El ejercicio moderado podría prevenir la esquizofrenia al enmascarar o mejorar las anormalidades del neurodesarrollo que el individuo tenga, si se practica en la adolescencia. Así lo reportan investigadores de la Universidad de Tsukuba, Japón.
Aunque la esquizofrenia se considera cada vez más como un desorden del neurodesarrollo, su aparición y progresión está determinada en gran parte por factores ambientales. En un modelo de esquizofrenia en ratones los investigadores encontraron que el ejercicio de poca intensidad durante la adolescencia puede reducir considerablemente la aparición de conductas anormales.
Como ya se sabe, hay muchos beneficios para la función del cerebro cuando se vive en un ambiente enriquecedor. Estos beneficios incluyen también la prevención de trastornos en el desarrollo neurológico.
Método
Aunque es difícil aislar los mecanismos subyacentes a los beneficios de las variables presentes en un ambiente enriquecedor, el ejercicio parece ejercer un efecto particularmente importante. Para estudiar esto los investigadores desarrollaron un nuevo modelo de ejercicio en donde ratones corrían en una rueda de andar a una velocidad fija. Luego se probaba si el correr a baja intensidad en la rueda prevenía conductas anormales en un modelo de esquizofrenia en ratones.
Estudios previos han mostrado que el ejercicio puede aumentar la transmisión neuronal además de otros beneficios, explica el autor del estudio, Hikaru Koizumi. Sin embargo, ha sido difícil saber cuánto ejercicio sería necesario para obtener estos efectos positivos en humanos debido a que la intensidad, la duración y la frecuencia de los ejercicios ha variado entre estas investigaciones.
Para solucionar esto los investigadores examinaron las funciones conductuales y neurológicas en ratones que habían sido expuestos al clorhidrato de fenciclidina (PCP) durante el desarrollo perinatal el cual es un modelo común de esquizofrenia. Es una droga psicoactiva y tiene efectos alucinógenos. Después los ratones fueron expuestos a 4 semanas de ejercicios de baja intensidad durante la adolescencia para luego evaluar si exhibían conductas anormales y anormalidades neurológicas asociadas.
Resultados
De acuerdo al autor principal, el profesor Hideaki Soya los resultados son sorprendentes: “Nuestro hallazgo de que el ejercicio de baja intensidad podría prevenir comportamientos anormales indica que el ejercicio puede contribuir directamente a la prevención de la esquizofrenia.”
Esto tiene una implicación importante para la neuropatología de la esquizofrenia, especialmente porque el ejercicio de baja intensidad recuperó los cambios en la señalización neuronal asociados con las anormalidades conductuales esperadas.
El profesor Soya agrega que, en los individuos con predisposición genética a la esquizofrenia, la práctica de ejercicios moderados durante el desarrollo puede tener un efecto preventivo poderoso y por eso, estas personas deben ejercitar de forma regular. Puede ser que los ejercicios más especializados logren prevenir que los sujetos en riesgos la desarrollen, ya que se trata de una condición con serias implicaciones para la calidad de vida de las personas.
Referencia del estudio: Hikaru Koizumi, Taichi Hiraga, Leandro K. Oharomari, Toshiaki Hata, Takeru Shima, Jang Soo Yook, Masahiro Okamoto, Akihiro Mouri, Toshitaka Nabeshima, Hideaki Soya. Preventive role of regular low-intensity exercise during adolescence in schizophrenia model mice with abnormal behaviors. Biochemical and Biophysical Research Communications, 2020; DOI: 10.1016/j.bbrc.2020.11.032
Fuente: Science Daily