A raíz de los tiroteos masivos y otras tragedias recientes, muchas personas se preguntan ¿Por qué no sacamos a esas personas peligrosas de las calles? Y con la misma frecuencia, muchos sugieren que el tratamiento de salud mental es la respuesta ante esta problemática.
Sin embargo, por dos razones principales, el tratamiento de salud mental no es una solución fácil a la violencia. El proceso de tratar la enfermedad mental es difícil y complicado. Más importante aún, la gran mayoría de las personas con trastornos mentales no son violentas y la gran mayoría de los actos letales de violencia no son perpetrados por personas con trastornos mentales.
Soy psicóloga forense y profesora de psicología. He estudiado los trastornos mental, la violencia y el tratamiento de salud mental a profundidad. Estas son algunas razones por las que el tratamiento de salud mental no va a “curar” la violencia.
Identificar los síntomas de los trastornos mentales
Reconocer que alguien está experimentando problemas de salud mental es un primer paso necesario para el tratamiento. Esto requiere que cualquiera reconozca y revele sus propios síntomas de trastorno mental, o que otros identifiquen los síntomas de una persona.
Es posible que las personas no quieran presentar sus síntomas debido al estigma y las preocupaciones de que sus amigos y otras personas los consideren peligrosos. También es posible que no reconozcan que tienen un trastorno mental. De hecho, la falta de conocimiento o desconocimiento de los síntomas es una característica de muchos trastornos mentales graves, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Las personas no quieran presentar sus síntomas debido al estigma y las preocupaciones de que sus amigos y otras personas los consideren peligrosos
Alternativamente, los profesionales de salud mental y otros pueden usar protocolos universales de detección para evaluar a todos en un entorno determinado, como una escuela, un lugar de trabajo o un consultorio médico, en busca de síntomas de enfermedad mental. Estos son cuestionarios cortos que examinan una variedad de síntomas que pueden indicar la presencia de un trastorno mental.
Un resultado positivo no significa que alguien tenga una condición mental, pero puede significar que la persona está en riesgo. Para ser diagnosticado después de un resultado positivo, es necesario que esa persona reciba una evaluación a profundidad por parte de un profesional de la salud mental.
La detección de rutina requiere un lugar de contacto regular. Las leyes federales exigen que los niños elegibles para Medicaid1 sean evaluados para detectar trastornos mentales y recomiendan la detección en las escuelas de manera más general. La Academia Estadounidense de Pediatría también recomienda exámenes de rutina de niños y jóvenes en centros de atención primaria.
Pero muchas escuelas y oficinas de atención primaria no realizan evaluaciones de salud mental de rutina. Incluso cuando lo hacen, no están equipados con las habilidades o los recursos para seguir con un tratamiento integral de salud mental.
Desafíos para proveer tratamiento
Proporcionar atención de salud mental no es necesariamente una tarea sencilla. Las personas con enfermedades mentales pueden no querer buscar tratamiento, y la familia, amigos o maestros no pueden simplemente obligarlos a ir. Las personas con trastornos mentales también tienen el derecho legal de rechazar el tratamiento, excepto en casos graves.
En tales casos, la discusión generalmente se convierte en tratamiento involuntario. Cada estado tiene leyes de compromiso civil que establecen criterios para determinar cuándo el tratamiento involuntario es apropiado.
Aunque las normas legales específicas varían según el estado, estas leyes generalmente describen los criterios relacionados con el peligro físico que una persona se presenta a sí misma o hacia otros debido a una condición mental. En otras palabras, para que alguien sea tratado contra su voluntad en un hospital o en la comunidad, un profesional de la salud mental debe determinar que: a) la persona padece un trastorno mental grave; b) él o ella presenta una amenaza seria, típicamente física, a sí mismo, a sí mismo o a otros; y c) que la amenaza se debe al tratorno mental.
Los adultos con trastornos mentales son mucho más propensos a ser víctimas que los perpetradores de la violencia
El compromiso civil es un proceso legal. Hay dos puntos clave aquí. En primer lugar, si la amenaza para sí mismo o para otros no se puede atribuir a una enfermedad mental grave, entonces las normas de tratamiento involuntario no se aplican. Segundo, un cuidador no puede tomar esta decisión; debe ser hecho por un tribunal. Las personas que buscan soluciones a la violencia no deben pasar por alto estos puntos.
Las personas con trastornos mentales son tan heterogéneas como las que no están diagnosticadas cuando se trata de las causas y los motivos de la violencia. Mientras que algunos tienen síntomas que los llevan a actuar violentamente, otros tienen síntomas que no son relevantes o incluso disminuyen su riesgo de violencia.
Y, si bien algunas afecciones de salud mental están más claramente vinculadas con la violencia, como los trastornos de la personalidad y los trastornos por consumo de sustancias, estas condiciones generalmente no cumplirían con los estándares de tratamiento involuntario.
Largas esperas y recursos limitados
¿Qué sucede cuando alguien busca tratamiento de salud mental de manera voluntaria o involuntariamente? Depende. Nuestros servicios de salud mental están sobrecargados y carecen de recursos. Por ejemplo, necesitamos entre 40 y 60 camas por cada 100,000 personas, pero solo hay alrededor de 11 camas por cada 100,000. Los entornos de salud mental en todo Estados Unidos tienen largas listas de espera y están bajo presión para dar de alta a los pacientes rápidamente debido a la sobrepoblación, las limitaciones sobre lo que cubrirán los seguros o la falta de seguro.
Un informe reciente sobre las barreras a los servicios de salud mental para pacientes ambulatorios en Massachusetts, por ejemplo, encontró que los niños, los que necesitaban un psiquiatra y los adultos cubiertos por Medicaid se encontraban entre los que más tiempo esperaban, a menudo meses. Mientras espera el tratamiento, los síntomas pueden empeorar. Los síntomas no tratados pueden provocar crisis agudas de salud mental que conducen a estancias en los departamentos de urgencias de los hospitales o en las cárceles, donde los síntomas empeoran.
La tasa de violencia armada perpetrada por adultos con enfermedades mentales es aún menor: alrededor del 2 por ciento
Además, si bien hay muchos tratamientos con efectividad demostrada, los proveedores pueden estar limitados en términos de los servicios que pueden brindar y cobrar. Por ejemplo, es posible que el seguro no cubra ciertos tipos de tratamiento o que limite el número de sesiones de tratamiento. También puede haber desafíos para la implementación de prácticas basadas en evidencia en entornos de salud mental que reducen su disponibilidad. Muchas personas con trastornos mentales graves tienen seguro financiado con fondos públicos, como Medicaid, o no tienen seguro, lo que limita aún más sus opciones de tratamiento.
Alrededor de un tercio de los diagnosticados con trastornos mentales no reciben servicios de salud mental.
Los tratamientos mentales no van a reducir los niveles de violencia
Si pudiéramos tratar con éxito a las personas con trastornos mentales graves, ¿cómo cambiaría esto las tasas de violencia en los Estados Unidos?
No mucho.
Aunque los trastornos mentales graves se asocian con un mayor riesgo de violencia, la tasa de incidentes violentos en los Estados Unidos que es atribuible a una condición mental es bastante pequeña, solo alrededor del 3-5 por ciento. Y, la tasa de violencia armada perpetrada por adultos con enfermedades mentales es aún menor: alrededor del 2 por ciento.
De hecho, los adultos con trastornos mentales son mucho más propensos a ser víctimas que los perpetradores de la violencia.
Hay muchas razones sociales, legales e incluso financieras por las que es correcto proporcionar un tratamiento de salud mental y aumentar los fondos para hacerlo. Pero mi investigación, y la de otros, muestra que abordar la violencia en los Estados Unidos simplemente no es uno de ellos.
Autor: Sarah L. Desmarais, profesora de psicología de la Universidad de Carolina del Norte.
Artículo previamente publicado en The Conversation y cedido para su publicación en Psyciencia. Traducido por David Aparicio.
Notas al pie de página:
- Medicaid es un programa federal y estatal conjunto que ayuda con los costos médicos a algunas personas de ingresos y recursos limitados. Medicaid también ofrece beneficios que, en general, Medicare no cubre, como servicios de cuidados en asilos de ancianos y cuidados personales. ↩