Artículo publicado originalmente por la Asociación Americana de Psicología y cedido para su re-publicación en Psyciencia
La transición de los estudiantes de la escuela primaria a la secundaria coincide con varios cambios importantes en el desarrollo. Algunos pueden estar en la agonía de la pubertad; se están volviendo más conscientes de sí mismos y conscientes de sí mismos, las relaciones entre pares se vuelven más matizadas y su pensamiento se está volviendo más crítico y complejo. Al mismo tiempo, los adolescentes a menudo están “deprimidos” cuando se trata de motivación académica y rendimiento.
- Durante la transición a la escuela intermedia, el sistema de apoyo social de un niño cambia. Esto incluye tener maestros nuevos y múltiples, entornos de aula modificados con clases más grandes, más oportunidades para actividades extracurriculares especializadas e incluso diferentes grupos de amigos.
- La investigación muestra que las relaciones entre compañeros son importantes durante los tiempos de transición y sirven como un factor protector.
Los investigadores han estudiado los efectos de la transición escolar y descubrieron que los mismos cambios pueden ser experimentados de manera diferente por todos los niños.
Estos cambios en la crianza de partidarios adultos y un mayor desarrollo de la relación pueden percibirse como exigentes, caóticos e impredecibles.
Si bien muchos niños se adaptan y muestran signos positivos, como sobresalir académicamente, hacer nuevos amigos o mostrar una respuesta positiva a una nueva configuración de clase o estilo de aprendizaje, algunos niños pueden tener dificultades con este cambio y pueden actuar o mostrar una disminución en el rendimiento académico o motivación.
Los estudios también han demostrado que durante este tiempo los niños pueden experimentar un aumento de los síntomas de ansiedad o depresión, lo que puede empeorar durante los momentos de cambio o transición.
Nuevo entorno de aprendizaje y nuevas metas
Las escuelas primarias y los maestros a menudo tienden a ser más solidarios y orientados a las tareas en su enseñanza: el objetivo para los estudiantes de primaria es dominar una determinada tarea, como aprender a sumar o restar. Sin embargo, en la escuela intermedia, el objetivo de la enseñanza a menudo se convierte en alcanzar cierto grado y esperar que los estudiantes se vuelvan más independientes. Animar a los estudiantes a convertirse en autodefensores cuando se trata de sus calificaciones, horario de clases o incluso estilo de aprendizaje puede ayudarlos a ser más académicamente independientes, lo que les servirá mejor para su futuro y cuando lleguen a la escuela secundaria. El aprendizaje sigue siendo clave, pero medir el rendimiento y adaptarse a los cambios en las expectativas y comportamientos de aprendizaje también es parte de la ecuación.
Ayuda a los estudiantes a adaptarse y prosperar
Muchos psicólogos que estudian educación infantil creen que una clave importante es cómo los niños piensan acerca de su propia inteligencia y habilidades. Si un niño piensa que su inteligencia es fija: “Soy tonto o inteligente”, evitará tareas que desafíen su capacidad o se arriesguen a fallar, y solo optará por trabajar en problemas que ya saben resolver. Los padres y los maestros pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades de resiliencia para ayudarlos a adaptarse mejor en sus nuevos entornos sociales o académicos. Por ejemplo, si se alienta a los jóvenes a intentar y son recompensados en base al esfuerzo, serán más perseverantes y resistentes.
Fuera del aula, los niños pueden preocuparse por la intimidación de sus compañeros de clase o incluso por problemas con sus casilleros, pero al centrarse en lo que pueden hacer o pueden intentar y desarrollar resiliencia, los niños pueden adaptarse a las adversidades que puedan encontrar en la escuela secundaria.
¿Qué pueden hacer los padres y los maestros?
- Aliente a los niños a probar cosas nuevas y aprender nuevas habilidades que puedan estar fuera de su zona de confort.
- Dígales que está bien cometer errores o incluso fallar. A veces, fallar puede ser una oportunidad de aprendizaje, y los padres o maestros pueden ayudar a los niños a comprender lo que pueden necesitar corregir o cambiar para la próxima vez.
- Enseñe a los niños que aprender requiere esfuerzo, tiempo y práctica. No todo le resulta fácil a alguien en el primer intento o introducción a una nueva habilidad. Es importante enseñar a los niños que pueden tener un estilo de aprendizaje único que es diferente de los demás, y alentarlos a ser pacientes cuando aprendan cosas nuevas.
- Ayúdelos a resolver problemas, pero permítales encontrar posibles soluciones, con su guía.
- Aliéntelos a comunicarse con preguntas y para obtener ayuda. El mensaje clave es: “No estás solo”.