The New York Times, le está poniendo más atención al público de habla hispana y han dedicado, en su versión digital, una sección entera con los mejores artículos de cultura traducidos en español.
Hace unos días me encontré con un fascinante artículo de Jane Brody, que nos explica porque a los hombres nos cuesta tanto hacer amigos a medida que crecemos:
A Christopher Beemer, de 75 años, le impresiona lo bien que su esposa, Carol, mantiene amistades con otras mujeres y se pregunta por qué este valioso beneficio a la salud y la longevidad “no es tan fácil para los hombres”.
Entre varios estudios que relacionan las amistades con el bienestar en los últimos años de las personas, el Australian Longitudinal Study of Aging de 2005 halló que las relaciones familiares tenían poco o ningún impacto en la longevidad, pero las amistades aumentaban la expectativa de vida hasta en un 22 por ciento.
El peso del trabajo y las responsabilidades sobre la vida social y los vínculos de amistad:
En un estudio realizado en los ochenta acerca del efecto que el cuidado de los niños tiene en el matrimonio, dos psiquiatras del área de Boston, la Dra. Jacqueline Olds y el Dr. Richard Stanton Schwartz, hallaron que “los hombres estaban tan atrapados en el trabajo, construyendo sus carreras y estando más involucrados con sus hijos de lo que habían estado sus propios padres, que algo debía ceder”, dijo Schwartz. “Lo que cedió fueron las conexiones con los amigos hombres. Sus vidas simplemente no les permitían tener tiempo para las amistades”.
En su libro The Lonely American: Drifting Apart in the Twenty-First Century, los doctores —que son marido y mujer— señalaron una tendencia actual en la que los hombres procuraban matrimonios más fuertes e íntimos pero descuidaban casi cualquier otra conexión social.
Cuando estos hombres envejecen y el trabajo ya no define a sus contactos sociales, “hay mucho que reconstruir” si desean tener amistades significativas con otros hombres, dijo el Dr. Schwartz en una entrevista.
El artículo me dejó reflexionando sobre algunas amistades que he dejado descuidadas debido al frenesí laboral en el que vivo. Seguramente muchos de ustedes se sentirán igual. Es hora de tomar el teléfono y cuidar a los amigos.