Petra Halder-Sinn para Investigación y Ciencia:
Numerosos estudios, en su mayoría empíricos, no han hallado ninguna relación estadística válida entre los rasgos de personalidad y las características de la escritura. De hecho, incluso la influencia del estrés o la tensión emocional sobre forma de escribir resulta mínima. Como mucho provocan que la letra sea menos legible, pues el manejo del bolígrafo es más rápido de lo habitual. Asimismo, los pocos trabajos que han encontrado una correlación entre la escritura y la personalidad suelen basarse en efectos estadísticos débiles. Como ejemplo, volvamos a Trump: probablemente usted conozca a personas muy seguras de sí mismas, quienes no necesariamente firman con letras grandes.
Muchas de las afirmaciones realizadas por grafólogos resultan de dudosa credibilidad. Así, hay quien asegura que un empresario puede conocer si una aspirante a un puesto de trabajo está embarazada o no, mediante unas cuantas frases escritas a mano. De acuerdo con los llamados expertos, la clave se hallaría en la anchura del bucle de la letra «g».
Hace unos años publicamos un completo análisis sobre la validez de la grafología que va de la mano con lo que dice el artículo de Investigación y Ciencia.