Los padres diagnosticados con el trastorno de ansiedad social son más propensos que los padres con otras formas de ansiedad, a involucrarse en conductas que pueden poner a sus hijos en mayores riesgos de desarrollar problemas similares. Estos fueron los resultados de un reciente estudio realizado por investigadores del Centro Infantil Johns Hopkins.
Investigaciones anteriores habían vinculado la ansiedad parental con la ansiedad en los niños, pero no se había establecido si las personas con ciertos trastornos de ésta índole, realizan comportamientos específicos que provocan angustia en los niños. Esto motivó a los investigadores del centro infantil Johns Hopkins a intentar identificar tales conductas en los padres con trastorno de ansiedad social (el tipo de ansiedad con mayor prevalencia). Estas conductas incluyen falta o insuficiencia de cariño y afecto y altos niveles de críticas y dudas contra el niño. Según los investigadores, estos comportamientos aumentan la angustia en los niños y pueden incrementar la probabilidad de desarrollar un trastorno de ansiedad.
Metodología
Los investigadores analizaron la interacción entre 66 padres ansiosos y sus 66 hijos, que tenían entre 7 a 12 años. Entre los padres, 21 habían sido previamente diagnosticados con ansiedad social, y 45 habían sido diagnosticados con otro trastorno de ansiedad, incluyendo TAG, ataques de pánico y TOC. Se les pidió a las parejas de padres e hijos que trabajaran en dos tareas concretas,: preparar discursos sobre sí mismos y que replicaran diseños complejos utilizando el dispositivo Etch-a-Sketch. Se les otorgó a los participantes 5 minutos para cada tarea y se les observó por medio de cámaras de vídeo.
Utilizando una escala de 1 a 5, los investigadores evaluaron la calidez y afecto de los padres hacia sus hijos, críticas, expresiones de duda sobre el desempeño de los niños y la habilidad de completar tareas, concesión de autonomía y el control parental.
Resultados
Los padres diagnosticados con ansiedad social mostraron menos calidez y afecto hacia sus hijos, los criticaron más y expresaron más seguido sus dudas sobre la habilidad del niño para desarrollar las tareas. No se encontraron diferencias significativas entre los padres controladores y conocedores de autonomía.
La Dra. Golda Ginsburg, experta en el tema y directora de la investigación, explicó:
“Existe un amplia gama de trastornos de ansiedad, así que lo que hicimos fue concentrarnos en la ansiedad social y encontramos que la promoción de las conductas de ansiedad por parte de los padres pueden ser únicas y no necesariamente comunes para todas las personas con ansiedad.”
El equipo investigador enfatiza que el estudio no examina directamente si las conductas de los padres provocan ansiedad en los niños, pero existe abundante evidencia que si sostiene tal relación.
Ginsburg añadió:
“La ansiedad parental debe ser considerada un factor de riesgo para los niños con ansiedad y los terapeutas deberían discutir estos riesgos con sus pacientes. Los niños con una propensión hereditaria a la ansiedad no sólo se vuelven ansiosos debido a sus genes, así que lo que necesitamos son maneras de prevenir los catalizadores ambientales, en esta caso los comportamientos de los padres.”
La prevención de esta problemática es crítica ya que se trata de uno de los trastornos más prevalentes en la sociedad y por lo general pasan desapercibidas. Los investigadores sostienen que demoras en el diagnóstico y tratamiento pueden conllevar a la depresión, abuso de sustancias y pobre desempeño académico.
Fuente: Hopkinschildrens.org
Imagen: Jitterousperth en Flickr