Creo que no es necesario explicar el contexto en el cual se escribe el presente artículo. No obstante, considerando que en algún tiempo probablemente muchos se hayan olvidado de este período y los consejos que seguirán a continuación van a seguir teniendo utilidad, detallo.
Estamos ante una situación de pandemia, donde el Coronavirus se ha extendido por muchos países del globo, y donde los distintos gobiernos están tomando medidas para limitar la propagación del mismo.
Dentro de estas medidas está el cierre de fronteras internacionales, nacionales, la limitación de transportes de larga y mediana distancia, la suspensión de actividades que impliquen aglomeramiento de gente, tales como recitales, eventos deportivos, fiestas, etc. Además de esto, se sugiere en algunos países (en otros ya hay establecidas normas más rígidas) limitar la permanencia en calles y otros espacios públicos, permaneciendo lo máximo posible en nuestras viviendas. Con lo cual, básicamente muchas de las actividades agradables que podemos realizar están o directamente prohibidas, o se pueden hacer con muchas limitaciones.
Permanecer días encerrado y alejado de muchas de las actividades que nos gusta llevar a cabo tiene consecuencias en nuestro estado de ánimo, pudiendo provocar ansiedad, aburrimiento excesivo y pensamientos de corte depresivo. Todo esto seguramente afecte la forma en que nos relacionemos con otras personas (las cuales seguramente se sientan como nosotros); teniendo como resultado que nos sintamos luego peor, y entrando en un espiral de “me siento irritable” – trato mal a otros/ otros me tratan mal – “me siento peor que al principio”; y así sucesivamente.
Por esta razón a continuación expondremos una serie de consejos que pueden ayudar a sobrellevar períodos extensos de reclusión de manera menos desagradable, basados en los conocimientos provenientes de la ciencia de la conducta.
Seleccionar las fuentes de información
No es necesario bucear mucho por la tv, radio o redes sociales para encontrar información sobre el brote del virus, sobre medidas y sobre posibles fallecidos e infectados. No obstante, que haya abundante información disponible, no quiere decir que toda sea igualmente válida.
He visto en estos días desde <<astrología de la salud>> (sí, no es chiste) hasta pseudoperiodistas poniendo en duda la existencia del virus o las “razones ocultas” en las medidas de contención. No todas las fuentes de información son verídicas y es importante saber distinguirlas. Ya que hablamos de una pandemia que afecta la salud pública, si no sabemos de donde informarnos, podemos quedarnos con aquellas fuentes oficiales (gubernamentales) o medios de difusión que consten de cierto renombre. Desde ahí vendrán los datos más actualizados, sea en número de casos, medidas preventivas u otro tipo de novedades.
Evitar el exceso de información
No hay nadie que no esté hablando del corona virus en estos días (ni siquiera este artículo). Medio que consumamos tiene información constante sobre el tema. Cualquier red social que utilicemos no demora en mostrarnos audios, memes y noticias (más o menos verídicas) sobre el tema. Esto hace que no podamos olvidarnos del virus ni por un segundo, incrementando en algunas personas sentimientos de ansiedad. Limitar la exposición al tema seguramente reduzca esta ansiedad. Al fin y al cabo, no por estar escuchando cada minuto sobre el corona virus vamos a estar mejor preparados. Para estar debidamente informados, podemos recurrir al consejo anterior y elegir aquellas fuentes de información apropiadas.
Afrontamiento de la situación
La forma en la que afrontamos las situaciones estresantes determina en gran parte como nos sentimos frente ellas, y a su vez que recursos utilizaremos para hacerles frente. No es lo mismo considerar la cuarentena como un período en el cual me aburriré en extremo y me sentiré deprimido; a considerarla una oportunidad de ayudar a las medidas preventivas impulsadas por el Estado, como una forma de cuidar a personas que están dentro de la población de riesgo o de cuidarme yo, si soy parte de esa población de riesgo.
Claro está, en ocasiones en la vida no alcanza solo con “pensar positivo” y ciertos eventos son realmente malos como para tratar de buscarle la vuelta agradable. No quiero dar a entender que es inapropiado sentirse triste y/o preocupado, porque la situación realmente amerita precaución y preocupación. Sin embargo, en las instancias actuales estamos realmente intentando aplacar la propagación del virus, y el consenso científico es que de seguir las medidas impuestas por los diferentes gobiernos, es factible lograrlo.
Estar sobreexpuesto a noticias sobre la pandemia (consejo N° 2) funciona en muchas personas como un estresor, con lo cual siguiendo dicho consejo, es posible que la interpretación sobre los eventos mejore.
Planificación del día
Es posible que luego de un período más o menos variable, empecemos a sentir apatía generalizada. Levantarnos a cualquier hora y permanecer todo el día en la cama mirando Netflix, por más que inicialmente pueda parecer el plan ideal, al cabo de poco tiempo no va a colaborar en que nos sintamos mejor. Planificar las actividades diarias, de la misma manera en que lo hacemos cuando no estamos en cuarentena, ayudará a mantenernos activos cumpliendo objetivos y mejorando nuestro estado de ánimo. Mantener un horario fijo para comenzar el día y las actividades planificadas, cumplirá también con el objetivo de mantenernos activos.
Intercalar actividades agradables y desagradables
Podemos sentirnos tentados a querer realizar aquellas actividades que en nuestro día a día no hacemos por falta de tiempo u otras razones, tales como terminar una tesis, concluir con el capítulo de un libro, limpiar la casa o separar la ropa blanca de la de color. Es esta cuarentena un momento propicio para hacer tales cosas, pero si lo que buscamos es el primer día terminar con todos nuestros pendientes, probablemente la cuestión no funcione, fracasemos y nos sintamos peor que al principio. Si en cambio vamos intercalando actividades que sabemos que debemos hacer pero no nos gustan tanto con otras que tal vez no sean prioridad pero nos agradan más, el resultado con seguridad sea mucho más favorable. Este consejo esta relacionado entonces con el anterior, la planificación de actividades es una gran amiga nuestra, en este caso y siempre en realidad.
Mantener nuestra vida social
La vida social es uno de los aspectos más afectados por una cuarentena. No podemos ver amigos, conocidos, familiares, ni realizar con ellos las actividades que habitualmente hacemos; tales como compartir mates u otras bebidas, salidas a bares, parques, cines, comidas, etc. Afortunadamente vivimos en la era de las redes sociales, y si bien en ocasiones pueden ser perjudiciales (consejos N° 1 y 2), en este caso pueden ayudar a disminuir los efectos del aislamiento, organizando encuentros virtuales con aquellas personas que deseamos ver.
Si nos gusta la actividad física, continuar realizando
He visto que algunas infografías recomiendan así sin más realizar actividad física, como si fuese una receta de cocina o una orden. La realidad es que a no todos les gusta y sugerir a alguien que no le gusta (y que probablemente no realizaba antes de la cuarentena) hacerla, le añade una actividad desagradable a una situación que ya de por sí no es la mejor.
Para aquellos que nos gusta y teniendo en cuenta las particularidades de cada deporte, puede ayudar a sobrellevar la situación realizar algún programa de entrenamiento domiciliario, con los accesorios que posea a mano. Existen en la actualidad muchas aplicaciones para descargar en los teléfonos celulares y tablets, que permiten mantener rutinas de entrenamiento diversas.
Identifique actividades agradables que pueda realizar
En consonancia con el punto anterior, encontrar actividades placenteras hará que nuestro período de aislamiento sea mucho más llevadero. Pero una sugerencia, hacer mucho tiempo aquello que nos agrada tarde o temprano hará que nos cansemos de ello. Si en cambio tenemos en cuenta el consejo N° 5 y combinamos actividades más aburridas con otras más placenteras, la cosa irá mejor.
Si nada funciona, consultar con un psicólogo es buena opción
Si la situación está siendo por demás desagradable o insoportable, es aconsejable consultar con un psicólogo que pueda ayudarle. Existen diversas aplicaciones que permiten mantener consultas a distancia, con lo cual el aislamiento no debería ser en principio una dificultad.
Espero que los consejos enumerados, que para nada son exhaustivos, sean de ayuda para transitar este momento de preocupación generalizada.
Fuerza, y ¡hasta la próxima!