Es normal que nos sintamos mucho más cómodos realizando las mismas acciones día tras día, siguiendo de manera ordenada un conjunto de procedimientos que nos ha resultado efectivo anteriormente.
De manera automática realizamos diferentes actividades cotidianas una y otra vez sin prestar atención a la rutina que hemos creado, ya sea desde algo tan simple como la ruta que tenemos acostumbrada para ir al trabajo hasta la forma de comportarnos frente a alguna situación en especial.
Conociendo esto me pregunto: ¿por qué preferimos seguir la misma rutina a hacer cosas nuevas? Quizás al no agregarle un paso nuevo al procedimiento al cual estamos tan acostumbrados o decidirnos por modificar los procedimientos ya establecidos, le cerramos la puerta a las posibilidades de tener nuevas experiencias que nos enriquezcan de alguna manera en el futuro.
Una forma sencilla de explicar la pregunta sería por medio de la utilización de teorías.
La teoría de la zona de confort postula que existe una zona en la cual nos encontramos cómodos, sin percepción de riesgos, sin embargo permaneciendo en ella no podemos aprender ni progresar porque no nos animamos a tomar riesgos.
Además, dicha teoría se refiere a la zona de confort como una especie de condicionamiento mental que causa una persona para crear y operar fronteras mentales que no son reales. Estos límites crean en la persona un sentido de seguridad infundada. Al igual que la inercia, una persona que ha establecido una zona de confort en un eje determinado de su vida, tenderá a permanecer dentro de esa zona sin salir de ella.
Normalmente operamos dentro de esta zona cuando nos desempeñamos en nuestras tareas cotidianas, debido a que de otra forma sentiríamos ansiedad por tener que realizar acciones percibidas como “difíciles” o “desconocidas”, acciones que no nos atrevemos a considerar como alternativas para realizar.
A veces hacemos rutinarias nuestras actividades y conductas para reducir los riesgos y el estrés (Roche, 2013).
estamos reforzados positivamente por factores dentro de nuestras rutinas diarias que nos hace sentirnos “seguros”
Desde el conductismo, la teoría del condicionamiento operante explica la conducta voluntaria del cuerpo en su relación con el contexto.
Es decir, que ante un estímulo, se produce una respuesta voluntaria, la cual puede ser reforzada de manera positiva o negativa, provocando que la conducta operante se fortalezca o debilite. (Skinner, 1938).
Podríamos decir que estamos reforzados positivamente por factores dentro de nuestras rutinas diarias que nos hace sentirnos “seguros” dentro del rango establecido.
Un ejemplo:
Si estuviéramos eligiendo el mismo camino para ir hacía el trabajo por años lo convertiremos en una rutina, algo que percibimos como bueno ya que se nos hace familiar todo el contexto de ese camino, si existieran otros caminos para llegar al trabajo (por los cuales nunca hemos ido) y tuviéramos que elegir uno de estos nuevos caminos podríamos quizás sentir estrés (no sabemos cuánto tiempo nos tomará por el camino nuevo, ni se nos hace familiar el contexto), este pensamiento nos mantendrá en la zona de comodidad a la que estamos acostumbrados.
Ahora que sabemos esta información quizás nos preguntamos, ¿qué gano con salir de mi rutina?
Salir de la rutina nos da la oportunidad de obtener más conocimientos, una mejor flexibilidad, darnos la oportunidad de conocer algo de lo que conocíamos muy poco, en fin experiencias que nos servirán para avanzar en la expansión de nuestro aprendizaje.
Un estudio publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, que analizó los resultados de cuestionarios aplicados a 50.797 noruegos del condado de Nord-Trøndelag, afirma que la participación en eventos culturales tiene un efecto positivo en el bienestar y la salud mental de las personas (Taberné, 2011).
Estos hallazgos, encontrados en una muestra tan numerosa, nos dicen exactamente que el 77% de los hombres y el 73% de las mujeres consideraron que su salud podía clasificarse como buena o muy buena. Por otro lado, el 90% de los sujetos percibía que sus niveles de ansiedad y depresión eran bajos o muy bajos (Taberné, 2011).
“Pero estos datos no se dan sólo por tratarse de actividades culturales, sino que cualquier ocupación que nos permita salir de la rutina, estar con más personas y salir de casa, ayuda a que nos encontremos mucho mejor, más felices y, por lo tanto, repercute en nuestra salud. Esto es lo que los especialistas llamamos ‘actividades distractoras’ que han de tener dos componentes para ser beneficiosas: distraer y tener un refuerzo positivo, es decir, que produzca en quienes la realizan cierto grado de placer”, comenta la psicóloga clínica Rosa Melgar, quien trabaja en el centro Psiconfor (Taberné, 2011).
Abandonar la rutina conlleva unos pasos que podemos realizar en cualquier momento del día como realizar nuevas actividades, aprender o modificar hábitos, incorporar conocimientos y habilidades, explorar lugares desconocidos, etc.
cualquier ocupación que nos permita salir de la rutina, estar con más personas y salir de casa, ayuda a que nos encontremos mucho mejor, más felices
Debemos de tener en cuenta que, para salir de esta zona de confort/comodidad, una persona debe experimentar nuevos y diversos comportamientos y luego experimentar las novedosas respuestas que se producen en su entorno (positivas o negativas), las que nos llevaran a la repetición o no de ciertas respuestas conductuales, de las cuales debemos aprender para seguir expandiendo nuestra zona de comodidad.
Podemos iniciar dando pequeños pasos, volviendo al ejemplo del camino hacía el trabajo, un día que estemos libres podemos ir a experimentar las diferentes alternativas para comprobar si era cierto lo que pensábamos, de esta forma podremos salir de nuestra rutina teniendo la posibilidad de viajar por un camino nuevo y sin consecuencias negativas.
Así como lo aplicamos en este ejemplo se puede aplicar en cualquier aspecto de nuestra vida, queda en nosotros dar el primer paso y atrevernos a experimentar.
Referencias
Cregory Canija, H. (2013) Rompe con tu Zona de Confort, México D.F: ONIRO
Cuyper, K., Krokstad, S., Holmen, T., Knudtsen, M., Bygren, L., Y Holmen, J. (2011). Patterns of receptive and creative cultural activities and their association with perceived health, anxiety, depression and satisfaction with life among adults. Journal of Epidemiology and Community Health, 66(8), 698-703.
Gordon H. Bower, E. (1989) Teorías del Aprendizaje, México D.F: TRILLAS
Roche E., (2013) Coaching: La Zona de Confort.
Skinner B. (1938). El comportamiento de los organismos: Un análisis experimental, Cambridge, Massachusetts: B.F. Skinner Foundation.
Taberné, S., (2011), Más felices con Dalí y U2