Los adolescentes que envían y reciben fotos o mensajes de texto sexualmente explícitos, coloquialmente conocidos como “sexting”, probablemente estén comprometidos en la misma clase de conductas sexuales de riesgo cuando están offline, así lo comprobó un estudio realizado en estudiantes de escuelas secundarias de Los Angeles, EE.UU. El mismo intentó conocer si hay relación entre el sexting y la actividad sexual, es decir, si enviar mensajes con contenido sexual explícito tiene consecuencias en la salud sexual.
El estudio y sus resultados
El reciente estudio, realizado con 1839 estudiantes, mayormente hispanos, residentes en Los Angeles, cuyas edades comprendían entre los 12 y los 18 años, encontró que los adolescentes que dijeron que habían sexteado eran siete veces más propensos a ser sexualmente activos que sus pares que no habían mandado mensajes de textos de este estilo. Del total de encuestados, 1357 poseían un celular que usaban regularmente; el 15,44% había sexteado y el 53,69% conocía a alguien que había enviado mensajes de texto con contenido sexual explícito. Los chicos que dijeron que sus amigos hacían sexting eran 17 veces más propensos a sextear ellos mismos.
Aunque sólo una minoría había realizado sexting, aquellos que lo hicieron no sólo eran más propensos a ser sexualmente activos sino que también era más probable que no hayan utilizado protección en su último encuentro sexual.
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Los resultados sugieren que los adolescentes no necesariamente usan el sexting como una alternativa más segura al sexo real, como habían indicado datos anteriores, lo cual conlleva preocupaciones de salud pública sobre el vínculo entre conducta sexual digital y riesgo de enfermedades de transmisión sexual y otros peligros en el mundo real.
“Realmente nadie va a contraer una enfermedad de transmisión sexual porque sextee,” dice Eric Rice, el investigador principal del estudio de la Universidad de Southern California, en Los Angeles. “Lo que verdaderamente queríamos saber es si hay un vínculo entre el sexting y el tomar riesgos con tu cuerpo. Y la respuesta es un rotundo ‘sí’.”
Grupo de riesgo
Entre los participantes del estudio, los adolescentes negros/afroamericanos y los LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o inseguros sobre su orientación sexual) eran los más propensos a sextear. Rice no puede explicar estas diferencias, pero especula que la internet puede ser una forma más sencilla de conectarse con adolescentes no heterosexuales, quienes de otra forma pueden temer al estigma. Los autores llaman la atención a los padres, doctores y educadores para que incrementen las conversaciones sobre sexting con los adolescentes, pero resaltan la importancia de focalizarse en este grupo de riesgo:
“Comprometerse en tales conversaciones es aplicable para adolescentes de todas las orientaciones sexuales; sin embargo, puede ser incluso más importante con adolescentes pertenecientes a grupos minoritarios sexuales (LGBTQ), ya que estos individuos son más propensos a involucrarse tanto en el sexting como en conductas sexuales de riesgo, aunque se sienten menos cómodos para revelar su identidad sexual y conducta a sus progenitores. Alentamos a los progenitores a conectarse con los adolescentes LGBTQ y a enfatizar la importancia de la protección en el acto sexual, dada su adicional vulnerabilidad a ETS y VIH.”
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Peligros y recomendaciones
Se debería recordar a los adolescentes que las fotos y mensajes de texto que se mandan por el teléfono celular pueden hacerse públicas fácilmente en Internet, posibilitando el bullying entre otros riesgos, incluyendo cargos criminales por pornografía o exhibiciones obscenas (entre otros), dependiendo de la legislación de cada lugar. “El sexting puede ser particularmente perjudicial para la población adolescente por la probabilidad de que el material sexualmente explícito sea rápidamente compartido entre grupos sociales donde participan jóvenes tecnológicamente activos,” alertan los autores.
Los autores de esta investigación, recomiendan a las escuelas que agreguen el tema del sexting a sus currículos de salud sexual y que los doctores utilicen las preguntas sobre sexting como forma de transición hacia otras conversaciones sobre actividad sexual.
Fuente: Healthland ; Pediatrics ; Medicinenet
Imagen: Wikimedia
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