Estupendo artículo de Iolanda Riba para El País:
Sí, los ictus se pueden prevenir en parte. El ictus se produce por un fallo en la circulación sanguínea cerebral. Los clasificamos en dos tipos: isquémicos y hemorrágicos. El ictus isquémico se produce por una oclusión del paso de la sangre, generalmente hay un trombo que ocluye (tapona) una arteria cerebral. Y eso desencadena una serie de mecanismos fisiopatológicos que llevan a la muerte de las células que deberían recibir esa circulación sanguínea. Este es el más frecuente. Aproximadamente el 80% de los ictus son de causa isquémica.
El ictus hemorrágico supone el restante 20% de los casos y es cuando se produce una rotura en un vaso de una arteria cerebral. En este caso aparecen también algunos mecanismos fisiopatológicos que, como ocurre con el ictus isquémico, acaban causando la muerte de las células cerebrales que debían recibir esa sangre.