Según un estudio realizado con 1.000 personas de Nueva Zelanda, las conductas de los niños de 3 años pueden ofrecer sorprendentes pistas sobre el riesgo de desarrollar conductas adictivas, como la adicción al juego o las drogas en su adultez.
La investigación longitudinal siguió los patrones psicológicos, económicos e intelectuales de la vida de los sujetos desde su nacimiento hasta los 32 años. El estudio incluyó a casi todos los niños que nacieron en Dunedin, Nueva Zelanda, desde Abril de 1972 a marzo de 1973.
Los análisis, publicados en la revista Psychological Science encontraron que los niños con temperamento poco controlado a la edad de 3 años, tienen más del doble de posibilidades de desarrollar problemas con la adicción al juego entre los 21 y 32 años de edad, en comparación con los niños con buen ajuste emocional.
El tipo de temperamento poco controlado se relaciona con la falta de auto-control, cambio rápido de emociones, impulsividad, conducta dolosa y niveles relativamente altos de emociones negativas.
Esta relación se mantuvo aún después de controlar las variables CI (cociente intelectual), género y estatus socioeconómico. Y cuando estos niños fueron evaluados en su adultez, mantuvieron altos valores de emociones de alineación y continuaron expresando prominentes niveles de emociones negativas. También fueron menos conscientes y menos agradables socialmente en comparación con sus pares.
Una pregunta clave que se ha mantenido en los investigadores de la adicción: las personas que empiezan a sentirse deprimidas y actúan impulsivamente ¿son más vulnerables a desarrollar el trastorno de adicción?
“Este tipo de estudio puede ayudar a develar la pregunta ‘¿qué fue primero, el huevo o la gallina?’” dijo Wendy Slutske, profesora de Psicología en la Universidad de Missouri y directora del estudio. “En este caso, hemos podido establecer firmemente que: el temperamento descontrolado se produce antes y participa en el desarrollo de la adicción al juego. Esto representa una importante pieza para el rompecabezas en las teoría del desarrollo de la adicción al juego”
El director de la división de adicción en la facultad de medicina de la Universidad de Harvard, (quien se especializa en problemas con el juego y no estuvo relacionado con el estudio) sostuvo que “este estudio es una importante contribución para este campo”.
Shaffer aseguró que “existen pocos estudios longitudinales con relación a este tema”. Además agregó que “este estudio provee la oportunidad para examinar los predictores en edades de niños tan jóvenes. Esta investigación es también importante porque ofrece los primeros pasos para clarificar la naturaleza de diversas variables que contribuyen a desarrollar las adicciones.”
Los investigadores no están seguros de cómo el temperamento descontrolado predispone a las conductas adictivas. Algunas personas con este temperamento, tal vez disfruten del juego porque les permite escapar de elevados niveles de emociones negativas; otros simplemente disfruten de los altos riesgos porque les reduce su impulso de control. Ambos factores combinados son incluso más riesgosos aún.
Slutske nos ofrece una posible explicación: “Una posibilidad es que existan factores genéticos que están relacionados con poco autocontrol y ludopatía. Otra posibilidad es que los niños que tienen poco control emocional y conductual tiendan a asociarse con otros niños descontrolados, lo que los puede introducir a ciertas actividades del juego adictivo.”
Una vez que un individuo desarrolla el hábito del juego, su pobre control emocional y conductual, puede llevarlo a tomar malas decisiones mientras están apostando o perdiendo el control durante la apuesta, lo que puede derivar en problemas con el juego.
La ludopatía no es la única adicción relacionada con el temperamento descontrolado.
Los análisis de la población de Dunedine encontraron que los niños que presentan mayor descontrol temperamental entre los 3 y 5 años de edad tienen tres veces más probabilidades de convertirse en adictos a múltiples drogas en la adultez temprana, en comparación con los niños que demostraron mayores niveles de auto-control.
Estos descubrimientos nos sugieren la idea de que algunas personas son más vulnerables a las adicciones que otras. No por una cuestión de búsqueda de mayor placer, sino más bien debido al exceso de emociones negativas y la inhabilidad para controlarlas.
La investigación también resalta una verdad ignorada sobre la adicción: ésta no es simplemente el resultado de la exposición a sustancias adictivas.
“Este estudio nos recuerda que la exposición al juego es insuficiente para explicar el desarrollo de la adicción al juego. Trastornos como la ludopatía requieren de una relación de características especiales entre el juego y el jugador”, sostuvo Shaffer.
“Esto no quiere decir que las personas que no sufren de un temperamento descontrolado no desarrollaran la adicción al juego o que todas las personas con estas características se convertirán en ludópatas. Pero si que existe una importante asociación”.
Con respecto a la validez de esta investigación
Un estudio realizado en California sugiere el mismo tipo de asociación, encontrando que los niños en edad preescolar con menos control de los impulsos y mayores niveles de distress emocional fueron más propensos a desarrollar problemas de adicción a las sustancias. Curiosamente en este estudio, los preescolares más sanos no fueron los que se abstuvieron de todos los tipos de drogas en su adultez, de hecho, los que se abstuvieron mostraron mayores niveles de ansiedad y pobres habilidades sociales. En cambio, los jóvenes que tuvieron la mejor conducta como preescolares, en su adolescencia consumieron marihuana moderadamente y no tuvieron dificultad para controlar su consumo.
Conclusiones
Los estudios de Nueva Zelanda y California han incrementado la evidencia científica de que la adicción no es el resultado del uso o experimentación de actividades como el juego o las drogas, sino más bien, la mayoría de las personas que se convirtieron en adictos o que desarrollaron problemas con el juego, tuvieron problemas preexistentes. Por lo menos la mitad de las personas con adicción tienen otro desorden mental, como depresión o trastornos de ansiedad y los datos sugieren que estas condiciones o el temperamento predispone a las personas para el desarrollo de la adición.
Esto quiere decir que para lograr una recuperación de las adicciones, el tratamiento no se debe enfocar solamente en las conductas adictivas. “Los psicólogos clínicos deben tratar todo el espectro de conductas relacionadas con la adicción al juego. No es suficiente que se centren solo en las actividades de la adicción al juego. Los adictos al juego también necesitan atención” aseguro Shaffer.
El Dr. Slutske nos alerta que esto no significa que un niño descontrolado desarrollará problemas de adicción al juego o a las drogas.
“Aunque es sorprendente que se pueda predecir si un niño desarrollara problemas de adicciones en su adultez con 90 minutos de observación a los 3 años, es también importante comprender que ese niño de 3 años no está destinado a ser un ludópata o adicto. Estos niños tienen un riesgo. Esto significa que muchos niños descontrolados, o tal vez la mayoría, no desarrolle problemas de adicción al juego en su adultez”.
Sin embargo, otra implicación importante de este estudio es que el auto control es un factor fundamental en la prevención. Interesantemente muchos niños descontrolados superaron sus problemas de autocontrol a través del tiempo, y aprendieron a liberar esos impulsos tan bien como sus pares.
“Yo creo que una importante observación es que el auto-control es menos estable en comparación a otros factores como la inteligencia”. La estabilidad del CI desde la niñez a la adultez es en promedio a 0.8, mientras que la estabilidad del auto-control es mucho más baja 0.3 aseguró el coautor del estudio Avshalom Caspi, profesor de neurociencias en la Universidad de Duke.
Este estudio nos recuerda que, en el transcurso de la vida, existen muchas posibilidades de cambio, lo que tal vez estas personas puedan aprovechar para mejorar.
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