Aferrarse a la religión desde el inicio de la pandemia parece haber tenido un efecto protector frente a la angustia que causa esta crisis de salud mundial, pero también podría ser una de las causas de debilitamiento de las medidas adoptadas para evitar la propagación del virus y, en última instancia, procurar salvar vidas. Según una investigación reciente, muchas personas que recurrieron a la religión podrían no haber tomado en serio los alcances y consecuencias de la pandemia (Schnabel & Schieman, 2021).
Qué metodología usaron
Para esta investigación se analizaron datos de 11537 personas que participaron en el Panel de Tendencias Estadounidenses del Pew Research Center. La encuesta se realizó del 19 al 24 de marzo de 2020, poco después de que la Organización Mundial de la Salud declarara a la enfermedad COVID-19 como una pandemia de salud mundial.
Qué encontraron
Los resultados de las encuestas arrojaron los siguientes datos:
- Las personas que asistían a los servicios religiosos con más frecuencia informaron sentirse sustancialmente menos ansiosas, deprimidas y solas, y tenían menos problemas para dormir en medio de la pandemia.
- El 57% de los encuestados indicó que había orado por el fin del coronavirus, y los que lo hicieron informaron significativamente menos angustia mental.
- Por otra parte, las personas que asistían a los servicios religiosos con más frecuencia también tenían menos probabilidades de ver la pandemia como una amenaza para ellos mismos y para la nación (EE.UU.), y se sentían más cómodas rompiendo los protocolos de distanciamiento social. Los evangélicos en particular tenían menos probabilidades de apoyar las restricciones de salud pública para frenar la propagación del COVID-19.
Estos hallazgos parecían explicarse por completo por la superposición entre religiosidad e ideología política: las personas más religiosas, especialmente los evangélicos, tendían a ser republicanos y conservadores, y los republicanos y conservadores eran menos propensos a ver a la COVID-19 como una amenaza independientemente de su religión. En consonancia, un estudio anterior encontró que las órdenes de quedarse en casa eran menos respetadas en los estados más religiosos de EE.UU. (Hill et al., 2020).
Finalmente cabe resaltar que los participantes fueron encuestados a principios de la pandemia, y es probable que a medida que la amenaza avanzaba, las personas hayan adoptado posturas diferentes respecto de las medidas para impedir la propagación del virus. Lo que algunas personas ignoraron al principio probablemente se convirtió en un factor estresante inevitable a medida que pasaba el tiempo. Si es así, la salud mental de las personas altamente religiosas y los evangélicos que no la vieron como una amenaza desde el principio podría haberse visto más afectada con el tiempo, concluyen los autores.
Referencias:
- Hill, T. D., Gonzalez, K., & Burdette, A. M. (2020). The Blood of Christ Compels Them: State Religiosity and State Population Mobility During the Coronavirus (COVID-19) Pandemic. Journal of Religion and Health, 59(5), 2229-2242. https://doi.org/10.1007/s10943-020-01058-9
- Schnabel, L., & Schieman, S. (2021). Religion Protected Mental Health but Constrained Crisis Response During Crucial Early Days of the COVID-19 Pandemic. Journal for the Scientific Study of Religion. https://doi.org/10.1111/jssr.12720
Fuente: Psypost