Se sabe que la falta de sueño tiene peligrosos efectos en nuestra salud: incrementa el riesgo de sufrir de cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares, pero no se sabía con exactitud cuáles eran los mecanismos subyacentes que relacionaban el sueño y la salud.
Para entender con mayor claridad esa conexión, los científicos del Brigham and Women Hospital en Boston, Estados Unidos, desarrollaron un estudio muy controlado de laboratorio que les permitió ingresar durante 16 días a un grupo de personas para evaluar cómo sus cuerpos se comportaban al invertirse el ritmo circadiano durante 12 horas.
La investigación se dividió en dos fases de 8 días cada una. En la primera fase los voluntarios durmieron durante la noche y estaban activos durante el día (tuvieron un ritmo circadiano normal), esto les permitió a los investigadores observar cómo era su estado de salud bajo condiciones habituales. En la segunda fase del estudio, ellos durmieron normalmente durante las primeras tres noches, pero a la cuarta noche se les cambió el horario de sueño de 11AM a 7PM para emular el ritmo circadiano de una persona que trabaja en un turno nocturno de trabajo.
Terminadas las dos fases, se compararon los datos de los voluntarios y los hallazgos fueron contundentes. Los cambios del ritmo circadiano se asoció fuertemente con un incremento de la presión sanguínea, menor actividad del sistema nervioso autónomo, y un incremento de la inflamación. Otro dato bastante llamativo fue que la reducción habitual de la presión sanguínea durante el sueño fue más débil en las personas que durmieron durante el día. Según los autores esto significa que sus cuerpos fueron menos capaces a la hora de regular la presión sanguínea.
¨Fuimos capaces de determinar, bajo condiciones altamente controladas de laboratorio, el impacto independiente del desajuste circadiano sobre las enfermedades cardiovasculares.¨ explicó el Dr. Frank Scheer, neurocientífico y coautor del estudio. “Nuestros hallazgos proveen la evidencia de que el desajuste circadiano es el mecanismo subyacente que explica por qué los trabajos nocturnos incrementan el riesgo de presión alta, hipertensión, inflamación y enfermedades cardiovasculares.¨
En esta investigación participaron personas sanas, sin problemas del corazón. Lo que significa que los efectos de los cambios del ritmo circadiano en el sistema cardiovascular y en las funciones inflamatorias podrían ser diferentes en las personas con hipertensión y que trabajan durante la noche.
Cada vez es más evidente de que las personas que trabajan durante la noche ponen en alto riesgo su salud. Es hora que este riesgo se reconozca por las empresas y gobiernos y que se tomen medidas preventivas y de compensación para todos aquellos que deben trabajar durante toda la noche.
La investigación está disponible en la revista Procedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: Medical Daily