La satisfacción sexual es un concepto multidimensional, que incluye diversos aspectos y no solo se limita a la llegada al orgasmo, o mantener una frecuencia de relaciones sexuales que nos resulte adecuada. Para estudiar la satisfacción sexual debemos atender diferentes dimensiones de la experiencia sexual humana como, por ejemplo, la calidad del vínculo que compartimos, la capacidad de disfrute propia y de quién nos acompañe, las emociones que preceden y que siguen al encuentro sexual.
En lo que se refiere a la androginia, siguiendo a Vega, V. (2010) es sabido que cada sociedad considera que ciertos atributos son estereotipadamente femeninos o masculinos, expresando de esta manera una ideología determinada sobre los roles de género. Es decir que culturalmente adjudicamos a la masculinidad ciertas características de personalidad y a la feminidad ciertas otras.
Tradicionalmente la masculinidad y la feminidad han sido conceptualizadas como extremos opuestos en una dimensión bipolar que ubica a un individuo de un lado u otro de la clasificación dicotómica (Bem, 1981). En función de ello, Bem (1974) fundamenta la necesidad de construir un instrumento que indague identidad de género mediante categorías más abarcativas que den cuenta de una posible integración de aspectos menos estereotipados y por ende más saludables en un sujeto. Bem considera que la androginia significa ser tanto altamente masculino como altamente femenino, en lugar de ni masculino ni femenino.
Tradicionalmente la masculinidad y la feminidad han sido conceptualizadas como extremos opuestos en una dimensión bipolar que ubica a un individuo de un lado u otro de la clasificación dicotómica
Este aporte de Sandra Bem tuvo una gran repercusión porque significa que femenino no es el opuesto de masculino. Mientras que antes se consideraba que una mujer con características consideradas masculinas y un varón con características femeninas presentaban cierto desorden en su personalidad, gracias a Bem se entendió que esta integración de rasgos lejos de ser patológico era un recurso sumamente saludable para la persona.
Ya está ampliamente estudiado que la androginidad psicológica, definida como la integración intrasubjetiva de aspectos considerados socioculturalmente como femeninos y masculinos favorece la adaptabilidad social dado que facilita el ajuste conductual a diversos contextos (Sebastián, 1987).
De esta manera, encontramos importante destacar que en la definición tanto de satisfacción sexual, como de androginia estudiadas en el presente trabajo cobra relevancia la relación de cada uno de estos aspectos con la flexibilidad comportamental, dado que conecta directamente con la salud mental.
Bem considera que la androginia significa ser tanto altamente masculino como altamente femenino, en lugar de ni masculino ni femenino.
Población de estudio y materiales utilizados
La población de estudio fue de mujeres argentinas de 20 a 60 años de edad en pareja estable de al menos 6 meses de relación. La misma estuvo compuesta por 430 mujeres, usuarias de redes sociales.
El promedio de edad de las participantes fue de 29 años que llevaban un tiempo promedio de pareja de 6 años. En lo que respecta a los hijos, 34 porciento de mujeres tiene hijos y el 66 no posee hijos. El nivel educativo del 65 porciento de las encuestadas es universitario.
Para obtener los datos administramos dos diferentes test:
Uno lo constituye el Inventario de S. Bem (1974) validado por Vega en el 2010 de la UBA. Una vez finalizado se puede clasificar la muestra en cuatro categorías: masculina, femenina, andrógina e indiferenciada.
Los individuos andróginos mostrarían mayores niveles de bienestar
La categoría femenino refleja a personas cuyas actitudes y comportamientos se ajustan a las definiciones culturales estereotipadas para tal género (por ejemplo, sensible, complaciente, afectiva, etc.). Del mismo modo, para que una persona sea categorizada como masculina debe presentar las características las culturalmente esperadas para el género masculino (por ejemplo, seguro de sí, enérgico, independiente, etc.).Los sujetos andróginos se sienten reflejados en rasgos de ambos géneros más allá de las pautas culturales, sin por ello sentirse cuestionados en su identidad de género.Finalmente, los sujetos clasificados como indiferenciados reflejan débiles identificaciones con las características de ambos géneros.
En recientes investigaciones (Enrique Barra – 2010) se ha comprobado que los individuos indiferenciados presentan niveles significativamente menores de bienestar psicológico que el resto de las orientaciones de rol sexual, eso podría explicarse porque tendrían menos capacidad de adaptación a diversas demandas debido al menor desarrollo de algunos recursos psicológicos característicos de las dimensiones de masculinidad y feminidad.
Por el contrario, los individuos andróginos mostrarían mayores niveles de bienestar porque la adecuada adaptación psicológica de un individuo dependería de su posesión de características tanto masculinas (o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera tendrían mayor capacidad para comportarse de modo flexible según lo requieran las circunstancias (Bem, 1975). Bem considera que la androginia significa ser tanto altamente masculino como altamente femenino, en lugar de ni masculino ni femenino.
Las pruebas mostraron que a mayor masculinidad y femeneidad, mayor satisfacción sexual, global y en sus dos dimensiones; a mayor androginia, mayor satisfacción sexual, global y en sus dos dimensiones.
El otro test utilizado fue la Nueva Escala de Satisfacción Sexual (NSSS) Stulhofer A, Busko V, Brouillard P, 2010. En referencia al modelo teórico que subyace en la escala, está evalúa por un lado, la dimensión centrada en el ego que se refiere a las características y hábitos individuales incluyendo la percepción de los estímulos sexuales, la capacidad de concentrarse en el estímulo sexual y sentimientos y otras reacciones fisiológicas y psicológicas; en lo que se refiere a la dimensión centrada en el compañero y en la actividad sexual se toma en consideración el intercambio emocional entre las parejas sexuales y las características de las actividades sexuales, su frecuencia, variedad e intensidad.
Resultados
Las pruebas mostraron que a mayor masculinidad y femeneidad, mayor satisfacción sexual, global y en sus dos dimensiones; a mayor androginia, mayor satisfacción sexual, global y en sus dos dimensiones. Las mujeres andróginas presentan mayor satisfacción sexual focalizada en el yo (ego-focused) y mayor satisfacción sexual global que las mujeres indiferenciadas. Respecto de la satisfacción sexual en mujeres femeninas y masculinas observamos que no presentan diferencias significativas entre sí.
Por lo tanto, concluimos que en sintonía con otras investigaciones el rol sexual andrógino, que manifiesta mayor adaptabilidad y flexibilidad psicológica, se corresponde con un mayor grado de satisfacción sexual. En lo que respecta al rol de género indiferenciadas encontramos que presentan los valores más bajos en lo que se refiere a satisfacción sexual.
Discusión
La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano, se experimenta en todo lo que se es, en todo lo que se siente, se piensa y se hace. De este modo, no es de extrañarse que diversos estudios hayan encontrado a la satisfacción sexual significativamente relacionada al bienestar psicológico.
El estudio de la satisfacción sexual en sus distintas dimensiones cobra relevancia teniendo en cuenta que históricamente las diferentes investigaciones sobre sexualidad se han centrado en aspectos patológicos o físicos (disfunciones sexuales, conductas de riesgo, enfermedades de transmisión sexual, etc.) y se encuentra muy poco desarrollo sobre la satisfacción sexual en sí misma.
Al considerar la satisfacción sexual de manera multidimensional, teniendo en cuenta tanto factores del ego, como lo relacional, las sensaciones previas y posteriores al encuentro sexual, observamos que las mujeres, en el presente estudio, pueden sentirse satisfechas en distintos aspectos sin reducir la satisfacción sexual como consecuente a la llegada al orgasmo.
La literatura científica refiere que es esperable que mujeres andróginas tengan mayor satisfacción sexual en función de sus características de flexibilidad y adaptabilidad. Sin embargo, los resultados nos muestran que mujeres femeninas y masculinas presentan una media en satisfacción sexual poco inferior a la de mujeres andróginas. En este sentido, consideramos que las mujeres femeninas y masculinas disponen de los recursos adaptativos suficientes para alcanzar un nivel aceptable de satisfacción sexual, aunque estos recursos sean parcializados a los estereotipos sociales de género. En cuanto al grupo de mujeres que se ubican dentro del rol de género indiferenciado, observamos que presentan un nivel de satisfacción sexual significativamente menor.
El presente escrito es parte de una publicación más completa, basada en una investigación que fue llevada a cabo durante noviembre de 2016 y presentada en el 3er Congreso Argentino de Sexología y Educación Sexual (Rosario- Argentina).
Descarga la investigación completa en formato PDF.
Por: Ps. Diaz Laura y Ps. Pinto Evelyn
[email protected]
Referencias bibliográficas:
Barra, E. “Bienestar psicológico y orientación de rol sexual en estudiantes universitarios” Universidad de Concepción, Chile (Rec: 01 abril 2009 / Acep: 31 marzo 2010) pp. 3-6
Bem, S. (1974) “The measurement of psychological androgyny”. Journal of Consulting and Clinical Psychology, pp. 42, 62, 155.
Pérez Triviño, F (2013) “Nueva escala de satisfacción sexual (NSSS) en usuarios de redes sociales” (Curso Académico 2012-Trabajo Fin de Máster) Facultad de Ciencias de la Educación, Enfermería y Fisioterapia. Universidad de Almería, pp. 12-13, 18
Sánchez-Fuentes, M.; Santos-Iglesias, P. y Sierra, J. (2014) “A systematic review of sexual satisfaction” International Journal of Clinical and Health Psychology, vol. 14, núm. 1, pp. 67-75
Santos Iglesias, P.; Sierra, J.; García, M.; Martínez, A.; Sánchez, A. y Tapia, M. (2013) “Índice de Satisfacción Sexual (ISS): un estudio sobre su fiabilidad y validez”, Asociación Española de Psicología Conductual. Universidad de Granada, España, P. 260
Sebastián, J.; Aguíffiga, C. y Moreno, B. (1987) “Androginia psicológica y flexibilidad comportamental” Article in Estudios de Psicología, January, pp. 2 y 3
Štulhofer, A. Buško, V. y Brouillard P. (2010) “Development and Bicultural Validation of the New Sexual Satisfaction Scale”, The Journal of Sex Research, , 47:4, p. 257-268
Vega, V. (2007) “Adaptación argentina de un inventario para medir identidad de rol de género” Revista Latinoamericana de Psicología, volumen 39, No 3, pp. 537-546