La “autolesión no suicida” se define como la “destrucción deliberada, autoinfligida de los tejidos del cuerpo, sin intención de suicidio y sin propósito de ser sancionado por la sociedad” (Nock, 2009).
¿Qué diferencia la “autolesión no suicida” de las “conductas suicidas”? Con solo leer ambos términos puede parecer obvio que se trata de que haya o no intencionalidad suicida. Es decir, la diferencia está en el objetivo de la conducta. Las diferencias que se pueden encontrar entre ambas conductas son muchas más y de distinta índole. Sin embargo, y como cuestión predominante a la hora de definir y diferenciar la autolesión de otras conductas, vamos a ver cuáles son las funciones más destacadas en la literatura.
Funciones de la autolesión no suicida
Usualmente se suele confundir la función de la conducta con la “razón, propósito o intencionalidad detrás de una conducta”. Pero la función y la intencionalidad no significan lo mismo. En realidad, la función de la conducta se entiende como “la relación entre una conducta y sus consecuencias” (Muehlenkamp, 2014), o en otras palabras cómo una conducta es reforzada por el ambiente. La función de la conducta ha permitido estudiar con más precisión la conducta autolesivas y es por ello que las teorías psicológicas que intentan explicar por qué algunas personas se autolesionan dan gran importancia a su función.
¿Pero cuáles son las funciones de la autolesión? Su búsqueda se remonta a casi tres décadas y en su camino se han elaborado y probado numerosos instrumentos de investigación e hipótesis. El término y definición de autolesión también ha ido variando por lo que habría que tomar con cautela los hallazgos. Los modelos que explican las funciones de la autolesión según Klonsky (2007) son:
- Regulación emocional o del afecto. Al haber crecido en ambientes invalidantes o ser vulnerables a la inestabilidad emocional y no contar con estrategias adaptativas de afrontamiento al estrés, se utiliza la autolesión como medio para aliviar sentimientos negativos agudos o la excitación afectiva aversiva.
- Anti disociación. La autolesión se daría como respuesta a episodios de despersonalización, disociación o desrealización.
- Anti suicidio. La conducta tendría el objetivo de reemplazar o evitar el impulso de suicidarse.
- Límite interpersonal. La autolesión le permite diferenciarse del otro y afirmar su autonomía.
- Influencia interpersonal. Influir sobre las decisiones, afectos y/o comportamientos de personas cercanas con el fin de pedir ayuda, evitar ser dejado o pedir que se le valore.
- Autocastigo. Según Linehan (citada en Klonsky, 2003), las personas que han crecido en determinados contextos, aceptan los castigos y la violencia como métodos de autocontrol, regulación y moldeado conductual.
- Búsqueda de sensación. Algunos sujetos se autolesionan con el fin de buscar sensaciones límite placenteras, novedosas y dolorosas que les generen emociones intensas y excitantes.
A la pregunta de para qué sirve la autolesión, la conclusión por parte de la mayoría de los autores suele ser: “es una herramienta de regulación emocional”. Y gran parte de los tratamientos psicológicos se centran en esta cuestión. Pero como hemos visto la autolesión puede tener varias funciones más y en cada persona suele servir a más de una función (Muehlenkamp, 2014).
La función que la autolesión esconde no es algo meditado ni planeado por la persona
Como resumen y para facilitar la comprensión de qué es y cómo funciona la autolesión, Nock y Prinstein (2004), propusieron 4 categorías de su función:
- Reforzamiento automático negativo. Se refiere al uso de la autolesión para reducir la tensión u otros estados afectivos negativos.
- Reforzamiento automático positivo. La persona se autolesiona para crear un estado psicológico deseable (para sentir algo, aunque sea dolor).
- Reforzamiento social negativo. La autolesión como método de escape ante las demandas interpersonales (para evitar el castigo de los otros o tareas no placenteras).
- Reforzamiento social positivo. Se utiliza la autolesión para conseguir atención de otros incluso cuando es negativa o para hacerle saber a los demás que la persona se siente infeliz.
Mitos sobre la autolesión no suicida
Quienes se autolesionan no suelen darse cuenta de porqué lo hacen. La función que la autolesión esconde no es algo meditado ni planeado por la persona. Una vez que conocemos qué utilidad tiene, las razones por las que alguien se autolesiona, que finalidad tiene o, dicho de otro modo, qué fin consigue la persona con la autolesión, podemos entender de otra forma algunos de los mitos más extendidos (SIA, 2010; Caicedo y Whitlock, 2015). La Sociedad Internacional de Autolesión (2010) propone una lista de mitos existentes sobre la autolesión:
1. La herida no está “tan mal”, por lo tanto, el problema no es serio
No se puede juzgar la seriedad del problema emocional de una persona por la severidad de la lesión. Todo dependerá de la persona que se autolesiona, cómo considere el problema y como sea su manera de afrontarlo. En el “para qué le sirve la autolesión” está la clave para ofrecer ayuda y tratamiento.
2. Autolesionarse es un intento de suicidio fallido
La investigación sobre las motivaciones subyacentes de la autolesión revela diferencias importantes entre aquellos que intentan suicidarse y aquellos que se autolesionan para manejar su estrés y hacer frente a sentimientos negativos abrumadores (o alguna de las otras funciones que hemos visto antes). La mayoría de los estudios encuentran que la autolesión a menudo se lleva a cabo como un medio para evitar el suicidio. Su intención no suele ser la de morir, aunque esto pueda suceder.
Si las conductas autolesivas continúan dándose a lo largo de los años, el riesgo de suicidio también aumenta
3. Las personas que se autolesionan disfrutan el dolor o no pueden sentirlo
La mayoría de las veces la autolesión duele. Algunas veces sentir el dolor es todo el objetivo — una persona puede autolesionarse para reconectarse con su cuerpo o simplemente para sentir algo. No hay evidencia de que los individuos que se autolesionan sienten el dolor de manera diferente que las personas que no se autolesionan.
4. Los que se autolesionan representan un peligro para los demás
La autolesión suele ser una actividad privada. El daño se canaliza hacia la propia persona y solo ella. Muchos de los que la practican están acostumbrados a dirigir su enfado y frustración hacia adentro en lugar de hacia el exterior. Lesionar a otros no produce los efectos que necesita la persona por los cuales recurre a dañarse.
5. La autolesión es solo para llamar la atención y manipular a otros (padres, amigos, novios, etc.
Aunque algunos reportan haber comenzado la práctica como un medio para llamar la atención de otros (que siempre debe ser entendida como un pedido de ayuda, una alarma), muy pocos dicen que ésta sea la principal razón para continuar la práctica. Quienes se autolesionan pueden necesitar ayuda, pero no lo hacen para llamar la atención en exclusiva. Repito, si alguien se está lesionando a sí mismo por atención, entonces esa persona claramente la necesita y está pidiendo ayuda a gritos. La mayoría de las personas que se autolesiona, sin embargo, llega a extremos para ocultar sus cortes, cicatrices o quemaduras. Tampoco suelen saber por qué tienen esta conducta. Aunque no sea abiertamente una búsqueda de atención, la autolesión oculta es igualmente un síntoma de angustia subyacente y merece la atención de otros que estén en condiciones de ayudar.
Si crees que alguien se autolesiona para llamar la atención, trata de focalizarte en qué es lo que necesita y asístelo para conseguir y busca ayuda profesional.
6. Solo los adolescentes se autolesionan. Solo las mujeres se autolesionan. Todas las personas que se autolesionan han sido abusadas
Si bien es cierto las autolesiones se ven con más frecuencia en la población adolescente y es muy poco frecuente que alguien comience a hacerlo después de los 30 años, la conducta puede darse en personas de todas las edades. Han sido documentados casos en niños de 7 años o menos, y muchos adultos también incurren en autolesión. Por otro lado, haber vivido situaciones de abuso ciertamente es uno de los factores de riesgo de las autolesiones, pero esto no significa que absolutamente todas las personas que se autolesionan han experimentado dichas situaciones. Las razones para autolesionarse son variadas y únicas para cada individuo.
La autolesión es un síntoma de angustia subyacente y merece la atención de otros que estén en condiciones de ayudar
Por último, si bien los datos sugieren que entre los adolescentes, las conductas autolesivas son más comunes en las mujeres, los estudios en población adulta no son tan contundentes y no se puede asegurar que un sexo tenga mayor prevalencia de esta conducta que el otro (Villarroel, 2013). La necesidad que cubre la autolesión está presente en todas las etapas de la vida y en ambos géneros.
7. Alguien que se autolesiona es parte del subgrupo “Gótico”, “Emo” o lo hace para pertenecer a un grupo
Aunque la autolesión puede tener como función la búsqueda de ayuda y generar sentimiento de afiliación al grupo, esta no es la principal función y tampoco se da por sí sola comúnmente. Como ya se dijo antes, la conducta suele tener más de una función. Además, la autolesión no excluye a nadie. Las personas que se autolesionan provienen de todo tipo de grupos, etnias, y niveles económicos. Es difícil clasificar a alguien como una persona que se autolesiona (o no) basándose en su apariencia, el tipo de música que escuchan, o quiénes son sus amigos.
8. Alguien que se autolesiona puede detenerse si realmente lo quiere
Esto es cierto para algunas personas, pero para otras la autolesión puede ser una adicción. Si algo es útil seguirá utilizándose. La autolesión en este caso puede servir para varias cosas y puede ser una herramienta más eficaz que otras más sanas. Llega un momento en el que la persona no puede evitar lesionarse y la autolesión toma el control de su vida. Que la persona desee no autolesionarse no se convierte inmediatamente en que sepa qué hacer para no autolesionarse.
9. La autolesión es intratable
Este comportamiento suele ser un síntoma de algún otro problema subyacente. Las terapias más comúnmente utilizadas para tratar la autolesión son las terapias cognitivo-conductuales, la terapia conductual dialéctica, y las terapias de grupo o familiares. Los antidepresivos u otros medicamentos también son utilizados para tratar la depresión o ansiedad subyacentes. Muchos de los tratamientos se basan en encontrar las funciones de la autolesión y conseguirlas o regularlas con otras conductas.
10. No hay nada que yo pueda hacer para ayudar a alguien que se autolesiona
Existen varias formas de ayudar a una persona con este problema. Puedes recomendarle visitar a un profesional (en el punto 10 se nombran varias terapias que trabajan con la problemática). Además de esto puedes escucharlo, mostrar comprensión y empatía, no emitir juicios e informarte.
Si bien la literatura hace una clara distinción entre las autolesiones sin intención suicida y los intentos de suicidio, algunas investigaciones sugieren una fuerte conexión entre ambas, ya que un buen porcentaje de las personas que cometen una también realizan la otra. Se ha observado que, si las conductas autolesivas continúan dándose a lo largo de los años, el riesgo de suicidio también aumenta (Villarroel, 2013; Owens, Horrows & House, 2002). Por dicho motivo, es muy importante que la persona que se autolesiona encuentre ayuda profesional idónea.
Imagen: Unsplash
Referencias bibliográficas
Caicedo, S. y Whitlock, J. (2015). Top 15 concepciones erróneas acerca de la auto-lesión. The Information Brief Series. Cornell Research Program on Self-Injury and Recovery. Cornell University, Ithaca, NY.
Faura, J. (2015). Tratamientos para la Autolesión no suicida: Revisión de intervenciones psicológicas. Tesis de grado. Universidad de Málaga, España.
Faura, J. (2016). Evaluación para la Autolesión no suicida: Revisión sistemática de instrumentos. Tesis de master. Universidad de Almería, España.
Klonsky, E. D. (2007). The functions of deliberate self-injury: A review of the evidence. Clinical psychology review, 27(2), 226-239.
Klonsky, E., Oltmanns, T. & Turkheimer, E. (2003) Deliberate self-harm in a nonclinical population: prevalence and psychological correlates. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12900314
Muehlenkamp, J. (2014). Distinguishing between suicidal and nonsuicidal self-injury. En M. K. Nock. (Ed.), The oxford handbook of suicide and self-injury (pp. 23-46). New York, NY, US: Oxford University Press.
Nock, M. K. (2009). Understanding nonsuicidal self-injury: Origins, assessment, and treatment. American Psychological Association.
Nock, M. K., y Prinstein, M. J. (2004). A functional approach to the assessment of self-mutilative behavior. Journal of consulting and clinical psychology, 72(5), 885.
Owens, D., Horrocks, J., House, A. (2002), Fatal and non-fatal repetition of self-harm Recuperado de: http://bjp.rcpsych.org/content/181/3/193.short
Sociedad Internacional de Autolesión. (2010). Mitos sobre autolesión. España: Recuperado de http://www.autolesion.com/2010/11/03/mitos-sobre-autolesion/
Villarroel, J. Jerez, S. Montenegro, A., Montes, C., Igor, M. & Silva, H. (2013) Conductas autolesivas no suicidas en la práctica clínica. Primera parte: conceptualización y diagnóstico. Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-92272013000100006&script=sci_arttext&tlng=en
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