Intentaré exponer qué se entiende en la actualidad por “locura” así como el efecto de esta aproximación en el tratamiento que se le otorga a quienes la padecen en una sociedad como la nuestra.
Adelantemos como introducción que el concepto de locura hasta finales del siglo XIX, aludía a un determinado comportamiento de quienes rechazaban las normas sociales establecidas y se desviaban de la norma por culpa de un desequilibrio mental que ocasionaba delirios enfermizos e impropios del normal funcionamiento de la razón y se plasmaban por la realización de actos extraños y destructivos.
Siguen existiendo casos en los que la sociedad deja de hacerse cargo de estas personas
Consideremos que el concepto de locura ha variado con el transcurrir del tiempo y que ciertos síntomas de ciertas enfermedades hoy no consideradas psiquiátricas, como la epilepsia, fueron calificados de locura e incluso de posesión demoníaca.
(1) Desde la psicología y la psiquiatría, hay ciertos trastornos, como por ejemplo la ESQUIZOFRENIA que en el pasado (y aun hoy en casos graves) se consideraron irreversibles y relegados a un tratamiento paliativo a merced de su deterioro. Aunque afortunadamente, gracias a la moderna psiquiatría, y con los antipsicóticos de última generación que apenas producen efectos secundarios, se han conseguido grados satisfactorios de integración socio-laboral de unos pacientes que antaño eran considerados locos.
Pero no olvidemos que pese a ello, aún hoy en día, en ámbitos de nefastas condiciones socio-sanitarias, siguen existiendo casos en los que la sociedad deja de hacerse cargo de estas personas sin siquiera llegar a cuestionarse cuáles son las causas de su trastorno y si este podría tener solución.
(2) Consideremos que ciertas patologías, como el hoy en día tan en boga TRASTORNO BIPOLAR (hace años conocido como psicosis maníaco-depresiva), permiten a quien lo padece, en la mayoría de los casos, llevar una vida relativamente normal mientras tenga la “suerte” de vivir en un ámbito social que se haga cargo de su enfermedad ofreciéndole acceso a un adecuado tratamiento así como apoyo a sus familiares para que éstos estén atentos a cualquier manifestación que se escape de lo “normal” y pueda ser indicativa de un período maníaco o depresivo del proceso.
Si bien en los períodos de crisis un bipolar puede precisar, aún en la actualidad, un ingreso hospitalario, consideremos que en un pasado no muy remoto, quien sufría esta enfermedad era estigmatizado por la sociedad y encasillado en el excluyente estereotipo que en cada época ha definido a la locura.
EL FACTOR SOCIAL
Muchas deficiencias y patologías psiquiátricas tienen su origen en factores genéticos, pero también los factores ambientales pueden ser causantes o desencadenantes de dichas “anomalías”. Familias disfuncionales, ambientes carenciados o muy conflictivos pueden configurarse como causas que activen la puesta en marcha de un trastorno mental.
Es posible que las causas de muchos trastornos psiquiátricos se encuentren en el seno de la familia o en la matriz de una sociedad que no está siendo capaz de sostener la “realidad” para algunas personas; por ello, en ocasiones, puede que una persona altere su realidad cuando ésta le resulta insatisfactoria e intolerable.
Los factores ambientales pueden ser causantes o desencadenantes de dichas “anomalías”
A lo largo de la historia de la humanidad, la sociedad (autoconsiderada mentalmente sana) casi nunca se ha hecho cargo de su responsabilidad en estos temas y ha culpado a los “enfermos mentales” de su propio trastorno sin tener en cuenta la influencia nefasta que los individuos ‘sanos’ y la sociedad en sí puedan haber ejercido sobre ellos en la puesta en marcha de su enajenación.
Esto es debido, en buena parte, a que los enfermos mentales siempre han molestado y/o asustado a quienes se consideraban “normales” y su tendencia natural era siempre apartarlos y relegarlos a consumirse en una vida sin sentido alguno.
LA LOCURA SEGÚN GUILLERMO BORJA
Desde la mirada del psiquiatra mexicano Guillermo Borja, “La locura es tratar de ser antes de morir. La locura es la búsqueda de la salud y requiere mucha valentía por parte del sujeto. Recordemos que uno de los terrores más grandes es perder el control”.
Esto implica que, el camino hacia la locura se transita probablemente en la forma de una búsqueda de estar bien, cuando la situación o las condiciones no son las adecuadas. Es así como, en el caso de la esquizofrenia, por ejemplo, se llega, probablemente a través de un camino de búsqueda de soluciones, a una disociación que implica un quiebre y la pérdida del juicio de realidad. Probablemente si tuviéramos la posibilidad de reconstruir el camino de las personas hacia la locura, nos daríamos cuenta de que hubiese sido posible encauzarlo de un modo más amable y adecuado para la persona en alguna de las etapas transitadas.
La “sanación” no debe ser considerada en términos de “normalización” o “adaptación”
Borja opina que la salud va más allá de la funcionalidad estética, es decir, de lo que se ve bien en términos de comportamientos adecuados y formas de ser socialmente deseables. Esto implica que la “sanación” no debe ser considerada en términos de “normalización” o “adaptación”, sino de bienestar para la persona y para quienes se encuentren a su alrededor.
Preguntémonos entonces si es válido sentenciar al aislamiento, a la reclusión y a la desesperanza a quienes han perdido el lazo con la realidad a la que nosotros continuamos aferrándonos y, si no hacer nada por sanarlos no implica también una forma pasiva de violencia que puede ser más grave aún que la perpetrada por los cuidadores que maltratan física y psicológicamente a los que, sin tener culpa alguna, perdieron en algún momento la “capacidad de ser en el mundo” que nosotros compartimos.
Artículo previamente publicado y en Gestalt Terapia y cedido para su publicación en Psyciencia por sus autores: Clotilde Sarrió – Terapia Gestalt Valencia y Dr. Alberto Soler Montagud – Psiquiatría Privada