Uno de los mejores ejemplos como introducción para este artículo, lo podemos encontrar en el mítico y conocidísimo programa de televisión Dr. House. Para quien no lo conozca, es una serie basada en el doctor Gregory House, un genio de la medicina, con una memoria eidética que, al mejor estilo de Sherlock Holmes, logra diagnosticar casos casi imposibles para otros médicos, ayudando a salvar a muchas personas. Pero ¿cuál es el problema? El Dr. House no tiene ni una pizca de empatía por sus pacientes, es extremadamente brusco, mal educado, arrogante y algunos dirían que hasta despiadado. Esto provoca una paradoja en el ámbito médico: ¿importa que el doctor sea empático, tolerante y explicativo con sus pacientes y considere otros factores psicológicos, sociales, ambientales (modelo biopsicosocial)? o ¿lo importante es ir directamente a la enfermedad, al tratamiento, a la cirugía, etc. (modelo biomédico)?
Las investigaciones aseguran que la empatía y el tratamiento compasivo juegan un rol importantísimo en el proceso de recuperación de los pacientes, ya que al sentirse respetados, tomados en cuenta, etc. (reduce los errores médicos, mejora los resultados de los pacientes, logra que se sientan más satisfechos, reduce los reclamos por mala-praxis e incrementa la felicidad en los doctores)
¿Por qué algunos médicos no intentan ser más empáticos?
Si la evidencia científica sustenta la importancia de la empatía en la recuperación del paciente ¿por qué algunos médicos no intentan ser más empáticos? Algunos sostienen que es algo muy arraigado a la personalidad y que es muy difícil de aprender.
Pero sobre la base de un estudio publicado en el 2010 que demostró que los observadores empáticos tienen una actividad cerebral, ritmo cardíaco y el nivel de conductancia eléctrica de la piel, similar a los de la persona sometida a la experiencia emocional (observando a un amigo que era golpeado por la puerta de un auto). La Dr. Helen Riess, directora del Programa científico de Empatía y Relaciones en el departamento de psiquiatría en el Hospital de Massachusetts, creó una serie de módulos de entrenamiento de empatía destinado a médicos. Los módulos fueron diseñados para enseñar técnicas de reconocimiento de pistas no verbales y expresiones faciales, así como las estrategias para hacer frente a las respuestas fisiológicas propias, provocadas por encuentros emotivos.
Por ejemplo, en una de las clases los doctores participantes vieron un vídeo de una tensa consulta de examinación y se les mostraba un gráfico de cómo la frustración y la ira se evidenciaban por medio de la conductancia de la piel en el paciente y el médico . Otra lección llevó a los médicos a través de una serie de imágenes de pacientes que expresaban ira, desprecio, felicidad, miedo, sorpresa, disgusto y tristeza.
Para evaluar la efectividad de las lecciones, el Dra. Riess y varios de sus colegas inscribieron a alrededor de 100 médicos en el entrenamiento, de los cuales 50 habían tomado una hora del entrenamiento de empatía y se les pidió a sus pacientes a que evaluaran la empatía, basados en la habilidad de los doctores de hacerlos sentir a gusto, de demostrar compasión y un completo entendimiento de las preocupaciones del paciente.
“Las personas tienen la creencia de que nacemos empáticos o no, pero la empatía se puede enseñar y se puede mejorar”
Dos meses después los investigadores le pidieron a un grupo de pacientes que evaluaron a todos los médicos nuevamente. Los resultados señalaron que los médicos que tomaron el curso de empatía habían exhibido mejoras significativas en su conducta empática, mientras que los médicos que no asistieron el curso de empatía empeoraron en su capacidad de empatizar con el paciente.
“Las personas tienen la creencia de que nacemos empáticos o no, pero la empatía se puede enseñar y se puede mejorar” dijo la Dra. Riess
Comparado con sus pares, los médicos que asistieron al curso de empatía, interrumpieron menos a sus pacientes, mantuvieron mayor contacto visual y mejoraron su comprensión cuando los pacientes se mostraban molestos, frustrados o enojados. También demostraron una notable resistencia a los “efectos deshumanizadores del entrenamiento médico”.
“Siento que me gusta mi trabajo, nuevamente” dijo uno de los médicos que tomó el curso de empatía y que había asegurado que sentía los efectos del Burnout (síndrome del quemado)
Las respuestas a este estudio han sido muy buenas, esto se debe en parte a que es el primer estudio que utiliza las evaluaciones de los pacientes sobre la empatía de sus médicos, en comparación a las autoevaluaciones de los médicos.
“El punto principal de esta evaluación es saber si los pacientes creen que los médicos son empáticos, no si los médicos creen que son empáticos. Estamos en un momento especial de la historia de la medicina, tenemos los datos neurofisiológicos que validan y ayudan a la medicina a encaminarse en el balance entre la ciencia y el arte” sostuvo Dr. Riess
Imagen: wakeuptosleep
1 comentario
Me gusta el comentario del médico que dice que le vuelve a gustar su trabajo y que había sentido síntomas del síndrome de burnout, porque es un problema que se da muchísimo en esa profesión y sería doblemente beneficioso si se puede enseñar a los médicos a ser empáticos y también hacer prevención de este síndrome.
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