La reciprocidad de los actos se observa a menudo entre las personas, aumentando notablemente con la edad. De hecho, las interacciones de reciprocidad social tienen implicancias directas en todas las fases del comportamiento social por lo que promover la comprensión de la reciprocidad es fundamental desde el desarrollo temprano.
En un estudio con niños se encontró que alrededor de los 5,5 años los niños eran constantemente recíprocos con el comportamiento anterior de sus compañeros (House, Henrich, Sarnecka, & Silk, 2013).
En otra ocasión, para investigar de qué manera los pequeños recompensan y castigan a las personas que los benefician o perjudican, un equipo de investigadores le pidió a niños de entre 4 y 8 años que jueguen un juego de computadora. En el juego, los niños interactuaron con cuatro avatares de animales que podrían ser: a) benefactores que les darían un regalo (una pegatina virtual) mientras incurrían en un costo personal o, b) malhechores que les quitarían las pegatinas virtuales. Luego, tuvieron la oportunidad de darles y quitarles pegatinas a los avatares.
Los niños eran más propensos a mostrar reciprocidad hacia los malhechores al quitarles las calcomanías que a mostrar reciprocidad hacia los benefactores al darles calcomanías. Esto indica que los niños tendían a mostrar más reciprocidad negativa directa que reciprocidad positiva directa (Chernyak, Leimgruber, Dunham, Hu, & Blake, 2019).
Con la edad, los niños estaban cada vez más dispuestos a participar en una reciprocidad positiva, pero de manera generalizada en lugar de hacerlo de manera directa, al darles pegatinas a los avatares que no habían sido sus benefactores. Solo los niños mayores, alrededor de los 7 años, tendían a decir que un benefactor debía recibir una calcomanía, demostrando que comprendían una norma de reciprocidad.
Sin embargo, una breve capacitación en normas sociales, en la que los niños escucharon una historia sobre alguien que le daba un beneficio a un benefactor, aumentó la reciprocidad positiva directa posterior de los niños.
En resumen, aunque los niños son capaces de participar en la reciprocidad directa, parecen más propensos a retribuir acciones negativas del mismo modo, que a acciones positivas. Pero es posible aprender la reciprocidad directa positiva mediante la exposición a historias sobre reciprocidad.
Referencias bibliográficas:
Chernyak, N., Leimgruber, K. L., Dunham, Y. C., Hu, J., & Blake, P. R. (2019). Paying Back People Who Harmed Us but Not People Who Helped Us: Direct Negative Reciprocity Precedes Direct Positive Reciprocity in Early Development. Psychological Science, Vol. 30, pp. 1273-1286. https://doi.org/10.1177/0956797619854975
House, B., Henrich, J., Sarnecka, B., & Silk, J. B. (2013). The development of contingent reciprocity in children. Evolution and Human Behavior, Vol. 34, pp. 86-93. https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2012.10.001
Fuente: Psychological Science