Imagínate que has estado desempleado durante meses. Los programas de beneficios gubernamentales te han ayudado a cubrir tus gastos, pero apenas te las arreglas para salir adelante. Finalmente, recibes un cheque de pago, pero hay un problema. Tu nuevo trabajo paga lo suficiente como para descalificarte de los programas de beneficios, pero no lo suficiente para cubrir tus costos. Entonces, ¿cómo diseñamos programas de beneficios que no te penalicen por trabajar? Ann-Helén Bay investiga.