Las psicoterapias breves surgen de la necesidad que el individuo le plantea al terapeuta al pretender resolver cuanto antes sus problemas en base a fijar unas metas en las que los tiempos se abrevien a expensas de tratamientos cortos que no siempre serán compatibles con todas las modalidades de terapias ni con todas las patologías o problemas que se pretenden resolver.
Por lo general, el deseo del paciente es mitigar las consecuencias del vertiginoso ritmo que le impone la vida actual, así como la concatenación de una serie de exigencias a superar, muchas veces a expensas de dolorosos cambios y duras exigencias que serán patologizadas en forma de ansiedad y muchas de sus somatizaciones (como migraña crónica, trastornos digestivos…) neurosis obsesivas, repercusiones en las relaciones de pareja, ciclotimias, trastornos en la autoestima y otros muchos síntomas que incitarán al individuo a buscar remedios rápidos, las más de las veces recurriendo a libros de autoayuda (sobre todo en busca de técnicas de relajación para mitigar su ansiedad) antes de buscar la ayuda de un verdadero profesional.
Breve recorrido histórico
La psicoterapia breve es un nuevo modelo de terapia surgida en los últimos cincuenta años como respuesta a la demanda asistencial planteada por una tasa cada vez mayor de población consultante en los centros hospitalarios y de salud mental, tanto públicos como privados, que buscan solucionar sus problemas psicológicos del modo más rápido y eficiente. En la necesidad de disponer de este tipo de terapias tambien influyen otros factores como las limitaciones económicas o la edad avanzada de las personas que solicitaban ayuda.
Si bien la Terapia Breve implica la aplicación de tratamientos mucho más cortos respecto a otros como, por ejemplo, las técnicas psicoanalíticas, destaquemos que ya al propio Sigmund Freud (considerado como padre del psicoanálisis) le llegó a preocupar el problema de acortar el proceso terapéutico y buscó diversas técnicas de psicoterapia analítica breve, rechazando cualquier focalización del análisis en un síntoma aislado, para interesarse en la organización global de la personalidad y en las resistencias. Inicialmente, en su época preanalítica y comienzos de la analítica, los tratamientos aplicados por Sigmund Freud se caracterizaban por ser breves –sólo duraban algunos meses–. Es oportuno reseñar aquí, como anécdota ilustrativa, la breve y atípica sesión de terapia mantenida por el compositor Gustav Mahler y Freud la tarde del 26 de agosto de 1910, «una de las más singulares y atípicas por lo heterodoxo del procedimiento ya que consistió en una walking – talking – cure, de cuatro horas de duración mantenida mientras paseaban por las calles de la ciudad universitaria de Leiden» (Leer: Gustav Mahler & Sigmund Freud: Relato de un encuentro singular).
implica la aplicación de tratamientos mucho más cortos
Sandor Ferenczi, adelantándose a la Terapia Gestalt, introdujo en el Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en la Haya en 1920 su “Técnica Activa”, basada en intervenciones provocadoras por parte del analista, consistentes en órdenes o prohibiciones con la finalidad de movilizar al paciente y privarlo de algunos beneficios secundarios de la transferencia.
Más tarde, Franz Alexander enfatizó en que no es la rememoración de los eventos antiguos lo que cura, sino su recuerdo en el aquí y ahora del tratamiento, incitando de este modo al psicoanalista a tener conversaciones directas, utilizando las situaciones de la vida real del cliente y favoreciendo el revivir las experiencias emocionales en el marco de una relación diferente, cuyas modalidades son analizadas, postulados que se aproximan claramente a un enfoque gestáltico.
Psicoterapia breve en Terapia Gestalt
En su libro “La Gestalt. Una terapia de contacto”, Anne y Serge Ginger hablan de la terapia breve en la Terapia Gestalt en un capítulo del mismo al que pusieron por título: “Terapias breves en Gestalt: ¿Realidad o mito?”. En él, los autores afirman no pretender que la Terapia Gestalt sea una terapia breve, ni intentar simplificar la terapia a una mera reducción de un síntoma; no obstante, sostienen que los casos de mejoría sensible, rápida y persistente del comportamiento y la disminución neta del sufrimiento o del malestar, no son excepcionales en Terapia Gestalt.
Franz Alexander enfatizó en que no es la rememoración de los eventos antiguos lo que cura, sino su recuerdo en el aquí y ahora del tratamiento
Serge y Anne Ginger iniciaron un estudio, realizado con cuatro grupos de pacientes en las ciudades de París y Toulouse. Estos grupos estaban compuestos por personas que padecían desde dificultades existenciales hasta reacciones de ajuste, algunos con psicosis y otros con neurosis. Una parte de los individuos estudiados recibían Terapia Gestalt mientras que otros eran tratados con Psicoanálisis, tanto a nivel individual como en grupo.
De su estudio, Serge y Anne Ginger concluyeron que la Terapia Gestalt se manifestaba como una psicoterapia eficaz, a la vez que rápida, profunda y durable. También llegaron a la conclusión de que la Terapia Gestalt, más que una psicoterapia, es una herramienta metodológica que permite obtener una visión diferente del hombre y el entorno en el que se relaciona y permite al mismo tiempo modificar nuestra propia visión ofreciendo de este modo una nueva “gestalt” (forma) a todo lo que observamos desde esa nueva perspectiva.
Los autores también afirman en sus conclusiones que al referirse a las terapias breves ya no es la duración lo que los terapeutas se cuestionan hoy en día sino la metodología del tratamiento, las indicaciones específicas durante la intervención y las explicaciones de los hechos observados.
Termina de leer el artículo completo en Gestalt Terapia, el blog especializado de la terapueta Clotilde Sarrió.