Con el acceso a internet muchas tareas se han simplificado. Ya no parece necesario recurrir a libros de texto, ni siquiera a un repaso de los apuntes de clases, para encontrar las respuestas: escribimos la pregunta y en segundos tenemos la solución. Simple, rápido y efectivo. O eso creíamos.
Uno de los objetivos principales de asignar tareas a los estudiantes es comprometerlos en una actividad de búsqueda de respuesta o resolución de una consigna, utilizando los recursos que han ido adquiriendo en clases. Este ejercicio solía requerir la lectura de la pregunta, pensar en lo que se planteaba, generar una respuesta y comprometerse con ella. De este modo cumplía la función de dar preparación para los exámenes. Sin embargo, con Google en la palma de la mano parecería que las tareas se han convertido en un ritual sin sentido: al utilizar internet para encontrar las soluciones, los alumnos olvidan rápidamente tanto la pregunta como la respuesta; esta facilidad para encontrar información en internet perjudicaría la retención a largo plazo de los estudiantes y, consecuentemente, resultaría en calificaciones más bajas en los exámenes (Glass & Kang, 2020).
Metodología: participaron en esta invstigación 2433 estudiantes de de Rutgers-New Brunswick en 11 cursos de conferencias diferentes. Durante el período de 11 años se crearon más de 232 preguntas diferentes.
Esta investigación es parte de un proyecto en curso que utiliza la tecnología para monitorear el rendimiento académico y evaluar los efectos de las nuevas tecnologías de instrucción, como los smartphones e Internet, en el desempeño de los estudiantes universitarios.
Hallazgos: los estudiantes que recibieron más tarea pero puntajes más bajos en los exámenes tenían más probabilidades de obtener las respuestas de sus deberes en Internet u otra fuente en lugar de generar la respuesta ellos mismos. Los autores señalan que:
- En 2008, 14% de los estudiantes obtuvieron calificaciones más bajas en los exámenes que en las tareas.
- En 2017 tal número escaló al 55%, a la par que el uso de smartphones para resolver tareas se hizo más común.
¿Esto quiere decir que internet debe estar vedada para actividades académicas? No, claro que no. Los autores sugieren que resolver tareas pensando en la pregunta, generando una respuesta personal y comprometiéndose con ella debería seguir siendo el primer paso para la resolución de los trabajos asignados. Si después de hacerlo, el estudiante encuentra la respuesta correcta online, es probable que recuerde la respuesta y esto tendrá un efecto significativo a largo plazo en el rendimiento del examen posterior.
Referencia bibliográfica:
Glass, A. L., & Kang, M. (2020). Fewer students are benefiting from doing their homework: an eleven-year study. En Educational Psychology (pp. 1-15). https://doi.org/10.1080/01443410.2020.1802645
Fuente: Science Daily