La gratitud ha demostrado ser un sentimiento moral que se propaga multidireccionalmente cuando sentimos que alguien ha sido amable con nosotros, si bien los estudios no han podido determinar qué tan recurrentes son estos casos o bajo qué circunstancias específicas aplican.
No obstante, lo que sí queda claro es que actuar generosamente resulta más sencillo cuando otra persona lo ha hecho antes hacia nosotros en comparación con actuar de forma amable con alguien que nos trata de mala manera.
Esto realza un estudio publicado hace poco en la revista Emotion, donde se exploran los actos de altruismo en un ambiente laboral real y se demuestra cómo la bondad realmente puede manifestarse en un efecto replicador.
Los autores del estudio conducido por Joseph Chancellor, de la Universidad de California, estudiaron el comportamiento de un grupo de empleados de la compañía Coca Cola (sede Madrid) principalmente conformado por mujeres de diversos departamentos. A los participantes se les informó que serían parte de un estudio acerca de la felicidad, y que una vez a la semana durante cuatro semanas se les pediría reportar cómo estaban sintiéndose en cuanto a su estado de ánimo y niveles de satisfacción general.
También se preguntó a los empleados acerca de los comportamientos positivos y negativos que experimentaban a diario en el entorno laboral, incluyendo qué tan bien se relacionaban con los demás y viceversa.
Los resultados del estudio encontraron que 19 de los participantes formaran parte de la categoría denominada “dadores”, es decir, personas que realizan actos de bondad hacia sus compañeros de trabajo. Algunos de estos actos de gentileza incluyeron traerle una bebida a alguien y enviar un correo electrónico o mensaje de agradecimiento.
Pero ¿cómo influyen estos actos de bondad en el comportamiento de los demás empleados?
El estudio que los “receptores”, es decir, aquellos individuos a los cuales los dadores hacen favores o demuestran una actitud de bondad abierta, reportan una tendencia diez veces mayor a realizar actos prosociales, además de sentir la plena autonomía para hacerlo. También los dadores reportaron experimentar una libre autonomía para dar a los demás y un sentido de competencia fortalecido.
El mes de seguimiento posterior arrojó también resultados interesantes: los receptores disfrutaron eventualmente de niveles más altos de satisfacción general y satisfacción laboral, así como menos síntomas de depresión, lo que sugiere que dar a los demás tiene un efecto más duradero que recibir.
En términos generales, el estudio concluyó los siguientes puntos importantes:
- Que los receptores no sólo disfrutan los actos de bondad que realizan los otros, sino que además los retribuyen más adelante.
- Que los receptores participan casi tres veces más en actos prosociales que el grupo de control, lo que sugiere una reciprocidad directa.
- Que los actos de bondad pueden ser pagados por adelantado incluso a alguien que no sea el dador original, ya que el receptor percibe una sensación de altruismo y deseos de participar en una organización colectiva que, sienten, los trata de manera ideal.
Fuente: Research Digest; NCBI