La manipulación psicológica se puede definir como el ejercicio de una influencia indebida a través de la distorsión mental y la explotación emocional, con la intención de apoderarse del poder, el control, los beneficios y privilegios que se deseen obtener a expensas de la víctima (Nielsen, 2017). En nuestra sociedad altamente competitiva y a menudo egocéntrica, la manipulación es un fenómeno frecuente, tanto para el manipulador como para el objetivo deseado.
Michaels (2014), menciona que existen cinco categorías de manipulación psicológica:
Manipulación negativa: tiene como objetivo ganar superioridad haciendo que la víctima se sienta inferior, inadecuada, insegura y/o con dudas.
Ejemplos: Emitir juicios negativos persistentes y críticos, reprender públicamente, avergonzar o humillar, usar un humor hostil, utilizar el sarcasmo, dar sorpresas negativas, ejercer presión a los pares, exclusión social, ley del hielo, amenazas a la seguridad personal y chantajes relacionados con la intimidad.
Manipulación positiva: es aquella utilizada para sobornar emocionalmente a la víctima para ganar favores, sacrificios y/o compromisos.
Ejemplos: Halagos no sinceros, apelar a la vanidad y el ego, falsa aceptación profesional, social o romántica (pero con una trampa). Falsa proximidad profesional o social, ofrecer ayuda, apoyo o recompensas, con la expectativa de “cobrar” en reciprocidad desproporcionada. Prometer seguridad y protección después de habérselas quitado a la víctima (sin que se dé cuenta).
Engaño e intriga: su función es distorsionar la percepción de la víctima para poderla controlar de una manera más fácil.
Ejemplos: Mentir, dar excusas, culpar a la víctima por causar su propia victimización, deformar la verdad, emitir mensajes mixtos para mantener a la víctima fuera de balance, divulgar de forma estratégica o retener información privilegiada, exagerar las cosas, atenuar las circunstancias y realizar un sesgo unilateral del problema.
Impotencia estratégica: explota la buena voluntad de la víctima, su conciencia culpable, su sentido del deber y obligación o su instinto protector.
Ejemplos: hacerse pasar por alguien débil, impotente, desvalido o mártir. Usar historias tristes para ganar simpatía, apoyo o favores. Dramatizar las dificultades para obtener un trato preferencial basado en la culpa.
Hostilidad y abuso: busca dominar y controlar a la víctima a través de la agresión explícita.
Ejemplos: Bullying, hacer berrinches frenéticos, coacción, intimidación, abuso físico, abuso emocional, abuso mental, abuso sexual, abuso financiero, lavado del cerebro y restricciones opresivas.
Muchos manipuladores crónicos eventualmente pagan un alto precio y sufren retrocesos personales y/o profesionales a lo largo de sus vidas. Robertson (2015), afirma que las consecuencias negativas de la manipulación crónica pueden incluir algunas de las siguientes:
- Múltiples problemas de comunicación y relación efectiva debido a la falta de voluntad del manipulador para ser franco y responsable.
- La alienación personal y/o profesional de los demás al sentirse engañados, decepcionados, traicionados, coaccionados o saboteados.
- Daño a la reputación personal y/o profesional por falta de confianza y autenticidad.
- Pérdida de oportunidades personales y/o profesionales significativas por falta de credibilidad. En el peor de los casos, las revisiones de rendimiento en el trabajo provocan retrocesos profesionales y la degradación o la terminación del empleo.
- Pérdida de integridad moral con inseguridad asociada además de baja autoestima, sabiendo que en el fondo la persona es un “fraude”.
- Desencadenar tendencias egocéntricas con incapacidad para entablar relaciones verdaderamente saludables.
- Disparo de tendencias pasivo-agresivas, con incapacidad para entablar relaciones verdaderamente colaborativas.
- Disparo de tendencias narcisistas, con incapacidad para entablar relaciones verdaderamente amorosas.
- Relaciones más distantes, cansadas y estresantes en general. Muchos fracasos en las diversas relaciones del manipulador.
- El manipulador puede experimentar angustia física, mental, emocional o espiritual debido a su propia conciencia (al sentirse culpable) y la vergüenza.
- El manipulador puede sentir estrés y ansiedad por tener que “cubrirse” constantemente a sí mismo, por temor a ser descubierto y eventualmente expuesto.
- El manipulador puede experimentar crisis morales silenciosas pero persistentes y conflictos éticos además de tener dificultades para vivir consigo mismo.
¿Puede un manipulador cambiar para mejor? Quizás. Pero solo si él o ella están dispuestos a pasar por un proceso de autodescubrimiento. Para los manipuladores conscientes, existe la oportunidad única de evolucionar hacia para mejor, lo que significa adquirir una autoconciencia astuta, llevar a cabo acciones dignas, practicar la comunicación concienzuda, ser capaz de resolver problemas de forma constructiva y ser capaz de participar en relaciones sanas y positivas.
Para aquellos que viven o trabajan con manipuladores, la observación perceptiva y la comunicación asertiva son esenciales para establecer relaciones sanas y equitativas.
Referencias bibliográficas
Michaels, T., (2014). How to Successfully Handle Narcissists. Clinical Psychology Review, 4, 657.
Nielsen, P., (2017). A Practical Guide for Manipulators to Change. PNCC.
Robertson, D., (2015). The most effective way to deal with Manipulative People. NYT, Journal.
2 comentarios
Me alegra saber que son capaces de sentirse culpable se. He tenido una relación con un manipulador y termine pidiendo una orden de alejamiento. Fue muy dañino
Interesante el diagnóstico de los manipuladores POSITIVO y NEGATIVO, “GRACIAS”.
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