Sarah Turnnidge entrevistó en Huffington Post a un psicólogo y psiquiatra expertos en teorías conspirativas para tratar de entender porqué la gente comparte en las redes información falsa y tendenciosa de nuevo coronavirus que solo logra disparar la alarma y el pánico de las masas:
“Sabemos que la gente quiere darles sentido a los sucesos caóticos. En resumen, buscan culpar a los conspiradores para comprender lo que sucede”, explica Jolley. “El brote del coronavirus provoca incertidumbre y una sensación de amenaza, de modo que las noticias falsas y las teorías de la conspiración pueden servir como forma de desahogo”.
En otras palabras: teorías de la conspiración como que el coronavirus lo han fabricado las farmacéuticas son formas de comprender una situación aplicando un razonamiento a algo que parece caótico e impredecible para encontrar a alguien a quien culpar.
Quienes comparten esas teorías a menudo creen en ellas, asegura Jolley. Lo hacen porque confirman algo sobre la visión que tienen del mundo, ya sea su desconfianza en el gobierno, en los profesionales de la medicina o en ambos.
“Compartir bulos también puede ser una forma de servir a sus intereses”, especula Jolley. “Quizás esa persona no confía en los gobiernos ni en quienes están en el poder, pero recurren al bulo por su utilidad”.