A Chile le ha tocado muy duro. Sufrió una de las dictaduras más crueles de Latinoamerica, fue azotada por terremotos, tsunamis y ahora un gigantesco incendio forestal. Pero los chilenos se levantan, se reponen y afrontan sus problemas con una valentía admirable y hasta envidiable. Daniel Pardo escribió para la BBC un artículo que cuenta su experiencia durante el gran incendio y el empuje de los chilenos para afrontar la adversidad:
Cada vez que pasaba por un bosque donde veía camiones de bomberos estacionados, sonaba la bocina del auto y gritaba, puño en alto, “¡arriba Chile, weón!”.
Y perdonen el chileno.
Es que esa fuerza, ese aguante, esa resiliencia con que los chilenos enfrentan catástrofes como esta es contagiosa, inspiradora.
No conocí un bombero frustrado, un ciudadano de mal genio o un damnificado sin esperanza.
El entusiasmo y la solidaridad, por el contrario, fue lo que percibí en los risueños rostros de la gente en las zonas que visité: O’Higgins, el Maule y Bío Bío, las más afectadas del país.
¿Los chilenos tienen capacidades resilientes diferentes?
Algunos expertos niegan que los chilenos sean particularmente resilientes, pues argumentan que si otro pueblo sufriera tantos desastres también tendría que responder con ánimo, valentía, soluciones.
Otros científicos sociales, sin embargo, coinciden con Ortega y Gasset.
“El hombre americano y chileno se ha definido como esencialmente telúrico”, escribió el premiado historiador chileno Rolando Mellafe en su obra “El acontecer infausto en el carácter chileno”, de 1981.
“Pero lo telúrico –continúa– no es un simple amor a la tierra, ni una simple afinidad con lo natural. El acontecer infausto tiraniza este dialogo, obliga a toda una sociedad a enfrentarse, a través de su yo con los estratos más profundos de su existencia espiritual, con el alba de su psiquis”.
Esa consecuencia psicológica es lo que yo creo haber percibido en la cariñosa gente del centro-sur del país, me dijo el historiador de la Universidad de Chile Gonzalo Peralta.
Pero si bien las catástrofes tienen ese efecto positivo de optimismo, me explicó, “también tienen un desenlace negativo”. “Una personalidad cortoplacista, una incapacidad de planificar, de proyectar a futuro, de ser muy aficionado a los golpes de fortuna, a los juegos de azar”, dijo.
1 comentario
Muy buenas, tras leer este articulo y algunas de sus respuestas pensé en que lo que realmente deberíamos entender todos lo seres humanos es en que es lo que realmente nos beneficia, y verdaderamente si tenemos un mínimo de sentido común lo primero que sacaremos a la luz es el hecho de que ninguna persona es igual a otra en la forma de percibir las cosas de la vida y de su propia, por tanto a mi parecer no es justo generalizar con nada que estudiado científicamente o no nos pueda llevar a un nivel de conciencia mas elevado y a una comprensión de lo que nos ocurre a nivel mental, emocional e incluso lo espiritual, esta claro como podéis ves que yo no soy ni una psicóloga reconocida, ni una persona dedicada a las constelaciones familiares, aun que si que soy coach de desarrollo personal y he de decir que no deberíamos ser tan duros, ni duras con otras corrientes dirigidas a la mejora de vida de cualquier ser humano ya que ninguna posee la verdad absoluta, todo lo contrario deberíamos tener la suficiente humildad para reconocer que si nuestra forma de orientar a una persona no le funciona tal vez sea por que no es aplicable a su forma de concebir la vida y no por que sea de dudosa procedencia pues para nadie es un secreto que cada técnica de este mundo terapéutico tiene sus resultados positivos y no tan positivos y repito no pensemos que es por que la técnica no vale… Eso seria muy osado y tendríamos a la larga que extinguir todas y cada una de las técnicas pues no todas tienen resultados gratificantes de un 100%. Permitámonos profundizar ir mas allá de lo que creemos que es mejor según nuestro punto de vista y entendamos que de lo que se trata es de apoyarnos y evolucionar como humanidad no de darnos constantemente en la cabeza unamos fuerzas en lugar de dividirnos y entrar en batallas que no nos aportan nada positivo, un abrazo muy fuerte y desando que pronto seamos una unidad que avanza.
Disculpar las faltas de ortografia he de reconocer que no es mi fuerte jejej.
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