La ciencia puede ser muy abstracta y muchos dirían aburrida. Oliver Sacks fue un neurólogo que tenía la habilidad de cautivar a los lectores mientras describía los síntomas y vivencias de las personas con trastornos neurológicos muy raros.
Oliver Sacks publicó su último libro dos meses antes de su muerte. Pero en esta ocasión no se escribiría sobre pacientes y síndromes neurológicos raros. Su último libro, En Movimiento, sería sobre su propia vida, sobre sus padres, sobre su crisis existencial, sobre su sexualidad, sobre su amor a los libros, a las motos y a los viajes.
Javier Sampedro escribió para la sección cultural de El País, una de las mejores reseñas sobre las memorias del querido escritor y neurólogo:
Queda feo que lo diga un tipo que se gana la vida juntando letras, pero una buena forma de empezar a leer este libro es echando un vistazo a sus fotos. Sacks rodeado de libros en Oxford, de estadistas en Jerusalén, de camioneros en Alabama. Sacks con el torso desnudo levantando pesas en Londres, con pajarita mirando al microscopio en California, con un bigote escueto tocando el piano en su casita de Topanga Canyon. Luciendo su figura atlética y un punto macarra sobre la imponente BMW R60 que le llevó por media América con una insaciable sed de vida y conocimiento, remangándose la bata blanca para atender a sus pacientes neurológicos del Bronx neoyorquino, tomando el pelo al gran actor Robin Williams hasta hacerle saltar las ternillas. Y, sobre todo, Sacks escribiendo en todas partes y a todas horas, en el tren y al salir de la estación, sobre el techo del coche y en el albergue de montaña, en la orilla del mar y en todo lo alto del Machu Picchu, escribiendo sin parar como si no hubiera un mañana. Toda una vida.
Sin dudas, Oliver Sacks vivió una vida muy emocionante. Después leer la reseña, me compré el libro en Amazo cuesta 8.09 dólares en versión Kindle, pero si quieres puedes buscarla en su formato impreso y editado por Anagrama.