El Director del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), Thomas R. Insel, declaró a dos semanas de que salga publicada la quinta versión del DSM, que la agencia no financiará los proyectos de investigación que se sustentan exclusivamente en los criterios de dicho manual y que orientaran sus investigaciones bajo nuevas categorías. Pero, ¿a qué se debe esta drástica decisión? ¿será que dicho instituto promoverá un enfoque más integrativo o traerá más problemas? Conoce aquí estos detalles.
Respecto a la decisión de alejarse de este manual y de sus parámetros, Insel explicó:
La debilidad del DSM reside es su falta de validez. A diferencia de las definiciones de la enfermedad isquémica del corazón, el linfoma o el sida, los diagnósticos del DSM se basan en un consenso acerca de conjuntos de síntomas clínicos y no de una medida objetiva de laboratorio. Aunque el DSM ha sido descrito como la Biblia para el campo, es a los sumo, un diccionario y no es ni siquiera un buen diccionario. Los pacientes con trastornos mentales merecen algo mejor.”
Insel también agregó que existe una terrible falta de consenso, que no aparece ahora, sino que es un problema que se ha mantenido subyacente desde las primeras ediciones del DSM y, además aclara que la precisión y la fiabilidad del DSM han sido exageradas durante décadas.
Sin embargo, algunos cuestionan también al NIMH por utilizar como único enfoque de tratamiento a lo que se conoce como “psiquiatría biológica”. Este enfoque se destaca por el reducido interés por los diagnósticos basados en el síntoma y más bien busca la causa en el sustrato biológico.
Desde hace un año y medio, el NIMH por medio de su centro de investigación: Research Domain Criteria (RDoC), ha intentado proponer una alternativa al DSM, incorporando al diagnóstico la genética, imágenes cerebrales, la ciencia cognitiva y otros niveles de información que permitan sustentar un nuevo sistema de clasificación. Este enfoque inicia con varios supuestos:
-
Un enfoque de diagnóstico basado en la biología, así como los síntomas no deben estar limitados a las categorías del DSM actuales;
-
Los trastornos mentales son trastornos biológicos que implican circuitos cerebrales, los cuales a su vez implican dominios específicos de la cognición, la emoción, la emoción o el comportamiento;
-
Cada nivel de análisis necesita ser entendido a través de la dimensión de la función;
-
El mapeo de los circuitos cognitivos y los aspectos genéticos de los trastornos mentales producirá nuevos y mejores objetivos para el tratamiento.”
Estas suposiciones no son nuevas y surgen de afirmaciones que han conducido a la psiquiatría estadounidense desde los años ‘70.
La insistencia de que los trastornos mentales pueden verse y estudiarse en su totalidad como trastornos biológicos, se desvía totalmente del agnosticismo que la APA presupone.
Es cierto que el NIMH deja cierto espacio para la discusión y los factores ambientales y psicológicos por medio de los auto-reportes como unidad de análisis. Sin embargo, su atención permanecerá en el cerebro como el supuesto asiento y causa del sufrimiento psíquico.
Esta propuesta que nos trae el NIMH parece ser igual de problemática y cuestionable. Como dijo Gary Greenberg en el New Yorker: “Los médicos en la mayoría de las especialidades médicas sólo han mejorado la clasificación de nuestro sufrimiento en función de causas bioquímicas… los psiquiatras todavía no pueden satisfacer esta demanda. Un conocimiento detallado del cerebro con sus cien mil millones de neuronas y trillones de sinapsis, sigue siendo difícil de alcanzar, dejando a la psiquiatría depender de las manifestaciones externas de la taxonomía de las enfermedades mentales.”
¿Que opinas sobre el cambio del NIMH? Cuéntanos tu opinión.
Fuente: PsychologyToday, The New Yorker
Comentarios no permitidos.