Una lesión cerebral traumática puede repercutir con grandes cambios en la vida de quien la ha sufrido. Un aspecto que no suele ser abordado por los médicos es la sexualidad de estas personas, pero querer muy poco o mucho sexo puede tener un impacto devastador en las relaciones.
La doctora Amee Baird, neuropsicóloga clínica, explica que el aumento dramático en los impulsos sexuales o la hipersexualidad son el resultado del lugar donde las lesiones dañan el cerebro. Los lóbulos frontales cerebros son muy vulnerables, dada su posición en el cerebro.
El aumento del deseo sexual y el comportamiento sexual desinhibido tienden a ocurrir si se lesiona una región específica del lóbulo frontal, a saber, la región orbitofrontal. A menudo se considera un subproducto de la desinhibición conductual general que puede ocurrir después del daño orbitofrontal, pero no sabemos por qué algunas personas expresan esto de manera sexual y otras no.
En el otro extremo del espectro de resultados sexuales después de una lesión cerebral traumática se encuentra la hiposexualidad, o una ausencia o un interés marcadamente reducido en el sexo. Esto tiende a ocurrir si la región prefrontal está lesionada y se considera parte de la tendencia general de apatía e indiferencia que puede ocurrir después de tales lesiones.
Los lóbulos frontales a menudo se denominan “ejecutivos” o “conductores” del cerebro, ya que controlan muchas funciones sociales, conductuales, emocionales y cognitivas que se consideran la “esencia” de lo que nos hace humanos. Por nombrar algunas de estas funciones ejecutivas o del lóbulo frontal, nos permiten planificar, organizar, tomar decisiones y actuar sobre las cosas. Nos ayudan a regular y controlar nuestras emociones, participan en procesos de motivación y recompensa, y controlan una variedad de funciones cognitivas, que incluyen atención, memoria, resolución de problemas y lenguaje (Henri-Bhargava, Stuss, & Freedman, 2018).
Nuestros lóbulos frontales nos hacen quienes somos, ya que juegan un papel en las personalidades y los comportamientos sociales y emocionales complejos, como la empatía, el humor, el engaño y la creatividad.
Todo lo sexual que hacen los humanos implica una interacción compleja de funciones motoras, sociales, cognitivas y emocionales, por lo que tiene sentido que los lóbulos frontales desempeñen un papel crítico en la red neuronal sexual (Baird, Wilson, Bladin, Saling, & Reutens, 2007). Por ejemplo, en el sentido más amplio, nuestros lóbulos frontales (específicamente las regiones que median la función motora) controlan los movimientos que necesitamos hacer para tener relaciones sexuales, nos inhiben de tener o buscar respuestas sexuales en momentos socialmente inapropiados y están involucrados en la miríada de funciones sociales y emocionales que acompañan al sexo, como la capacidad de empatizar con una pareja.
Adaptarse a la vida después de una lesión cerebral adquirida incluye el desafío de navegar las relaciones íntimas. Un cambio en el deseo sexual puede ser una sorpresa inesperada tanto para la persona con lesión cerebral como para su pareja. Es solo reconociendo que esto puede ocurrir y discutiéndolo que podemos aumentar la conciencia y la comprensión de los efectos de la lesión cerebral traumática en este aspecto fundamental de la vida de las personas.
Referencias bibliográficas:
Baird, A. D., Wilson, S. J., Bladin, P. F., Saling, M. M., & Reutens, D. C. (2007). Neurological control of human sexual behaviour: insights from lesion studies. Journal of Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry, 78(10), 1042-1049. https://doi.org/10.1136/jnnp.2006.107193
Henri-Bhargava, A., Stuss, D. T., & Freedman, M. (2018). Clinical Assessment of Prefrontal Lobe Functions. Continuum , 24(3, BEHAVIORAL NEUROLOGY AND PSYCHIATRY), 704-726. https://doi.org/10.1212/CON.0000000000000609
Fuente: Psychology Today