Las actuales demandas sociosanitarias han aumentado la participación de la psicología en la atención de la salud. En Colombia la Ley 1090 del año 2006, que reglamenta el ejercicio de la profesión de la psicología, considera al psicólogo como un profesional de la salud que puede asesorar y participar en el diseño y formulación de políticas públicas en salud, procesos de educación, justicia y demás áreas de la psicología aplicada.
A su vez puede realizar consultorías “para el diseño, ejecución y dirección de programas, en los campos y áreas donde el conocimiento y el aporte disciplinario y profesional de la Psicología sea requerido o conveniente para el beneficio social” citado por Restrepo (2012). Por su parte, la salud pública se ha definido como un campo de saberes y prácticas interdisciplinarias sobre la salud de las poblaciones, interesándose por la calidad de vida y el bienestar colectivo.
Diversos autores que han tratado las relaciones entre estos campos coinciden en afirmar que los mayores puntos de encuentro se han producido en las áreas de promoción de la salud y prevención de enfermedades, la cognición, el afecto, la emoción y la conducta.
Es importante mencionar que la Psicología como disciplina científica y aplicada tiene la responsabilidad de participar en la construcción de modelos conceptuales y en el desarrollo de estrategias que permitan satisfacer las necesidades de salud de las poblaciones; la articulación entre las micro y macro explicaciones sobre los procesos de salud-enfermedad y la contribución a la reducción del sufrimiento humano, dirigiendo sus esfuerzos a la promoción de la calidad de vida y a la búsqueda del desarrollo humano óptimo, tanto en individuos como en colectividades (Arrivillaga, 2009).
A la fecha, esta disciplina ha logrado su consolidación, lo cual se refleja en la adopción de un código deontológico y el fortalecimiento y apoyo en el ejercicio profesional a través del Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC).
La Psicología como disciplina científica tiene la responsabilidad de participar en la construcción de de estrategias que permitan satisfacer las necesidades de salud
COLPSIC (2013) reconoce quince campos disciplinares y profesionales entre los que se encuentran la psicología clínica y la psicología de la salud, principales medios de aproximación de la psicología a la salud pública, usualmente agrupadas en un solo campo pero con diferencias en su enfoque. La primera, basada en el modelo biomédico, se centra en la atención de la enfermedad de manera individual y la segunda, fundada en el modelo biopsicosocial, explora la interrelación de los factores biopsicosociales en el proceso salud-enfermedad y se orienta al mejoramiento de estas condiciones, conectando las ciencias médicas y las ciencias sociales (Grau y Hernández, 2005).
Esto ha otorgado el reconocimiento oficial de la psicología como profesión de la salud, mediante la Ley 1090 de 2006, la expedición de la Ley de salud mental (Ley 1616 de 2013) y la adopción del Plan Nacional de Salud Pública (PDSP) 2012-2021 en Colombia, lo cual amplían aún más el panorama para su ejercicio.
Es imprescindible mencionar, que lo que une a los distintos objetos de la psicología es su carácter individual y privado, en contraste con lo colectivo o lo público. Esto hace que la integración entre esta disciplina y la salud pública haya contado con acercamientos fructíferos pero también con numerosos obstáculos (Muñoz, 2014).
Entre ellos está el hecho de que la psicología como profesión se ha concentrado en acciones psicoterapéuticas, en intervenciones centradas en los estilos de vida individuales (Albee & Fryer, 2003) o en el análisis e intervenciones desde la psicología social en sus distintas ramas, con alcance únicamente en el nivel grupal y comunitario. Todo esto resulta insuficiente cuando se trata de salud pública, pues ninguna de estas formas toca elementos de la estructura y la composición social, que constituyen lo colectivo (Arrivillaga, 2009) y determinan el bienestar, la salud y la enfermedad de las poblaciones.
Por otra parte, la formación académica de psicólogos en Colombia no los prepara adecuadamente para responder a las demandas en Salud Pública, para reconocer las necesidades y recursos de la población usuaria de los servicios de salud, ni para buscar maneras de contribuir a la reducción de las desigualdades sociales y las inequidades en salud (Arrivillaga, 2009).
Particularmente, en el nivel de pregrado es necesaria una formación más general, abierta a las posibilidades de la interdisciplinariedad, “menos centrada en los debates teóricos” y con una especial sensibilidad a los temas públicos que afectan a la sociedad.
El perfil debe adecuarse a la realidad de salud del país; los profesionales deben ofrecer servicios de acuerdo con las necesidades y prioridades basadas en condiciones epidemiológicas; promover la participación ciudadana en las acciones del sistema de salud y contribuir en las formas de organización de la comunidad para emprender exitosamente tareas de salud colectivas (Cabrera, 2004); desarrollar acciones intersectoriales y de colaboración con otros profesionales que formen parte del equipo de salud, y priorizar mecanismos de decisión horizontales evitando relaciones verticales y jerarquizadas que dificultan el intercambio de experiencias entre las diferentes disciplinas (Dimenstein, 2003).
Es importante, realizar ajustes en los programas educativos en Colombia en los órdenes de formación básica, de postgrados y de educación continua, mediante un ejercicio de corresponsabilidad entre gremio, formadores y empleadores para fortalecer al psicólogo como recurso humano efectivo en salud (Mosquera, Salazar, 2015).
Es necesario que la psicología avance hacia la construcción de una comunidad científica y profesional, con legitimidad social en el campo de la salud pública. La psicología tiene el desafío de abordar y desarrollar investigaciones interdisciplinarias que abran las compuertas a renovados modelos explicativos vinculantes de lo individual y lo colectivo en relación con la salud y los grupos de investigación.
Es por ello que los psicólogos tienen el desafío de analizar los problemas éticos en relación con el individuo, la libertad y la responsabilidad pública, en los que se integren elementos como la calidad de vida, promoción y prevención, consumo de sustancias psicoactivas, estilo de vida y salud, salud mental y salud pública, rehabilitación en enfermedades crónicas, estrés, evaluación y medición, salud sexual y reproductiva, violencia social, perspectiva de género y salud, psicooncología, representaciones sociales de la salud, psicología hospitalaria, soporte social y salud, psicología de la salud y el deporte, psicoinmunología y medio ambiente y salud.
En este sentido la vinculación, relación y organización por niveles jerárquicos de determinantes sociales de la salud, hacen posible una explicación y comprensión integral de diversas problemáticas en el campo de la salud pública (Louro, 2003).
Finalmente, es importante demostrar la evidencia empírica del impacto de las intervenciones psicosociales en el campo de la salud, debatir el rol e incrementar la integración del psicólogo en el medio hospitalario y validar instrumentos de evaluación y medición en población colombiana (Flórez, 2006).
Adicionalmente, deben considerarse objetivos diferentes como la búsqueda de la equidad en salud; la reducción de brechas de desigualdades injustas, innecesarias y evitables; la atención a necesidades individuales y colectivas, con estrategias renovadas de intervención interdisciplinaria, donde la psicología aporte todo su potencial epistemológico, conceptual y metodológico (Dimenstein, 2003) .
Así mismo, la psicología debe vincularse efectivamente en el nivel de lo político e ideológico, para la defensa de la salud como un derecho humano fundamental, que desarrolle nuevas metodologías para el ejercicio de una praxis participativa, emancipadora y de agencia con vinculación de los sujetos y las comunidades para el fortalecimiento de su propia salud.
Referencias bibliográficas:
Albee, G. W. & Fryer, D. M. (2003). Towards a public health psychology. Journal of Community & Applied Social Psychology, 13, 71-75.
Arrivillaga, M. (2009). Psicología y salud pública: tensiones, encuentros y desafíos Universitas Psychologica, vol. 8, núm. 1, pp. 137-147.
Cabrera, G. (2004). Teorías y modelos en la salud pública del siglo XX. Colombia Médica. Vol. 35 nº 3. Pp.1-5.
Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC) (2013a). Condiciones sociodemográficas, educativas, laborales y salariales del psicólogo colombiano. Recuperado de http://www.colpsic.org.co/ documentos/estudio.htm.
Dimenstein, M. (2003). Los (des)caminos de la formación profesional del psicólogo en Brasil para la actuación en la salud pública. Recuperado de http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/8349/a14v13n5.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
Flórez, L. (2006). La Psicología de la Salud en Colombia. Universitas Psychologica, 5(3), 681-694.
Grau, J.A. y Hernández, E. (2005). Psicología de la salud: aspectos históricos y conceptuales. Psicología de la Salud: fundamentos y aplicaciones. (pp.33-84). Centro Universitario en Ciencias de la Salud.
Louro, I. (2003). La familia en la determinación de la salud. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662003000100007.
Mosquera, Y; Salazar, F. (2015). Caracterización ocupacional del psicólogo en el área de salud pública en el departamento del Huila. Recuperado de http://biblioteca.ucp.edu.co/OJS/index.php/textosysentidos/article/view/2760/2738
Muñoz, C. (2014). Psicología, salud mental y salud pública. CES Psicología, vol. 7, núm. 2, pp. 184-187.
Restrepo, D. (2012). La salud pública como escenario para el diálogo de saberes. Revista CES Salud Pública. Volumen 3, Número 1, pág. 1-3.