La preocupación suele estar mal vista. Lo común es que la relacionemos de inmediato con altos índices de estrés y ansiedad, he hecho, existe un estereotipo según el cual las personas que “se preocupan demasiado” son un manojo de nervios andante que presenta problemas de productividad y crisis emocionales constante por no saber cómo lidiar con situaciones de la vida cotidiana.
Pero preocuparse no es tan malo después de todo, siempre y cuando la preocupación no roce el estrés crónico y la exageración malsana. De acuerdo con un artículo publicado en Social and Personality Compass, las personas que se preocupan mucho podrían tener un mejor desempeño académico y laboral que el resto, ya que tienden a comprometerse más con tareas asignadas y a ser más eficaces a la hora de resolver problemas.
De esta forma lo explica la autora de la publicación, Kate Sweeny, psicóloga de la Universidad de California: “Creo que existe un mal entendido que hace a las personas sentirse mal por preocuparse o pensar de inmediato que deberían dejar de preocuparse. Preocuparse demasiado podría interferir en la motivación, pero preocuparse en dosis adecuadas puede motivarte sin paralizarte”.
Y es que normalmente acostumbramos considerar las desventajas de preocuparnos por un tema y no los beneficios de hacerlo. Para Sweeny, las personas que se preocupan muestran una ansiedad natural que podría hacer que cuiden mucho más de su salud y seguridad que las personas que no se preocupan demasiado. Usan el cinturón de seguridad de forma más constante, se aplican bloqueador solar cada cierta cantidad de horas, van regularmente al doctor por citas de revisión periódicas, entre otros hábitos de cuidado personal.
El artículo de Sweeny cita incluso un estudio de referencia según el cual las mujeres que reportaron dosis moderadas de preocupación asistieron en mayor frecuencia a exámenes de detección de cáncer en comparación con las mujeres que dijeron no preocuparse tanto.
La clave es el equilibrio para apartar de nuestra mente el negativismo y los pensamientos repetitivo
Para Sweeny, todo el proceso psicológico que reúne las ventajas de la preocupación podría explicarse en un mecanismo de tres pasos:
- Primero, la identificación de un evento que requiere tomar acción.
- Después, la constante visualización o consideración de este evento en la mente de la persona.
- Y por último, el sentimiento de inconformidad por el evento que lleva al individuo a hacer algo para cambiar la situación y sentirse mejor.
Pero no solo la preocupación podría ayudarnos a llevar un estilo de vida más saludable y ser más cuidadosos a diario, también podría prepararnos para posibles situaciones trágicas o traumáticas, ya que nos hace contemplar escenarios hipotéticos de lo que podría suceder “en el peor de los casos”.
La clave es el equilibrio para apartar de nuestra mente el negativismo y los pensamientos repetitivos, que comprenden el lado oscuro de la preocupación exacerbada.
“Pienso que el mensaje primario es que, cuando te sientes preocupado, tomes un minuto para pensar si esos pensamientos son productivos, porque quizás hay cosas que deberías estar haciendo y preparando para prevenir que ocurran situaciones negativas, y en ese caso es bueno preocuparse”, concluye Sweeny.
Fuente: Real Simple; Social and Personality Psychology Compass