Aunque puede parecer buena idea trabajar con otras personas para recordar información importante, la evidencia sugiere que esto no es lo que suele suceder. El recuerdo individual es más eficiente, mientras que el recuerdo social viene acompañado de inconvenientes e impedimentos (como lo muestran los estudios 1 y 2). Pero estos estudios, en su mayoría, trabajan con participantes que no se conocen entre sí ¿Qué pasaría si los participantes fueran una pareja que se conoce desde hace mucho, mucho tiempo?
Celia Harris y sus colegas de la Universidad Macquarie hicieron una revisión reciente de su nueva investigación en los recuerdos colaborativos de parejas que son íntimas desde hace mucho tiempo. Sus datos mostraron que, en tareas estándar (como reproducir palabras de listas estudiadas), las parejas que trabajaban juntas solían hacerlo tan bien como cuando trabajaban individualmente. Esta falta de consecuencias desde el recuerdo social es relevante por sí misma, pero solo es el comienzo de más hallazgos interesantes.
Durante otro estudio, los investigadores notaron que, aunque las parejas se desempeñaron pobremente al recordar juntos sus vacaciones compartidas, las sesiones sociales estaban llenas de anécdotas que no se generaban en sesiones a solas. Esto los inspiró a comenzar desde la prueba de la memoria a partir de listas de palabras y eventos y explorar la cantidad de información rica y exhaustiva recordada por parejas sobre eventos experimentados. Encontraron que estas experiencias sociales llevaban a beneficios claros de los recuerdos colaborativos, que podía tomar tres formas:
- “Nueva información” como por ejemplo, finalmente poder recordar el esquivo nombre de un musical gracias a una cadena de estímulos entre las dos partes.
- Descripciones más ricas y vívidas de los eventos, incluyendo información sensorial.
- La información de uno de los miembros de la pareja pintando las cosas en una nueva luz para el otro.
Las diferencias entre las parejas fueron cruciales. A aquellos que estructuraron su enfoque juntos y estaban más preparados para respaldar las contribuciones del otro les fue mejor que a los que fueron más pasivos o críticos. Los eventos más ricos también fueron recordados por parejas que calificaron su intimidad como muy alta.
Los autores pudieron observar que los adultos mayores tienden a experimentar dificultades más grandes en cuestiones de memoria con información autobiográfica de primera mano, más que con hechos abstractos. Allí es exactamente donde las parejas tuvieron el mayor beneficio al recordar juntos, evidenciado por el desempeño en la tarea de recordar a fondo y las anécdotas que aparecían espontáneamente. Es posible que a medida que envejecemos, compensamos la falta de fiabilidad de nuestros propios sistemas episódicos aprovechando el apoyo memorial ofrecido por una pareja de confianza. Esto podría explicar por qué cuando un miembro de una pareja mayor experimenta una disminución en las funciones cognitivas, el otro pronto le sigue. Nuestros sistemas de recuerdos son realmente un recurso compartido.
Fuente: Research Digest