que otras personas escuchen correctamente y/o parecer amenazante para algunos clientes. Además, las mascarillas pueden dificultar la expresión de emociones faciales, si bien los visores podrían considerarse aquí como alternativa. Todas las formas de EPI tienen el riesgo de presentar una barrera psicológica y emocional entre los/as psicólogos/as y sus clientes.