Un estudio realizado por la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) y publicado en la reciente edición de noviembre del Journal of Abnormal Psychology, sugiere que altos niveles de sensibilidad hacia lo ambiguo, incierto o desconocido es la raíz de la mayoría de las condiciones clínicas (trastornos) relacionadas con el miedo.
Los investigadores encontraron que un amplio espectro de trastornos de ansiedad (incluyendo el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad social y las fobias específicas) comparten una respuesta común generalizada de aprehensión y reactividad provocada por la impredecibilidad de amenazas ambiguas.
Según los autores del estudio, esto indicaría que las personas que experimentan un trastorno internalizado con base en el miedo exhiben un respuesta de ansiedad anticipatoria exagerada ante amenazas inciertas. En palabras de Stephanie Gorka, psicóloga clínica del Colegio de Medicina de la UIC y parte del grupo de investigadores, la sensación que vivencian estas personas es similar a “no saber exactamente cuándo tu doctor va a llamar con los resultados de tus exámenes”.
LA sensibilidad hacia lo ambiguo, incierto o desconocido es la raíz de la mayoría de LOS trastornos relacionadOs con el miedo
El estudio contó con la participación de individuos de entre 18 y 65 años, y consistió en medir la respuesta de parpadeo ante una descarga eléctrica predecible y una impredecible aplicada en la muñeca, para lo cual se utilizó un electrodo situado bajo los párpados de cada participante y tonos acústicos de corta duración que los participantes escuchaban a través de auriculares cada vez que una descarga era aplicada.
Cuarenta y un (41) sujetos de control no habían sido previamente diagnosticados con ningún trastorno mental, veinticinco (25) sufría de desorden depresivo mayor, veintinueve (29) de trastorno de ansiedad generalizada; cuarenta y uno (41) de trastorno de ansiedad social, y veinticuatro (24) de alguna fobia específica.
Los resultados indicaron que las personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad social o fobia específica parpadeaban con mucha más fuerza durante las descargas impredecibles, mientras que las personas con depresión mayor o ansiedad generalizada parpadeaban con menor intensidad.
Para Gorka, estos hallazgos ponen a disposición un nuevo horizonte de posibilidades para tratamientos de mayor eficacia, ya que sería posible abrir clínicas que se centren en tratar la neurobiología común subyacente de los síntomas de cada persona y desarrollar un tratamiento o conjunto de tratamientos centrados en la sensibilidad ante una amenaza incierta, lo cual podría resultar en una manera más efectiva de tratar una variedad de trastornos de ansiedad.
Luan Phan, profesor de psiquiatría de la UIC y director del Programa de Investigación de Desórdenes del Ánimo y la Ansiedad concuerda con Gorka.
“Clasificamos muchos tipos de trastornos del ánimo y la ansiedad, y cada uno sigue su propio lineamiento para recibir tratamiento, pero si inviertiéramos tiempo en atender sus características compartidas, podríamos obtener mejores resultados”, explica Phan.
Saber que un miedo exacerbado a lo desconocido guarda relación con las bases de los desórdenes de ansiedad sugiere que fármacos especialmente orientados a tratar esta sensibilidad podrían ayudar también al tratamiento de ciertos trastornos.
Fuente: Science Daily